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Los quioscos forman parte del paisaje urbano de Burgos pero cada vez son más los que se encuentran cerrados y, en pleno 2022, son pocos los que resisten la crisis de este sector. Las cifras son claras, de los 17 que conserva la capital, solo ... seis permanecen abiertos.
Las dificultades que atraviesan son evidentes, especialmente con la llegada de la pandemia, y solo en 2020 hubo dos renuncias en la capital que dejaron otros dos quioscos cerrados. Así lo confirma Sonia Rodríguez, concejala de Patrimonio, área de la que dependen estos establecimientos.
Rodríguez explica que la mayoría de los cierres se han producido por la jubilación de los quiosqueros ya que, después, «ha habido intentos de licitarlos por parte del Ayuntamiento pero han quedado desiertos». Solo en el año 2013 se perdieron cuatro quioscos de prensa en Burgos, dos cerraron por jubilación, uno renunció a la concesión y otro más cesó actividad por incumplir las condiciones.
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En estos momentos, subsisten aquellos que tienen más capacidad de negocio y mejor ubicación, en puntos de la ciudad por los que transita más gente. Los propios quiosqueros reconocen que el público al que se dirigen ha cambiado. Sus clientes, principalmente, son niños y mujeres de edad avanzada.
Los menores de entre cuatro y doce años acuden con sus padres para comprar cómics, cromos y revistas. Y confiesan que, como en cualquier otro sector, «hay que evolucionar», tal y como asegura P.C.L., cuyo quiosco está ubicado en la plaza Santo Domingo de Guzmán.
Aquellos quioscos que han cerrado en la capital, se han venido utilizando como soporte publicitario, gestionado por una empresa concesionaria que se encarga además de su manteninmiento. Sin embargo, su uso únicamente con fines publicitarios «no compensa», tal y como expone la concejala.
El Ayuntamiento plantea eliminar de las aceras estos establecimientos «para hacer las calles más accesibles». «Estamos valorando con Movilildad y con la empresa eliminar algunos quioscos que están cerrados», indica Rodríguez. Concretamente 15 de ellos, y dejar únicamente dos, «uno en el centro y otro en Gamonal, que se puedan utilizar como bibliotecas al aire libre, para venta de entradas, etc.» Todo ello con la intención de eliminar barreras arquitectónicas y mejorar la accesibilidad de algunos puntos de la ciudad.
«Igual que en las ciudades hay monumentos, hay cosas típicas, a toda ciudad si no tiene un quiosco le falta algo», manifiesta P.C.L desde su establecimiento. La caída de la prensa escrita y de la lectura de contenido especilizado en papel ha hecho que los quioscos «de toda la vida» hayan diversificado su negocio pero esto no garantiza su supervivencia una vez se jubilen los últimos quiosqueros que luchan a pie de calle en Burgos.
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