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La construcción de la pasarela sobre la BU-11 en El Crucero seguirá adelante. No hay marcha atrás. El proyecto está bien diseñado, conforme a las nuevas normativas urbanísticas y de accesibilidad, y cualquier modificación supondría una paralización de la obra por cuatro años, « ... mínimo», con el consiguiente sobrecoste y pago de indemnizaciones a la empresa encargada de la ejecución.
Así de claros fueron los técnicos de Fomento que, junto al subdelegado del Gobierno, Pedro Luis de la Fuente, recibieron ayer a los vecinos del barrio burgalés. Se convocaron dos reuniones. La primera, con los representantes del Consejo de Barrio El Crucero-San Julián. La segunda, con vecinos contrarios a la instalación de los muros, a ambos lados del vial, que exigen una alternativa con impacto menor para el barrio.
Sin embargo, no existe alternativa posible, al menos a ejecutar en estos momentos, cuando la obra ya está muy avanzada y, se espera, pueda darse por concluida para el mes de mayo. «El proyecto está bien», explica Magdalena Aguilar, presidenta del Consejo de Barrio, «y va a quedar bien», según han comentado los técnicos, tras recordar que se conoce el diseño de la pasarela desde hace meses y no ha sido hasta ahora cuando han surgido las críticas.
Los vecinos han presentado algunas ideas para un rediseño, propuestas técnicas estudiadas que, no obstante, ahora mismo son inviables. Si se paraliza la obra, para modificarla, se entretaría en pleitos con la empresa constructora, apunta Aguilar, y se tendría que afrontar un retraso mínimo de 4 años, que podría llegar incluso a los 10. Y, mientras, el barrio seguiría sin pasarela, una infraestructura muy necesaria, sobre todo para las personas de mayor edad.
Aguilar recuerda que los muros forman parte del diseño de la nueva pasarela porque hay que subir la estructura un metro más, para que el paso sea recto y al mismo nivel, y hay que salvar el desnivel correspondiente. Además, se han diseñado accesos por escalera y rampa, cumpliendo con las normativas de accesibilidad, que la anterior pasarela, mucho más antigua, no cumplía.
Así las cosas, la presidenta del Consejo de Barrio se muestra «satisfecha» pues, a su juicio, hay que concluir la obra que se ha comenzado para dotar de un servicio imprescindible a los vecinos. Mientras, aquellos que se oponen a los muros salieron bastante «desilusionados» de la reunión con el subdelegado del Gobierno, pero seguirán luchando para conseguir un cambio en el proyecto.
Julio Rojo ha explicado que, al menos, confiaban en que los técnicos estuviesen dispuestos a estudiar su propuesta. Pero no ha sido así, se ha «rechazado automáticamente», alegando que no hay alternativa posible. De ahí que vayan a buscar apoyos en otras instituciones, como el Ayuntamiento de Burgos, a cuyo alcalde ya le han pedido reunión. En este caso, se busca forzar que la ciudad asuma la gestión de la BU-11 en el tramo urbano, que «sería lo ideal».
Y, de ahí, poder acometer el proyecto previsto en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de desarrollar una rotonda, que haría innecesaria la pasarela. En opinión de los vecinos, si se deja tal como está, la pasarela no será casi utilizada, pues supone también dar un rodeo. Además, «da imagen de una ciudad abandonada».
Así las cosas, se convocará una reunión con los vecinos de El Crucero para explicarles la situación y que sean ellos los que tomen una decisión sobre qué medidas adoptar. Mientras, el Consejo de Barrio continúa las gestiones para conformar una asociación vecinal para, entre otras cuestiones, conseguir representación en el distrito Sur.
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