El primer piso de Alonso Martínez, 5 ya ha desaparecido. Sara Sendino

Derriban el edificio de Alonso Martínez que tenía grietas

Los trabajos comenzaron hace días y se alargarán durante esta semana. Se está echando agua a los escombros para no levantar polvo

Miércoles, 23 de agosto 2023, 14:29

La plaza Alonso Martínez escribe un nuevo capítulo de su historia. En unos días, el edificio del número 5, que hace esquina con la calle Trinidad y da al Palacio de Capitanía, dejará de existir tal y como lo conocen los burgaleses hasta ahora. Los ... trabajos de demolición ya han comenzado y, se espera que en menos de una semana, ya no quede nada del inmueble.

Publicidad

Sin embargo, la historia del número 5 quedará para el recuerdo. Se erigió en 1940 y, desde entonces, ha visto pasar inquilinos y negocios por sus paredes. Un edificio con una pared agrietada desde el verano de 2019, cuando tuvieron que desalojar las dos empresas que allí se instalaban. Una de ellas volvía, pero era inminente que las grietas de la pared que daba a la calle Trinidad seguirían yendo a peor.

Ahora, su demolición ha comenzado, ya no queda tercer piso, y la mujer con paraguas será una de los testigos de esta transformación. Por delante varios días de retroexcavadora y escombros que borrarán los recuerdos de aquel edificio amarillo y encorvado. Después, junto con el número 3 de esa misma plaza, se convertirá en doce viviendas de lujo y dos locales comerciales.

Pero, de momento, el espectáculo de la demolición ha comenzado y los burgaleses que pasan miran el proceso de destrucción con curiosidad. No son pocos los que se paran, comentan e incluso sacan fotos y vídeos de lo que ocurre. Es algo llamativo sin duda. Pero todos los espectadores lo hacen desde una distancia prudencial y en la sombra, debido a las altas temperaturas de la capital.

Los curiosos miran las obras desde la sombra Sara Sendino

Es mediodía y la retroexcavadora sigue funcionando. Lo ha hecho desde hace una semana y, más o menos, los operarios creen que la destrucción total del edificio terminará el viernes. Ellos vigilan que todo vaya bien y que nadie se acerque demasiado. También mojan el escombro continuamente para no levantar polvo, teñir la calle de marrón o provocar tos a los viandantes. Por delante, días de demolición de un edificio que dará paso a una nueva historia.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad