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Casi 40 años con la misma ropa. Los trajes de los gigantones del Cid Campeador y su esposa doña Jimena han estado puestos sobre las andas cerca de cuatro décadas, pasando los años al resguardo en la Casa de los Gigantillos y desfilando en eventos como los Sampedros o la festividad del Curpillos. Pero ahora estrenarán nuevos atuendos, similares a los antiguos pero con más brillo y menos peso.
Estos han sido confeccionados por ocho costureras: dos monitoras del Ayuntamiento y otras seis alumnas que, durante nueve meses y gracias a un programa de formación mixto del Consistorio, han tenido la oportunidad de aprender y dejar su trabajo impreso en la Historia de Burgos. Todas juntas han replicado los trajes tradicionales del Cid y doña Jimena, que fueron renovados por última vez en 1984.
Inclemencias del tiempo, rasguños, enganchones, daños del sol, polvo... Las viejas telas ya no daban más de sí. De hecho, el equipo de costura ha tratado de utilizar estos trajes antiguos para orientarse con los nuevos, pero lo dieron por «imposible». Las telas ya estaban estiradas, remendadas, con imperdibles... Ahora, las ocho mujeres han conseguido replicar los patrones y obtener un resultado más brillante y limpio.
Sin embargo, cada gigantón mide casi cuatro metros de altura y pesa más de 60 kilogramos; por tanto, hacer un traje para ellos es una ardua tarea. Se necesitan «diez metros de tela mínimo» para cada gigantón, señala Gloria Pérez, una de las monitoras. De hecho, sólo la falda mide dos metros de alto y 5,8 metros de ancho.
«A veces pierdes el norte de lo que estás cosiendo», cuenta una de las alumnas entre risas al recordar lo grandes que son estas telas y cómo se organizaban para coserlas a máquina. Sin embargo, a pesar de la dificultad, este equipo de mujeres ha conseguido completar los trajes del Cid Campeador y doña Jimena en unos dos meses en una «labor de equipo» en la que han aprendido «unas de otras».
En cuanto a qué materiales han utilizado, Pérez explica que son todo telas adamascadas, lo más parecidas a las que ya vestían los gigantones antaño. En el caso de la pasamanería, se ha tenido que encargar fuera de Burgos para que fuera idéntica.
Un cambio significativo que podrá apreciarse será la cota de malla del Cid. Anteriormente, estaba hecha de lana, por lo que era muy pesada y se había hecho grande con el tiempo. La nueva tela es más ligera y también imita a una cota de malla de una forma «más realista».
Pero, antes de salir a la calle y estrenar los trajes, las ocho costureras han estado probando las nuevas vestimentas a los gigantones. Primero hacían los arreglos en su taller, en el Teatro Clunia, para luego ir a probárselos al Principal y así estar seguras de cada paso que daban.
Ahora, ya con los trajes nuevos y relucientes, el Cid y doña Jimena están listos para estrenarlos. Además, este estreno será pronto, durante el festival Burgos Cidiano. En concreto, los gigantones harán un desfile el viernes 6 de octubre a las 20:00 por el paseo del Espolón.
Del Cid y doña Jimena se ha renovado todo el vestuario, excepto los colgantes de cada uno y las trenzas de ella. Las joyas están en buen estado, pero las trenzas están algo despeinadas y desaliñadas. Para las costureras, «les hace mucha falta» un cambio. Desde la unidad de Cultura del Ayuntamiento ya han visualizado el problema.
Respecto al resto de gigantones y gigantillos, sus trajes también serán renovados, pero tendrán que esperar un poco más. Las costureras han comenzado con los Reyes Católicos y ya han probado a Fernando su nuevo traje. En cuanto a Isabel, ya se han cosido a máquina las 92 escarapelas que lleva su vestido, por lo que estará listo en los póximos meses.
En cuanto a los gigantillos, estos también renovarán su vestuario en 2024. Sin embargo, las costureras creen que «van a ser los más difíciles de todos» debido a las formas que tienen sus armazones, en especial los hombros de él y el pecho de ella.
Hacer cada traje no es fácil ni difícil; sino laborioso. Para las costureras, cada gigantón y gigantillo «tiene sus peculiaridades». Todas están ansiosas por ver el resultado, a pesar de que su curso finaliza en noviembre. Sin embargo, sus puntadas y trabajo quedará cosido a la historia de Burgos, y podrán contar a todos, en especial a sus hijos, su gran labor.
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