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Sohayla es enfermera, ejerció como tal en Marruecos pero ahora se encuentra en Burgos estudiando Arquitectura Técnica. Lleva muy poco tiempo en la ciudad. El suficiente para haberse fijado en una pareja formada por un hombre y una mujer a los que todas las mañanas, ... al coger el autobús para ir a la universidad, se encuentra paseando. El pasado martes, a las 10 de la mañana, ese hombre se encontraba en el suelo, con sangre en la cara por la caída.
Estaba en parada cardíaca y la acción de Sohayla, a la que se sumó una pareja de la Policía Local, otra enfermera y un médico de Urgencias que se encontraron con el suceso salvó la vida de este hombre.
El hombre estaba ya en el suelo cuando Sohayla y su hermana llegaron a la parada, «no hablaba, le sangraba la boca y la nariz porque cayó de cara», explica. Llamaron a los servicios de emergencias, pero hasta que llegó más ayuda se encargó de hacerle un masaje cardíaco. Así lo explica esta enfermera marroquí a través de Noureddine, un hombre que le ayuda a traducir al español, ya que lleva poco tiempo en Burgos. Esta es una de sus primeras experiencias y permanecerá, seguro, en su recuerdo y en el agradecimiento de la familia del hombre.
«Intenté sacarle la sangre para que no se ahogara y hacerle el masaje cardíaco. Al principio no había pulso, no había reacción de ojos, estaba pálido y azulado», recuerda. Pero no pensó que pusiese morir, «pensaba en salvarle. Esa era la primera reacción». El estrés quedó en un segundo plano, «si te pones nervioso es cuando no sabes cómo actuar».
José Luis González Carrión y Fernando Sainz de la Maza, policías locales, se encontraban patrullando en plaza Vega, muy cerca del lugar del suceso. Se acercaron rápidamente tras recibir el aviso por la emisora de que una persona estaba perdiendo las constantes vitales. «Comprobamos que no presentaba ningún estímulo en las pupilas y a partir de ahí pusimos en práctica la programación que tenemos internamente. Le practicamos una RCP. No nos da tiempo a pensar, simplemente sabemos lo que tenemos que hacer», explica.
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El organigrama se puso en funcionamiento y rápidamente llegaron otros compañeros de la Policía Local con el DESA (desfibrilador semiautomático). Hasta que llegaron los sanitarios se hizo todo lo posible por mantener las constantes vitales de esta persona. Algo que no fue fácil. «Hubo que aplicar tres descargas con el DESA de la Policía Local y otras tantas con el de la ambulancia», recuerda María Cristina.
Y es que el trabajo en equipo y el esfuerzo desinteresado, además de los conocimientos en primeros auxilios, fueron claves en el éxito de esta hazaña.
María Cristina pasaba por la zona donde se estaba haciendo el masaje cardíaco en coche. Conducía su padre, ella iba mirando el móvil, pero cuando su padre le llamó la atención sobre el hecho le gritó: «para». Y se bajó a ayudar sin pensarlo. Ella es enfermera, trabaja en Urgencias y sabe que «toda ayuda es poca». Un masaje cardíaco es «un trabajo cansado físicamente, duro, los nervios también están. Aunque la Policía Local controlaron la situación desde el principio y rápidamente llegaron otros con el DESA. Esto también es muy favorable. Le sacamos de la parada y eso juega a su favor. Estaban muy preparados, tenían cánula de Guedel con la que otro compañero de urgencias, médico, les ayudó con la reanimación», explica.
Cristina se encuentra este tipo de situaciones con frecuencia en su trabajo. «Recibimos mucha formación pero en la calle nunca me había pasado». Por desgracia, no es la primera vez que estos dos policías locales se encuentran con una situación similar. «Cada vez nos encontramos con más paradas cardiorrespiratorias. Es nuestro trabajo actuar y es gratificante salvar una vida», reconocen. Hace menos de un mes, también en Burgos, cuatro compañeros salvaron la vida a otro hombre en parada cardíaca.
Hasta que llegó la ambulancia estos dos policías, Cristina y Sohayla se turnaron para mantener con vida al hombre. «En todo momento estuvimos auxiliados por Sohayla y Cristina, prestaron sus conocimiento en enfermería y lo dieron todo, absolutamente todo, para sacar a la persona adelante», apuntan los policías. «El objetivo era seguir alternándonos con el masaje cardíaco hasta que llegaron los sanitarios», explica Cristina.
El hombre recuperó levemente las constantes pero su situación era muy delicada. Estos policías reconoce que cuando llegaron los sanitarios también hicieron una labor «impresionante». No solo a nivel sanitario, «también humano», apunta. La mujer del hombre necesitaba apoyo y los sanitarios se lo dieron, al igual que otra pareja de policías locales que acudió al lugar.
«Las circunstancias corrieron a favor del señor», explican. Pero no todo es cuestión de casualidad, el azar se fuerza y, en este caso, la formación de todos ellos en primeros auxilios fue fundamental. Por eso, tanto los policías locales como Cristina inciden en que es «importante que la población cuente con esta formación».
«Una ambulancia puede tardar en llegar y los minutos juegan en contra. Es más sencillo hacerlo de lo que la gente piensa y es muy importante para salvar vidas», explica Cristina.
Los caminos de Sohayla, Cristina y José Luis y Fernando han vuelto a juntarse para recordar ese momento de angustia. En el mismo punto. Una historia que siempre les unirá y que todavía no tiene final, pero esperemos que sea el de Sohayla encontrándose de nuevo con la pareja del hombre y la mujer paseando a las 10 de la mañana por las calles de Burgos. Calles más seguras con policías formados en primeros auxilios y vecinos que paran su caminar para ayudar.
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