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Han pasado 20 años desde que Burgos amaneciera con la noticia de un triple asesinato. El crimen que conmocionó a todo el país por su brutalidad, 99 puñaladas, y para el que nadie ha encontrado aún una respuesta. ¿Quién mató a Salvador Barrio, a su mujer Julia Dos Ramos y a Álvaro, su hijo pequeño de 12 años? Y sobre todo, ¿por qué? Incógnitas que, dos décadas después, siguen sin resolver en un suceso que genera, a día de hoy, más interrogantes que certezas.
El asesino no forzó la puerta de entrada, por lo que se cree que o tenía llaves o era conocido. Las únicas pruebas que hallaron en el escenario del crímen fueron huellas ensangrentadas de una zapatilla del número 42 y varias colillas de cigarros en la azotea. No hubo testigos.
Las tres víctimas sumaban 125 lesiones, de ellas 99 eran puñaladas. Algunas «de propina» cuando ya estaban muertos. El asesino se ensañó con brutalidad.
En 2007 detuvieron a Rodrigo Barrio Dos Ramos, el hijo mayor superviviente, al considerar que pudo actuar por los celos enfermizos hacia su hermano pequeño. Entre otros indicios hallaron dibujos inquietantes hechos por él de personas degolladas.
Según las investigaciones, Rodrigo habría cogido un coche del centro en el que permanecía interno, habría conducido durante un trayecto de unos 45 minutos hasta su casa de Burgos a pesar de ser menor, asesinado a su familia y vuelto al colegio. Parte de su familia le cree culpable pero no se halló nada más concluyente y fue puesto en libertad.
En 2014 se abrieron diligencias contra un vecino del pueblo del padre, Ángel Ruiz, que en 2004 realizó pintadas ofensivas en la tumba de Salvador, con el que no tenía buena relación.
La Policía registró su casa y le tomó declaración en 2004 pero Ángel Ruiz tenía coartada y no calzaba un 42.
En 2014 se reabrió la instrucción con Ángel Ruiz como principal sospechoso tras haber atropellado mortalmente a una vecina en La Parte de Bureba. En el registro de sus propiedades hallaron varios indicios que le podían relacionar con el triple crimen.
Hallaron coincidencias entre un cuchillo de Angelillo y las heridas que presentaban los Barrio, también un modelo de zapatillas similar a las de las huellas y numerosas llaves robadas a otros vecinos, incluso del Ayuntamiento.
La desaparición de un hombre búlgaro, Shibil, conocido de Ángel Ruiz, se cerró sin establecer la autoría. El coche de este hombre apareció calcinado en un camino rural de Valle de Tobalina. Los investigadores demostraron que fue Angelillo.
Los investigadores creen que lleva varias capas de ropa en estas imágenes captadas durante los días de la desaparición de Shibil. La Policía considera que es una técnica que pudo emplear en el asesinato de los Barrio.
AUX STEP FOR JS
¿Qué ocurrió entonces para que 20 años después el crimen siga sin resolver? ¿Por qué aunque en el piso encontraron pisadas ensangrentadas estas desaparecían al cruzar la puerta? ¿Cómo pudo el homicida salir al descansillo y pasar por la escalera sin dejar ni una gota de sangre? ¿Cómo llegó a la calle sin que nadie notara que sus manos y ropa estaban teñidas de sangre?
Veinte años del triple crimen de Burgos
La investigación determinó entonces que lo más probable es que el autor de los hechos se cambiara de vestimenta antes de salir del portal, pero a pesar de buscar por todos los cubos de basura de la zona -incluso buscaron entre toneladas de basura en el vertedero municipal- no encontraron ninguna prenda ni calzado manchado de sangre. La investigación está centrada en Ángel Ruiz aunque no se ha sentado ante el juez. Cumple condena en prisión por el asesinato de su vecina y la desaparición del ciudadano búlgaro.
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Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Rocío Mendoza, Rocío Mendoza | Madrid, Álex Sánchez y Virginia Carrasco
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