DESORDEN (ANZA) DE MOVILIDAD

Las polémicas políticas y los giros de opinión de 180º amenazan el futuro de la Ordenanza de Movilidad, una de las 'cuentas' pendientes en Burgos que debería llegar como regalo de Navidad

Lunes, 9 de diciembre 2019

Burgos necesita con urgencia una Ordenanza de Movilidad. De nada sirve lanzar consignas a favor de la movilidad sostenible, criminalizar el uso del vehículo privado, arengar a la población para que se mueva en bicicleta, patinete o autobús urbano si, cuando lo hace, se encuentra ... con uno y mil inconvenientes, que acaban lastrando su día a día y demostrándole que, por mucho interés que le ponga, hay ocasiones en las que el coche es su mejor aliado.

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Es una necesidad vital para poner orden en una ciudad que busca homologarse a las urbes europeas en las que, ya da lo mismo que llueva, nieve o el frío nos congele las ideas, los ciudadanos se echan a la calle en bicicleta y apuestan por el transporte público, porque es más cómodo y más sostenible. Sin embargo, en Burgos continuamos discutiendo sobre si el peatón puede compartir espacio con las bicicletas y los patinetes, sobre cómo evitar que nos arrolle un vehículo de carga y descarga o si sirve de algo la peatonalización puntual de las calles del centro histórico.

La última de las polémicas se ha suscitado a raíz de una instrucción de la DGT sobre el uso de bicicletas y patinetes eléctricas, que si bien no alteraría en nada la capacidad de decisión del Ayuntamiento a la hora de regular zonas de tráfico restringido e itinerarios compartidos, pone en riesgo la aprobación de la Ordenanza Municipal este mes de diciembre. Y es que Ciudadanos, en un maravilloso e inesperado giro de 180º, ha pasado en 24 horas de apoyar los itinerarios compartidos a decir que las bicicletas y los patinetes deben llevarse de la mano. Y potenciar el carril bici.

Sí, señores. Burgos carece de una red de carril bici en condiciones, y habrá que invertir para garantizar que la ruta ciclista cubra toda la ciudad con conexiones adecuadas que permitan acabar con los actuales carril bici fantasmas. Pero hasta que llegue ese momento habrá que ofrecer alguna alternativa a los ciclistas, más allá de decirles que se monten en su bicicleta y, al llegar al centro, la lleven de la mano. O a los usuarios del patinete eléctricos, que han pasado de ser una anécdota a un usuario más que habitual de nuestras calles.

Y esa reflexión también va para el Partido Popular, que insiste en dejar las zonas peatonales solo para peatones, sin plantear itinerarios compartidos aun cuando, en esas mismas zonas, el peatón tiene que esquivar cada mañana los camiones de reparto que atascan el centro histórico como si fuera la M-30 de Madrid. Con lo que ha costado sacar adelante la Ordenanza Municipal, a ver si ahora, por una polémica política, se va a quedar en el cajón, durmiendo el sueño de los justos, y lanzamos a los burgaleses a la calle para que se apañen entre ellos.

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Eso sí, sepan que la efectividad de la Ordenanza Municipal será limitada si no va acompañada de la, también imprescindible, reorganización de la red de autobuses urbanos. Años llevan los burgaleses esperando el nuevo mapa de rutas, para que el transporte público llegue a todos los barrios, y con frecuencias y horarios que presten un servicio de verdad. El mapa ya está diseñado, ha costado pero ya está ahí. Ahora solo hace falta implementarlo, así que señores del equipo de Gobierno, una vez tengan resuelta la contratación de los nuevos conductores, arranquen las nuevas rutas. No lo demoren más, los burgaleses se lo agradecerán, no lo duden.

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