Modificarán el PGOU para otorgar protección urbanística y una nueva vida al edificio Campo

Pero la situación podría estar cerca de desbloquearse. Y es que, tras años de dimes y diretes, el Ayuntamiento de Burgos acaba de poner sobre la mesa una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que podría abrir la puerta a la comercialización del inmueble.

Así lo ha explicado hoy el concejal de Urbanismo, Daniel Garabito, que ha dado cuenta de la presentación en la correspondiente comisión de una propuesta surgida meses atrás por parte de los propietarios y mediante la que se pretende regularizar la condición urbanística del inmueble.

Y es que, la situación de la edificación es ahora mismo muy compleja. A principios de siglo, los propietarios ganaron la batalla al Ayuntamiento y evitaron la orden de derribo total. No obstante, las dos últimas plantas del inmueble permanecen «fuera de ordenamiento», tal y como reconoce el concejal de Urbanismo, mientras que el resto sí cumplen la normativa. Esa circunstancia ha impedido durante décadas que el edificio acogiera nuevas actividades.

Así, para desbloquear la situación, los propietarios han planteado la posibilidad de modificar la catalogación del edificio en su totalidad apelando a su singularidad arquitectónica. Para ello, han presentado al Ayuntamiento un extenso expediente que cuenta con informes favorables del Colegio de Arquitectos, de Icomos y de la Comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León. A grandes rasgos, todas esas entidades certifican que el edificio Campo es «un ejemplo de arquitectura modernista» que debería ser «protegido en su totalidad».

Tras su presentación, los departamentos municipales de Planeamiento y Asesoría Jurídica han dado su beneplácito a la operación, por lo que la comisión de Urbanismo ha dado luz verde. Ahora, será el Pleno municipal el encargado de aprobar inicialmente la modificación del PGOU. Tras el correspondiente periodo de alegaciones, el expediente podría ser aprobado definitivamente en los próximos meses, abriendo así la puerta a la comercialización del edificio.

«Si se aprueba definitivamente», ha explicado Garabito, el edificio contará con su ficha particular dentro del catálogo de edificios protegidos, lo que conllevará que los propietarios garanticen su conservación y puedan «dar una solución a un inmueble que puede gustar más o menos, pero lleva desde 1983 como un elefante en una cacharrería».

La imagen que proyecta hoy en día el edificio Campo es muy diferente de la que ofrecía cuando abrió sus puertas. Corría el año 1962 cuando la familia Campo, que regentaba unos almacenes ubicados en pleno centro de la ciudad, decidía dar un paso al frente y ampliar significativamente su negocio.

Para ello, se encargó a Marcos Rico el diseño de un edificio destinado a marcar un antes y un después en la ciudad. El afamado arquitecto, autor de otros grandes proyectos en Burgos, optó por un diseño vanguardista y rompedor, muy distinto a lo que el Burgos de aquella época estaba acostumbrado.

Y tres años después, en 1965, abrían sus puertas los nuevos Almacenes Campo, que inmediatamente se convirtieron en un referente para el comercio de la ciudad.

No obstante, la modernidad fue reemplazada por la decadencia y el edificio acabó vendiéndose en 1982 a la familia Ruiz Mateos para convertirlo en Galerías Preciados. Casi sin saberlo, aquella supuso la sentencia para el histórico edificio, ya que un año más tarde se expropiaba Rumasa y el Estado se quedaba con el edificio, que posteriormente fue subastado y adquirido por una familia burgalesa.

Desde entonces, en vez de actividad, el edificio acumula problemas judiciales y urbanísticos, con varias sanciones en los últimos años por falta de mantenimiento.

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