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Son las 22:40 horas del martes y los agentes de noche de la Policía Nacional de Burgos ya han planeado los recorridos de las próximas horas, además de tomar un café para encarar un nuevo turno de toque de queda. En el interior ... de la comisaría se escucha de fondo la última hora de las elecciones a la presidencia de Estados Unidos, incluso se comenta la victoria del Real Madrid en Champions contra el Inter de Milán.
Ecos de la actualidad internacional y deportiva que se entremezclan con el día a día de Burgos, con el altercado de Gamonal aún muy reciente. Han pasado ya cuatro días desde ese 30 de octubre y todo vuelve a esa denominada nueva e inquietante normalidad. Unos incidentes que aún se comentan por los pasillos de la comisaría, pero que obligan a afrontar la jornada con la incertidumbre de lo que deparará la noche. Nunca se sabe lo que va a encontrar la Policía Nacional en un espacio de tiempo en el que nadie puede transitar por la aceras o circular por la calzada sin justificación.
Con 6 grados de temperatura, dos agentes, los mismos que vivieron la noche de Gamonal el 30 de octubre en la calle, emprenden sus servicios con destino al barrio burgalés. Ha cambiado mucho la fotografía en cuatro días. Llegan a la calle Vitoria con la paz de la noche en calma. Nadie en la calle. Algún vehículo por una de las principales arterias de la capital, pero nada reseñable. Se escucha el silencio, mientras las intensas luces azules se funden con la iluminación urbana. Una instantánea que sigue impactando y que pone en evidencia cómo el coronavirus ha acordonado ilusiones, vivencias y la libertad de los ciudadanos.
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Gabriel de la Iglesia
Y de los agentes. Quién les iba a decir hace un año que iban a recorrer la ciudad con la intención de que ningún ciudadano estuviera en la calle un 3 de noviembre. Su trayecto en la noche burgalesa se centra en los aledaños de la calle Vitoria. Todo en calma. Incluso el frío no es el tema de conversación; tal vez ese comentario llegue en los meses de diciembre, enero o febrero.
Tras ver controlada la situación en todos los rincones, el coche patrulla se estaciona junto a la iglesia de Santa María la Real y Antigua de Gamonal. El mismo punto donde hace días volaban piedras y ardía algún contenedor. Junto a un semáforo, el intercambio de colores marca el paso del tiempo. Esas señales tampoco regulan el tráfico, sino los agentes de la Policía Nacional, que iniciaron un control de tráfico para los vehículos que atravesaron el corazón de Gamonal. En un lado de la calle se encontraba esta pareja de agentes; al otro, otros cuatro compañeros controlaban los carriles con dirección la carretera Madrid-Irún.
Son las 23:20 horas, el termómetro no baja de los seis grados y en el control de Gamonal prácticamente no transita nadie. Un empleado del servicio de limpieza, con su vehículo, supera el control con un simple saludo con la mano. Tiene el justificante impreso y de serie en el logotipo de la parte trasera en forma de rótulo y para él, seguramente, la noche también sea larga.
A partir de ese momento, a cuentagotas, aparecen los primeros coches particulares. Durante la hora que duró este control, alrededor de diez vehículos transitaron con normalidad tras ejecutar todos ellos las mismas acciones: pedal del freno, colocación de la mascarilla al viajar en solitario y la búsqueda del justificante en dispositivos digitales o impresos. Una comprobación que no superaba el minuto de duración y que acababa con un 'muchas gracias y que tengan buena noche'.
Tras sesenta minutos de rutina y sin incidentes, se levanta el control. La radio no había registrado ningún incidente y la noche seguía en calma. Era el momento de cambiar de ubicación para seguir velando por los burgaleses. Y así fue hasta las 6:00 horas del ya 4 de noviembre.
Un turno muy tranquilo y que tuvo su anécdota con tan solo una persona denunciada por incumplir el toque de queda.
El sol ya empezaba a asomar el hocico por el este, las luces de los coches de policía ya no impresionan tanto al mezclase con la iluminación natural y Estados Unidos amanecía ese día sin saber aún quién será su presidente.
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