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Excepto el bajo comercial, el resto del edificio Campo está abandonado. GIT
El edificio Campo, anclado en el pasado a la espera de resolver su futuro

El edificio Campo, anclado en el pasado a la espera de resolver su futuro

La propiedad ha iniciado contactos con el Ayuntamiento para solicitar una modificación del PGOU que permita regularizar las dos últimas plantas y poner el histórico edificio en el mercado

Sábado, 9 de abril 2022, 09:46

Otrora fue un emblema de la modernidad en Burgos, pero hoy, el Edificio Campo permanece abandonado a su suerte mientras los propietarios intetnan solventar el conflicto urbanístico que arrastra desde hace décadas y que bloquea cualquier posibilidad de rehabilitación y puesta en el mercado para ... su uso comercial o residencial. Y eso que interés no ha faltado.

De hecho, los propietarios del histórico inmueble han mantenido en los últimos años conversaciones con posibles inversores interesados en darle una nueva vida al mismo, situado en un lugar excepcional, como es la esquina entre la Plaza Mayor y la calle Entremercados, en pleno corazón del centro de Burgos. Sin embargo, todas esas conversaciones han acabado naufragando en la orilla debido a las cargas urbanísticas que mantiene el inmueble desde hace décadas.

La situación es, sin duda compleja. Cierto es que a principios de siglo, los propietarios del edificio le ganaron la batalla al Ayuntamiento y evitaron la orden de derribo total. No obstante, las dos últimas plantas del inmueble permanecen «fuera de ordenamiento», tal y como reconoce el concejal de Urbanismo, Daniel Garabito, mientras que el resto sí cumplen la normativa.

Ante esa situación, y tras muchas idas y venidas infructuosas, la propiedad recuperó a finales del año pasado el contacto con el Ayuntamiento con el objetivo de promover una modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que permitiera regularizar las dos últimas plantas del edificio, que ha sido incluido en el catálogo de Docomo, entidad encargada de promover la conservación del patrimonio moderno en España y Portugal.

No obstante, modificar el PGOU en este sentido no es tarea fácil ni rápida. Así de hecho lo subraya el propio Garabito, que insiste en que esta operación ha de estar avalada «técnica y jurídicamente». «Los propietarios tienen que justificar que la modificación responde al interés general de la ciudad», explica Garabito.

Y en esas estamos. Por momento, no ha habido más movimientos en este sentido, aunque a lo largo de los próximos meses podría haberlos. Mientras tanto, el edificio Campo sigue ahí, a la espera de encontrar a alguien que le quiera más allá de Ale-Hop, que desde hace años explota el bajo comercial.

57 años de historia en Burgos

La imagen que proyecta hoy en día el edificio Campo es muy diferente de la que ofrecía cuando abrió sus puertas. Corría el año 1962 cuando la familia Campo, que regentaba unos almacenes ubicados en pleno centro de la ciudad decidía dar un paso al frente y ampliar significativamente su negocio.

Para ello, se encargó a Marcos Rico el diseño de un edificio destinado a marcar un antes y un después en la ciudad. El afamado arquitecto, autor de otros grandes proyectos en Burgos, optó por un diseño vanguardista y rompedor, muy distinto a lo que el Burgos de aquella época estaba acostumbrado.

Y tres años después, en 1965, abrían sus puertas los nuevos Almacenes Campo, que inmediatamente se convirtieron en un referente para el comercio de la ciudad.

No obstante, la modernidad fue reemplazada por la decadencia y el edificio acabó vendiéndose en 1982 a la familia Ruiz Mateos para convertirlo en Galerías Preciados. Casi sin saberlo, aquella supuso la sentencia para el histórico edificio, ya que un año más tarde se expropiaba Rumasa y el Estado se quedaba con el edificio, que posteriormente fue subastado y adquirido por una familia burgalesa.

Desde entonces, en vez de actividad, el edificio acumula problemas judiciales y urbanísticos, con varias sanciones en los últimos años por falta de mantenimiento.

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