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Berta Tricio acababa de llegar a la Subdelegación del Gobierno cuando la mañana del 8 de junio la despertó la noticia que jamás esperaba haber recibido. Un triple asesinato en Burgos amenazaba con alterar la tranquilidad de la ciudad y de la recién estrenada ... subdelegada del Gobierno.
Con el paso de los minutos la noticia se tornaba más negra, los asesinados eran, además, conocidos de la propia subdelegada, que veía así cómo una de sus primeras misiones en el cargo consistía en informar a los ciudadanos del asesinato de quien fuera compañero en la carrera por la Alcaldía de La Parte.
«El recuerdo que tengo es el de quedarnos asustados por la noticia y con el deseo ferviente de que se esclarecieran los hechos, pero por desgracia, con el paso del tiempo, no parece que vaya a suceder así. Ese es el recuerdo que tengo, fundamentalmente», rememora Berta Tricio 17 años después.
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El crimen «conmocionó a toda La Parte y a todos en general porque fue un crimen realmente espantoso», algo con lo que no esperaba encontrarse en sus labores como subdelegada. «Acababa de llegar al cargo, fue una de mis primeras intervenciones a la hora de asumir un problema. Nunca me había enfrentado a unos hechos así con antelación y fue impresionante, desagradable y duro, sobre todo porque las personas afectadas en primera persona eran conocidas. No imaginaba para nada que ser subdelegada del Gobierno tuviera que ver con estos aspectos, por lo menos tan duro», asegura.
Recuerda Tricio que su sentimientos de aquellos días eran «lo de menos», la relevancia del crimen, las personas afectadas y sus familiares era realmente «lo grave». Esta gravedad es la que ha hecho que, tras ocho años en el cargo, aquellas jornadas sean las que más recuerde. «Eso se quedó ahí. Fue un acontecimiento brusco, inesperado y muy duro y se queda como una experiencia, aunque más que duro para mí lo fue para las personas que lo vivieron, lo mío no tiene ninguna importancia», insiste.
Aquel triple crimen desembocó en muchas preguntas sin respuestas, en meses y meses de espera en los que los investigadores no conseguían arrojar luz sobre las incógnitas y en los que Berta Tricio tuvo que seguir siendo el enlace entre las autoridades y la ciudadanía, y tuvo que capear el temporal con mucha mano izquierda.
«Tenía claro que el trabajo de dar respuestas le correspondía a los profesionales y mi papel solo era transmitir la información siempre que se pudiera y que no vulnerase ningún tipo de actuación judicial, de secreto o de investigación. Yo no conocía los hechos de la investigación al detalle porque no me correspondía y porque creo que en estos capítulos hay que dejar trabajar a los profesionales», afirma.
Tras el trabajo de los investigadores ella solo se limitó a «apoyarles» mientras mantiene su «deseo» de que se resuelvan los asesinatos porque «es de justicia». «Reconforta a todos el saber que las personas que han cometido cualquier delito, pero más uno de estas características, deben estar cumpliendo lo que la justicia dicte. Desde ese punto de vista a mí no me molestaban las preguntas y comprendía el interés, había interés informativo como es lógico», asegura.
Así que asumió el papel que le correspondía, el de dar las «explicaciones» a la prensa que siempre «fue respetuosa» con ella. «Entendieron que yo no podía dar ninguna respuesta porque no la tenía y que yo dependía de lo que me ofrecieran los profesionales para compartir. Teníamos que tener respeto al proceso judicial y teníamos que respetarlo todos porque es lo que ayuda a que se esclarezcan los hechos y la investigación avance», reconoce.
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Pero lo que más hondo guarda de aquellos días no fue la cantidad de respuestas que tuvo que ofrecer, ni la cantidad de veces que sonó su teléfono, fue la propia noticia por lo «impactante» que fue. «Nos levantamos temprano, porque se supo muy pronto, y dimos una rueda de prensa para contarlo. Recibir la noticia a primera hora de la mañana, que se ha cometido este crimen y te quedas pasmada, no te esperas que pueda pasar algo así. Encima, cuando ya identificamos los hechos, conocía a las víctimas, al final ese es el recuerdo que tienes, el impacto que supuso el conocer la noticia», confiesa.
Han pasado 17 años y aunque los expertos aseguren que no existe un crimen perfecto este se le acerca demasiado. Tricio reconoce que no sabe si el crimen logrará resolverse en algún momento, aunque reitera su deseo de que «por justicia se pueda poner a disposición judicial al autor o autores de los hechos», el deseo de «saber qué pasó» permanece a pesar de que los años vayan borrando los ecos de la mañana del 8 de junio, cuando Berta Tricio convocó a los medios para comunicar que un triple asesinato había osado alterar la tranquilidad de la calle Jesús María Ordoño.
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