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El engranaje del operativo no tiene nada que envidiar al del mejor reloj suizo. Los 16 agentes de la Policía Local de Burgos esperan a que el jefe de operativo dé la orden para entrar en el primero de los locales de ocio en ... el que se va a llevar a cabo el registro. Es viernes y hace calor. La terraza está a rebosar y alrededor de las mesas se reúnen varias decenas de jóvenes que consumen sus bebidas.
El objetivo principal de la intervención, que se prepara con antelación para que todo fluya sin problemas, es detectar la venta y consumo de alcohol en menores, así como el consumo de drogas. «Los operativos se preparan para proteger a los menores», aseguran desde la Policía Local, que buscan no solo evitar que se les suministre alcohol sino también que se tolere su consumo.
Pero, ¿a qué se refieren con la tolerancia en el consumo? En ocasiones, desde la policía no pueden detectar una infracción en el suministro porque es imposible comprobar que el hostelero ha servido alcohol a menores, sin embargo, los hosteleros incurren en una infracción si tolera que en sus dependencias, o en sus terrazas, estos menores consuman alcohol.
El suministro o venta de alcohol a menores es una infracción grave que conlleva una sanción de 600 euros en adelante, pero la tolerancia también está catalogada como infracción, en este caso leve, con una multa de hasta 600 euros.
En el primero de los negocios elegidos este viernes para llevar a cabo el control de consumo y tolerancia la presencia policial no parece alterar los planes de la mayoría de los presentes, que a pesar de ver cómo los agentes uniformados controlan el perímetro de la terraza, siguen sus conversaciones de viernes noche. Detrás de la barra el panorama es similar, a pesar de que el encargado debe firmar un acta de sanción por servir alcohol a un menor.
«En este caso tenía 17 años, está en el límite, pero sigue siendo menor de edad. Suele ocurrir que el amigo mayor de edad pide para todos, pero la ley está ahí y el responsable del bar tiene que estar pendiente de ello», explican desde la Policía. En esta ocasión, además van acompañados de los agentes de la unidad canina, que revisan cada rincón del establecimiento y de la terraza para localizar si hay sustancias estupefacientes.
Acompañado de su guía, recorre cada centímetro y marca con el hocico cuando existe la sospecha de que pueda haber drogas. Sin embargo, en este primer local no encuentra nada. Cuando los agentes dan por concluido el operativo se pone en marcha el segundo que se va a llevar a cabo esa noche. De nuevo, a la espera de que el encargado dé la orden de entrada cada agente permanece en su lugar. De nuevo, la normalidad impera cuando los agentes entran en acción y perimetran la terraza y acceden al interior del local.
A este operativo se une un segundo perro antidrogas y, en esta ocasión, sí encuentran sustancias, pero sin un dueño claro para ellas. Uno de los agentes caninos marca el baño, en él encuentran una piedra de hachís que seguramente alguien ha tirado al ver a la Policía. «En estos casos se hace un acta preventiva de decomiso y se destruye», cuentan los agentes. Ante una situación así el bar no tiene ningún tipo de responsabilidad, aunque sí vuelven a tenerla, como ocurriera en el primer local, porque una menor está consumiendo alcohol en la terraza.
El acta que se levanta en este segundo bar responde a una infracción por tolerancia de consumo de alcohol en menores. De nuevo, la menor tenía 17 años (en este caso se acercaba ya a los 18), pero sigue siendo menor, por lo que encargado firmó el acta. Demasiado trabajo el de servir y controlar una terraza tan grande para solo una persona.
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«Esa concepción de que vamos a fastidiar es errónea, nuestro trabajo, nuestra obligación, es proteger a los ciudadanos. Estas actuaciones también educan a la hostelería, sirven de ejemplo de que hay que cumplir la ley, buscamos corregir estas actuaciones para que no se repitan», recalcan desde el Cuerpo. Porque estos operativos no siempre transcurren tan tranquilos como este viernes. A veces se encuentran con gente enfadada, molesta o que puede haber consumido en exceso alcohol o drogas. Por eso es necesario trabajar de manera coordinada y en equipo.
El número de agentes destinado a los operativos depende del mismo, también la composición del mismo. El pasado viernes agentes de la policía administrativa, protección ciudadana y unidad canina trabajo codo con codo para que el ocio nocturno fuese más seguro para los burgaleses.
Durante la noche del viernes, además de los dos operativos para controlar el consumo de alcohol y drogas en menores, la Policía Local de Burgos intervino en una pelea en la calle Severo Ochoa entre cinco varones con heridas considerables en una mano.
Además, se registró otra pelea en Huerto del Rey con varios implicados sin lesiones aparentes y que no presentaron denuncia. Los agentes también intervinieron en un botellón en la fortaleza del Castillo y controlaron en el Polígono industrial de Villalonquéjar una concentración de vehículos para evitar carreras ilegales. Llevaron a cabo un control sobre 40 vehículos y pusieron tres denuncias.Desde las 20:30 horas y hasta las 06:00 de la mañana realizaron 62 intervenciones, de las cuales 53 son avisos que entraron a través del 1-1-2 y el resto operativos e intervenciones propias de la Policía Local
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