Larga vida a la ropa, dos locales burgaleses donde customizan y personalizan prendas

El mercado de ropa vintage y de segunda mano va repuntando en Burgos. Estas dos tiendas tienen cinco y tres años de vida. Pero todavía queda camino por recorrer. Parece que los burgaleses todavía son reticentes a este mercado. Puede ser por prejuicios, pero estas dos mujeres se encargan de desmontarlos.

Ellas seleccionan las prendas con cuidado, no aceptan ni siquiera cualquier donación. Aprovechan la ropa vintage, de más de 30 años, de calidad, que ha sido usada o no, pero que puede seguir usándose. En muchos casos las cambian los botones, las cosen el dobladillo. En otros, las pintan, desmontan una prenda para hacer otra más personal. En resumen, dan una segunda oportunidad a la ropa porque el mejor residuo es el que no se produce.

Tanto Rincón Vintage como Romo Boutique Vintage seleccionan la ropa que compran, la calidad de las prendas, descartan las que no se pueden usar, asumen la que está en buenas condiciones, la que es de calidad, la que puede tener una segunda vida o esas prendas que en su momento no se vendieron y ahora pueden tener otra oportunidad.

«Personalizo la ropa, la pinto, con varias prendas puedo hacer otras diferentes. Por ejemplo, ahora estoy con este vaquero Levi's, está genial, pero ha venido con alguna manchita de óxido que no se ha quitado en el lavado. Lo que estoy haciendo es pintarlo y darle otro toque, sin siquiera subirle el precio tienes una prenda que solo vas a llevar tú y nade más. Estamos perdiendo el planeta y también la personalidad», lamenta María Aránzazu. Se trata de entender que una prenda con más de 30 años se puede adaptar a tu estilo actual.

En Romo Boutique Vintage también encontramos prendas vintage, restos de otras tiendas, vestidos de los años 60 y 70 que están nuevos, pero está ropa se revisa por parte de Eva Romo y ella misma la repara. «Coso dobladillos, cambio los botones, a todas estas prendas se les puede dar una segunda vida perfectamente», explica.

Porque ella también lamenta esa pérdida de la personalidad. «La gente quiere llevar todo el rato lo mismo. Si una influencer se pone algo, eso es lo que van a querer llevar», añade Eva Romo.

Tanto María Aránzazu como Eva reconocen que casi a diario tienen a gente en su tienda o que les llama para ofrecerles su armario. «Sobre todo es gente joven. Es muy fácil comprar en grupos como Inditex y luego, al poco, deshacerse de la ropa, pero no suele estar en buen estado pese a los usos por la calidad de estas prendas», explica María Aránzazu.

Ella compra género en Estados Unidos, grandes cantidades para poder poner buenos precios de venta. También tiene restos de almacenes o tiendas que han cerrado, como peleterías. «Compré prendas a una tienda de vaqueros en Andalucía que iba a cerrar y ya no me queda nada. También hace poco compré los restos de una tienda de ropa de deporte que cerró en Gamonal. Pero tienen que ser prendas vintage, que tienen como mínimo 30 años. Es ropa con años pero que está en perfecto estado por su calidad», explica.

«Se trata de apostar por calidad y adaptarlo a tu estilo. Aquí, cuando entra gente más mayor que se ha dedicado a la costura, me lo dicen, resaltan la calidad de las prendas, que está hecho muy bien, eso se aprecia en los detalles, en los botones, en las costuras», explica Eva Romo.