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Elena Dragomir posa en su tienda de la avenida Reyes Católicos de Burgos. Malena González

Las prendas que más se arreglan en Burgos: nuevas y compradas en tiendas de moda rápida

Los comercios de arreglos o cosetodo trabajan sin parar ante la gran demanda que hay en la ciudad y la falta de mano de obra. La primavera es la época más ajetreada

Domingo, 1 de septiembre 2024, 09:24

Mujeres todoterreno, versátiles y con pasión por la aguja. Así son las dueñas y trabajadoras de las tiendas de arreglos o cosetodos de la ciudad de Burgos. Arreglan todo tipo de prendas fabricadas con los más diversos materiales y, en muchas ocasiones, a contrarreloj para llegar a los eventos de sus clientes, que son de lo más variopinto.

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En su día a día, estas mujeres casi no remiendan y ya, prácticamente, no crean ropa desde cero. En cambio, los clientes acuden a sus establecimientos con prendas, la mayor parte recién compradas y con la etiqueta aún puesta, para que sean arregladas y les queden como ellos quieren.

Porque una tendencia que sí que observan las dueñas y trabajadoras de las tiendas de arreglos de Burgos es que la mayoría de las prendas que llegan para arreglarse no son excesivamente caras. De hecho, suelen proceder de cadenas de moda rápida. Ropa fabricada de forma masiva y que, en ocasiones, no se ajusta al patrón tradicional de una mujer, un hombre, un niño o una niña.

Ropa comprada en internet pero arreglada en Burgos

«Menos a las personas, arreglamos de todo», señala Elena mientras trabaja en su tienda de arreglos, ubicada al principio de la avenida Reyes Católicos. Y por «todo» se refiere a vestidos, pantalones, camisas, abrigos, faldas, vestidos de comunión... Y lo mismo ocurre en la tienda de Milagros, situada en la calle Clunia, quien recuerda que ha arreglado muchas prendas de piel y también vestidos de novia.

Respecto al origen de las prendas, Simona, que tiene su tienda de arreglos en la calle Laín Calvo, afirma que «hay de todo. Más de Zara y así y compradas por internet». Señala también que esta ropa «no es de tanta calidad», pero que los clientes arreglan las prendas igualmente.

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Dos de las tiendas de arreglos que hay en Burgos. Malena González

Por su parte, Milagros ha observado la misma situación: las prendas que llegan a su tienda son de muchas marcas, aunque también de otras tiendas online como Shein. «No compensa económicamente porque cuesta más el arreglo que la prenda, pero hay gente que no quiere devolverla», y por ello las arregla en alguna de estas tiendas cosetodo.

En el caso de las encargadas de arreglar estas ropas, señalan que se cobra igual por el trabajo; bien sea para una prenda de 20 o de 200 euros, que también hay clientes que les llevan de este tipo.

En el caso de Simona, le llama la atención, sin embargo, el comportamiento de los clientes, ya que se puede sobreentender que una persona que compra una prenda de más de 100 euros no pondrá objeción a un arreglo de ocho o diez. «Es al revés, a la gente que ha pagado 200 euros por una prenda el arreglo le parece caro, y a la gente que ha pagado 30 euros por la prenda el arreglo no le parece caro», explica la mujer, sorprendida.

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Primavera, la temporada con más demanda

¿Cuándo acuden los clientes burgaleses a estas tiendas cosetodo? Esa es una respuesta simple para Elena, quien afirma que todo el año está trabajando a destajo sobre decenas de prendas. Sin embargo, para las tiendas de arreglos hay una época especial en la que la clientela aumenta y la presión por tener los resultados más rápidos también: la primavera.

Así lo afirma Milagros, quien señala que «de abril a últimos de junio tenemos todas las comuniones, bodas… Aunque siempre tenemos mucho trabajo». De hecho, a la hora de hacer la entrevista, Simona estaba trabajando en el bajo de un pantalón de uniforme colegial, ya que el nuevo curso escolar se acerca poco a poco.

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Falta mano de obra

Pero no todo en el mundo de los arreglos es coser y cantar, nunca mejor dicho, sino que estas mujeres también se enfrentan a sus propios problemas. Uno de ellos es la falta de mano de obra. Por ejemplo, Simona y Elena llevan sus tiendas ellas solas, mientras que Milagros cuenta con dos empleadas.

«No hay quien venga a sustituirme», explica Elena, lamentándose de que este año tendrá pocos días de vacaciones. Hubo un tiempo en el que tuvo dos tiendas de arreglos en Burgos, pero finalmente terminó cerrando la de Gamonal porque no tenía empleadas y sufrió una mala experiencia. Por su parte, Milagros señala que se está perdiendo el oficio. «Es una profesión poco valorada y la ropa está tan barata… que no valoran el hecho de que tú arregles la ropa», sostiene.

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Tratan de diversificar el negocio

Por último, pero no menos importante, es que estas tiendas no solo se dedican a arreglar prendas. Sus dueñas también tratan de diversificar su negocio, por ejemplo, transformándolas. Un vestido largo en un conjunto de top y falda, acortar un abrigo, unir una falda y una camiseta, crear un chal con las mangas de una blusa... Todo lo que uno pueda soñar (y sea abarcable con los centímetros de tela de cada prenda).

En otras de las tiendas, como la de Elena, también confeccionan colchas, estores y cortinas. Milagros, por su parte, hace ropa a medida y por encargo en su tienda, que tiene diez años de vida. Además, esta burgalesa también ofrece cursos de octubre a junio de patronaje e iniciación a la costura. Sin embargo, los arreglos de nuevas prendas siguen siendo el grueso de estas tiendas modestas, aunque imprescindibles en la vida y en los armarios de los burgaleses.

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