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Los hosteleros lamentan que la Junta no permita todavía las consumiciones en la barra

Los hosteleros lamentan que la Junta no permita todavía las consumiciones en la barra

Las terrazas amplían su aforo hasta el 75% y el interior permitirá una ocupación del 50%, pero no se podrá consumir en la barra del bar, lo que hace daño sobre todo a los establecimientos más pequeños

Ruth Rodero

Burgos

Lunes, 15 de junio 2020, 20:33

Esperaban la fase 3 con ilusión. Como los niños a los Reyes Magos en la noche más mágica del año. Era, a priori, la vuelta a su normalidad. Pero la sorpresa llegó con el Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl) y la continuidad en ... la prohibición del uso de la barra en los establecimientos hosteleros.

La fase 3 ha comenzado para bares y restaurantes como si continuase la fase 2, tan solo varía el porcentaje de aforo que puede abrirse al público: el 75% de las mesas de las terrazas y el 50% en el caso del interior del local.

Y es que esta negativa por parte de la Junta de Castilla y León al uso de las barras hace mucho daño a algunos de estos establecimientos. Como cuenta Roby, de La Central: «Esto supone pérdidas para nosotros». «Tenemos el espacio reducido tanto dentro como fuera y las ganancias son mínimas, pero no solo eso, tampoco los empleados pueden volver», lamenta. La plantilla continúa mermada por un ERTE que no pueden revertir en su totalidad aún.

«La gente está acostumbrada a la barra, cuando tienen tiempo sí se sientan en las mesas, pero en el día a día es algo rápido y donde más se trabaja es en la barra», explica Roby. Lo peor de esta situación es la incertidumbre. «No tenemos ni idea de cuándo podremos retomar el trabajo en la barra, estamos trabajando sobre el día, vamos implementando y quitando cosas según añaden o quitan cosas en la normativa», afirma.

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Porque este lunes se esperaba con ansiedad, pero las novedades han sido pocas.«Esperábamos mucho más en esta fase 3 realmente, pero seguimos como si siguiésemos en la fase 2», asegura.

Sin embargo, hay quien, a pesar de entender las protestas de los compañeros con locales más pequeños, se han visto aliviados al saber que la barra aún no estaría habilitada. «Pensábamos que iba a ser un problema cómo controlar el aforo en la barra, ¿cómo le dices a la gente que no puede pasar nadie más aunque se vea espacio en el establecimiento? Era muy difícil de controlar», cuenta Marisol del Rincón Arandino.

Es cierto, como ella misma reconoce, que parten con la ventaja de quienes tienen una amplia terraza que les permite poder trabajar con mayor desahogo que en otros establecimientos. «Tengo mucha terraza y no me afecta tanto el servicio de barra, pero para los bares pequeñitos que no tengan más que la barra les hace mucho daño, claro», corrobora.

«Si tengo a una familia esperando a otra persona y cuando va a entrar ya no puede pasar porque el aforo está lleno , ¿cómo le digo que no? Es muy difícil de controlar mientras estemos en esta situación», repite Marisol. Aunque tiene claro que esta situación ha llegado para quedarse, al menos, un tiempo. «No creo que este verano podamos estar como antes, el verano lo veo perdido», afirma.

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Además, tiene dudas de cómo será el otoño y el invierno y lamenta que todo ello supone «pérdidas». «Estamos trabajando el doble o tres veces más para hacer la mitad de la caja. En el servicio de una mesa trabajas tres veces más de lo que lo hacías antes. Y luego hay gente muy buena y detallista que enseguida se lo toma para dejar al siguiente, pero luego hay gente que se está dos horas y media con una consumición y no les puedes decir que se levanten», añade.

Con tanto baile de fases, normativas, prohibiciones y permisos había quien no tenía claro si este lunes la barra podía comenzar a usarse o no. Alba confiesa que pensaba que sí desde la barra del Bristol Café, pero su proveedora de café ha sido la primera en informarle del cambio.

«Creo que nos tenían que haber avisado el viernes porque yo esta mañana no tenía ni idea, menos mal que me ha avisado la del café y yo, para evitar problemas, he llamado a la Policía que me lo ha confirmado», lamenta Alba.

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Eso sí, también asegura que los clientes han respondido muy bien cuando les ha informado de este cambio: «La gente no lo sabía, pero sin problema, se lo ha tomado muy bien». En cuanto al traspié que puede suponer no poder servir en la barra Alba lo tiene claro, prefiere «servir en las mesas a los clientes», aunque asegura que «la gente quiere barra».

La 'nueva normalidad' se ha traducido en mucho trabajo, como pasa en la gran mayoría de los establecimientos tienen a parte de la plantilla en ERTE porque económicamente no pueden revertirlo, pero el trabajo es mayor por las condiciones que hay que cumplir para llevarlo a cabo, asegura que «se lleva bien» aunque tiene que «limpiar mucho». Y encoge los hombros mientras se recoloca la mascarilla que se ha convertido en parte de su uniforme diario.

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