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La Fundación Caja de Burgos puede retomar en cualquier momento el proyecto de La Locomotora en el edificio adquirido junto a la antigua estación del tren. La licencia de obras ya se ha desbloqueado, al menos se ha encontrado una solución tras los múltiples ... obstáculos técnicos que ha sufrido el proyecto en los últimos meses, si bien la propuesta municipal «ha llegado tarde» y la fundación parece que busca una ubicación alternativa para su centro de aceleración de empresas.
La concejal de Licencias, Ana Bernabé, explica que «se intentó desbloquear la concesión de la licencia, pero se llegó tarde». Además, afirma que no ha sido un problema de «falta de voluntad política», sino más bien de falta de voluntad técnica, fruto de enfrentamientos internos entre profesionales municipales. Y, como ya apuntase el alcalde el pasado viernes, la «responsabilidad» última recae en el jefe de Licencias.
«Los técnicos están para buscar soluciones, no para poner pegas», apostilla el concejal socialista Antonio Fernández Santos, que como Bernabé ha trabajado para intentar solucionar un problema creado, según se desprende de sus explicaciones, prácticamente de la nada. «Se buscó una solución«, insiste, y se encontró, pero para entonces »la Fundación Caja de Burgos se había cansado de esperar«, y con razón.
La decisión de la Fundación Caja de Burgos de reubicar su Locomotora supondrá un duro golpe para las finanzas del Consorcio del Desvío, pues no se materializará la venta comprometida y se perdarán casi 2 millones de euros. Además, Antonio Fernández Santos recuerda que el edifio tiene poco atractivo, así que habría que conseguir que reconsidere su decisión.
La entidad puede echarse para atrás en su compromiso de adquirir el edificio, pues la formalización de la compra estaba condicionada a la licencia urbanística, que no ha conseguido. Además, se habría pasado ya el tiempo máximo para formalizar la compra, que en un primer momento se estableció para mediados de 2018.
El concejal socialista reconoce que la fundación «tiene razones» para tomar la decisión que ha tomado, pero también considera que «es el momento» de «demostrar su compromiso con la ciudad» y, una vez desbloqueda la licencia, seguir adelante con el proyecto.
Si no lo hace al Consorcio del Desvío le quedará una patata caliente, pues el edificio está condicionado ya por el estudio de detalle aprobado. «Ya no tiene vuelta atrás», afirma Ana Bernabé; no se suprime con la reversión del acuerdo. Así, un futuro comprador tendría que enmendarlo con otro estudio de detalle.
Antonio Fernández Santos insiste en que «hay que hacer cambiar de opinión a la fundación» y critica la situación vivida, de la que es responsable único el Gobierno del Partido Popular. «Tenemos un Gobierno municipal que no ha gobernado y al que los técnicos pasan por encima».
La entidad presentó una oferta para adquirir, por casi 2 millones de euros, uno de los dos hangares junto a al antigua estación en 2017. Como en cualquier compra en el Consorcio del Desvío, la fundación pagó una fianza, quedando condicionada la compra a la consecución de la licencia urbanística para el desarrollo del proyecto. Se presentó el correspondiente estudio de detalle, que se aprobó definitivamente en abril de 2018, y a partir de ese momento empezaron a surgir los problemas
El proyecto de La Locomotora presentaba una estructura dividida en tres cuerpos. La nave central correspondería al actual hangar, mientras que se levantaría una nueva estructura para la cabecera (que simulaba a una locomotora) y la parte trasera solo conservaría la cubierta, vaciando el espacio inferior. Se generaba una especie de pérgola que, según los técnicos, sobrevolaba sobre un espacio público.
«Una parte del edificio quedaba fuera de alineación», explica Bernabé, así que se intentó buscar alguna solución, incluida la concesión demanial del suelo público (con pago de canon anual por parte de la fundación, que estaba dispuesta a aceptarlo). Sin embargo, no se consiguió desbloquear la licencia y se obligó a la fundación a modificar el proyecto.
Entonces llegó otro problema, y es que el estudio de detalle ya no se correspondía al proyecto original y, de nuevo se le denegó la licencia urbanística. Llegados a este punto, la Fundación Caja de Burgos optó por abandonar la construcción de La Locomotora en el hangar junto a la antigua estación, y eso que finalmente se ha encontrado una solución, que permite desbloquear la licencia.
«Hay que mantener el edificio tal como está proyectado», afirma Ana Bernabé, pues la pérgola no impide el uso del espacio público. Incluso se puede acordar el pago del canon de ocupación, se cumple el estudio de detalle y se da la licencia, insiste. «Pero no ha sido posible» y, ahora, la Fundación Caja de Burgos busca alternativas de ubicación, aunque la concejal afirma que podría retormar el proyecto «en cualquier momento».
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