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Varias construcciones de Silos han sido pasto de las llamas. Gabriel de la Iglesia
Bomberos de Burgos

«Nunca había visto una situación como esta. El viento empujaba el fuego de tejado en tejado»

Los Bomberos de Burgos han trabajado para controlar el fuego de Arlanza, que ha arrasado Santibáñez del Val y ha quemado casas en Silos y Quintanilla del Coco

Lunes, 25 de julio 2022, 11:33

Alrededor de 40 efectivos del Parque de Bomberos de Burgos han estado trabajando durante las últimas horas en el devastador incendio que se declaraba la tarde del domingo en Quintanilla del Coco, y que se encuentra estabilizado aunque todavía no se da por controlado. ... Un fuego, que se habría originado por la mano del hombre, y que ha devorado Santibáñez del Val.

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Los bomberos de Burgos enviaron todos los recursos disponibles, teniendo incluso que reclamar la presencia de compañeros fuera de la guardia o de vacaciones, explica el jefe del parque municipal, Miguel Ángel Extremo. Su trabajo consistió en proteger los núcleos urbanos, principalmente Santibáñez y Santo Domingo de Silos, cortando la propagación del fuego.

En Silos lo consiguieron, apunta Extremo. «Si no lo hubiéramos controlado, se hubieran quemado muchísimas más casas de las que se han quemado». Así, los bomberos consiguieron frenar el incendio en Silos, donde estuvieron protegiendo también el monasterio, del que los monjes tuvieron que ser evacuados, como el resto de los vecinos, y se ha conseguido también salvar.

No así Santibáñez del Val, el municipio más afectado por las llamas del fuego de Quintanilla del Coco. «Se ha quemado medio pueblo», admite Extremo, quien explica que han pasado momentos muy complicados, pues el viento ha sido su peor enemigo, haciendo que las llamas se propagasen rápidamente, devorando todo lo que se encontraba a su paso.

«Cuando había mucho viento era muy complicado. La propagación es rápica. Solo pudimos contenerlo a la espera de que mejorasen las condiciones climatológicas», comenta el jefe de los bomberos de Burgos. Así, el viento paró por la tarde noche y, entonces, se consiguió frenar la propagación y se pudieron centrar en las labores de extinción de las viviendas.

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«Nunca había visto una situación como está. Una propagación tan rápido en un nucleo urbano. Iba de tejado en tejado. El viento empujaba el fuego de tejado en tejado, no nos daba tiempo ni a reaccionar», apunta Miguel Ángel Extremo, quien reconoce que sintieron mucha «impotencia» en algunos momentos. «Casi te echas a llorar cuando ves todas las casas ardiendo», admite.

Y es que, en esa situación, lo único que podían hacer era evitar que se propagase, que siguiese propagándose, mientras veían como las casas ya incendidas seguían quemándose. Ahora, con la luz del nuevo día y el incendio estabilizado, siguen en la zona apagando los fuegos que han consumido las viviendas. También algunas en Quintanilla del Coco, apuntan.

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A las dificultades de este devastador incendio, se sumaba la complicación a la hora de conseguir agua para las labores de extinción. Han tenido que tirar de los cauces de agua del pueblo, cuando se agotaban las reservar propias de las nodrizas. Y todo ello sin despistar sus cometidos en la ciudad, donde por la noche tuvieron que apagar un fuego en una nave de la calle La Ribera.

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