Secciones
Servicios
Destacamos
De lejos se ve venir en su patinete a Ana enfundada en su bandera blanca y roja. Es una mujer joven que lleva unos años ya en Burgos con su familia y se ha asentado en la ciudad. Llega por la plaza del Rey San Fernando, sonriente. En una mesa de una terraza esta Tinatin, su cuñada; y Alicia, su sobrina, que rápidamente recoge el testigo del patinete de su tía y se enfunda el casco.
Ana trae la bandera blanca -con la cruz de San Jorge y otras cuatro pequeñas cruces que probablemente corresponden a Jorge V de Georgia-. La gente que pasea por la plaza enseguida reconoce que se trata de un símbolo poco conocido en Burgos. Pero el respeto es grande.
En sólo unos minutos se unen Natalia y Tinatin. Las cuatro mujeres toman la bandera y se colocan para la foto frente a la Catedral con la bandera georgiana.
Tinatin Karanadze Chanturia, Tinatin Barabadze, Ana Bitadze y Natalia Miqautadze son cuatro mujeres georgianas que han constituido una asociación para impulsar la cultura, las tradiciones, el folclore, la religión y la convivencia entre sus compatriotas. El colectivo se llama Asociación Cultural Pesvebi. El nombre en georgiano quiere decir «raíces».
Noticias relacionadas
El lema de Georgia es 'Dzala ertobashia', que traducido quiere decir 'la fuerza está en la unidad'. Y eso quieren conseguir con la asociación. Dándole la vuelta al lema, nos quedamos en ese dicho tan español, tan de equipo que es que en 'la unión hace la fuerza'.
Muchas de las familias de georgianos llevan «muchos años en España». Para estas familias Burgos es ya su patria chica. Integradas en la sociedad y las costumbres españolas, no quieren perder «la esencia de su tierra», confiesa Tchina. Abandonar la tierra en busca de más y mejores oportunidades para toda la familia «es doloroso» por lo que se deja atrás. Pero la oportunidad de mejorar no empaña el pasado, lo mantiene vivo.
Otra de las compatriotas que componen la directiva de la asociación Tinatin Barabadze, quien asegura que «toda la comunidad» de georgianos «ayuda y apoya en esa iniciativa» y están ya esperando que haya actividades para todos.
El objetivo de estas cuatro mujeres es «mantener vivo ese legado» heredado de sus padres y abuelos. Y una de las mejores maneras es revivir en sus hijas e hijos una de las tradiciones que llevan «muy dentro», como es el baile, la danza, el folclore de su país. Dos días a la semana -los lunes y los miércoles- niñas y niños, hijos de georgianos, muchos de ellos nacidos en España, aprenden los ritmos del Kartuli, el Acharuli, el Khorumi o el Mtiluri en una sala de la Casa de Cultura de Gamonal.
Una vez en España, la inmersión cultural puede hacer peligrar que la educación y la cultura georgiana se olvide y eso sería «perder la esencia» de este pueblo milenario. «En todas las casas hay instrumentos musicales, se aprenden a tocar» y el folclore es uno de los elementos que siempre está presente, confiesa Tina.
Aunque muchas niñas y niños hablan el georgiano en casa, para las madres y padres es importante «que lo aprendan bien y lo hablen», precisamente, para que no se pierda esa cultura que sus progenitores recibieron en su país de origen.
Pese a que cuentan con esa sala de la Casa de Cultura de Gamonal, para enseñar las danzas y la cultura de Georgia, los socios y simpatizantes de la asociación necesitan «un local físico, una sede» para celebrar sus reuniones y eventos de todo tipo.
La presidenta de la asociación, Tinatin Karanadze, recuerda que cada vez son «más los georgianos» que llegan a Burgos. En la actualidad hay entre 500 y 600 en la ciudad y en la provincia. Reconoce que los georgianos «nos adaptamos muy bien, encajamos muy bien en España»; incluso mejor que en otros países del ámbito caucásico o del centro de Europa.
საქართველო (Sakartvelo) es el nombre en georgiano del país. Los georgianos se denominan a sí mismos Kartvelebi (ქართველები, es decir, kartvelianos), y su idioma es Kartuli (ქართული). También hablan el ruso por ser el idioma dominante en aquella Georgia que existió como estado ruso desde 1936. Ese año, Georgia se convirtió en una república constituyente y continuó como tal hasta el colapso de la Unión Soviética.
Georgia declaró su soberanía el 19 de noviembre de 1989 y su independencia el 9 de abril de 1991. Una parte importante de la emigración georgiana en España llega a partir de los años 90, cuando el país vivió una guerra civil que más tarde se reprodujo cuando en agosto de 2008, las fuerzas armadas de Georgia respondieron con fuego a las tropas rusas en Osetia del Sur.
Muchas personas georgianas tuvieron que emigrar porque no eran capaces de desarrollar un proyecto de vida en su país. Ahogados por la precariedad y por los escasos sueldos, Europa les ha abierto una oportunidad de prosperar. «La gente emigra para dar una vida mejor a sus hijos», confiesan. Y esa oportunidad la encuentran en Burgos, donde no sólo llegan a trabajar, han llegado para quedarse e integrarse en una comunidad que los ha acogido con los brazos abiertos.
Una de sus tradiciones, cosida a la cultura de Georgia, es la religión. Por eso las responsables de la asociación burgalesa tienen la intención de celebrar una ceremonia de la Iglesia ortodoxa y apostólica georgiana. La idea que tienen es invitar a algún sacerdote ortodoxo para que se acerque a Burgos a celebrarla.
«La celebración nos une mucho a los georgianos; y nos dará la posibilidad de invitar a más gente a la asociación», asegura Tina. Georgia fue una de las primeras naciones en adoptar el cristianismo como religión oficial en los primeros años del siglo IV. La iglesia georgiana es una de las más antiguas de la Iglesia ortodoxa.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La bodega del siglo XIV que elabora vino de 20 años y el primer vermut de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.