«Siempre es el mismo modus operandi: gente un poco extraña, que no son vecinos... Empiezan a venir a las diez [de la noche], a las once, a las doce, doce y media, una...», así narra un vecino de Burgos, que prefiere no revelar su identidad, el suplicio que es vivir en el mismo bloque donde se sitúa, presuntamente, un prostíbulo en un piso.
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El lupanar se ubicaría en la plaza de Santa Casilda de Burgos. Esta vía comunica la calle Vitoria con la avenida del Arlanzón, cerca de la plaza del Rey. Allí, en un piso, viven «unas cuatro mujeres» que ejercerían la prostitución.
Una actividad que no gusta nada en la comunidad en general y, en particular, a uno de sus vecinos. Todo comenzó en mayo, aunque al principio dudaban de lo que ocurría en el primer piso de su edificio. «Igual es alguien que tiene muchas amistades y ya está», destaca el burgalés, que admite que al principio «no sabía qué pasaba». Aunque para nada esperaba la posibilidad de vivir puerta con puerta con un burdel.
Sin embargo, los días iban pasando y las visitas seguían siendo frecuentes, por lo que las sospechas comenzaron a aflorar. Estas visitas se producían cuando anochecía y, aproximadamente, cada hora se oía el telefonillo de este supuesto prostíbulo. Una situación que viven estos vecinos desde hace siete meses y que, en otras zonas de Burgos, también se ha repetido anteriormente.
Este vecino vive en la plaza Santa Casilda «de toda la vida». Por tanto, más o menos conoce a los habitantes del barrio. Esa es la razón por la que le empezó a llamar la atención la actividad de este piso. Señala que, de noche, en esta plaza burgalesa se ve a personas desconocidas esperando debajo de su portal.
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El burgalés afectado detalla que los hombres esperan disimulando, como que hablan por teléfono. Explica que los supuestos usuarios del prostíbulo se «cuelan» en el edificio cuando algún vecino entra o sale, aprovechando que la puerta se queda abierta durante unos segundos.
«Una vez vi a uno al que no abrían y empezó a zarandear la puerta, la rompió y entró. Yo le recriminé», recuerda el vecino, señalando que el individuo «se puso muy agresivo». Viven en esta situación de inseguridad en su casa de Burgos desde hace unos siete meses.
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Sin embargo, este vecino ha intentado poner remedio a esta situación hasta en tres ocasiones. El 28 de junio, a las 00.28 horas, llamó por primera vez al servicio de Emergencias 1-1-2 para dar cuenta de lo que, supuestamente, ocurre en su edificio. «Vinieron cuatro agentes», explica el burgalés.
«Cuando llamamos a la policía subieron a todo correr, les golpearon la puerta y no abrieron. Sólo abren cuando es un cliente quien les llama», afirma el vecino burgalés. Pero, para sorpresa del afectado, los efectivos no pudieron hacer nada ese día y todo siguió igual.
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«Como no es ilegal [la prostitución]...», aclara, a la vez que recuerda a una mujer policía señalándoles que les avisaran por si resultaba ser «trata de personas» lo que ocurre en este edificio de Burgos. Sin embargo, la policía sí que aseguró a este hombre que eran conocedores de la situación del prostíbulo. «Nos contaron todo: que es cierto, que sí que hay [prostitución], que están controladas, que están vigilando...», pero poco más sabe el vecino.
Más tarde, en septiembre, la situación continuaba siendo la misma. El hombre realizó otra llamada al 1-1-2 en la que el operador le «intentó tranquilizar», pero no hubo visita policial al edificio. El vecino de Burgos también utilizó el 6 de octubre la aplicación Alertcops, que se utiliza para comunicarse de forma ágil con las fuerzas de seguridad. Sin embargo, obtuvo el mismo resultado: no se intervino en el piso y la situación, a mediados de diciembre de 2024, continúa siendo la misma.
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Por otro lado, Burgosconecta se ha puesto en contacto con la Policía Nacional, quienes no han proporcionado ningún dato al respecto de ninguna operación en este edificio. Además, el cuerpo de seguridad reitera que «la prostitución no es un delito», aunque toman nota del caso expuesto por este medio de comunicación. Por su parte, la Policía Local, tras la consulta de Burgosconecta, tampoco ha encontrado nada de esta índole relacionado con la plaza Santa Casilda.
«Toda la comunidad lo sabe», aclara el vecino afectado por el supuesto prostíbulo de su edificio. Sin embargo, explica que, cuando acudieron al domicilio los agentes, todos hicieron oídos sordos. Respecto a las mujeres que ejercerían la prostitución en este burdel burgalés, el afectado explica que serían «cuatro».
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Detalla, además, que son «jóvenes». «No ves nunca vecinas y luego ves que bajan mujeres jóvenes de dos en dos y que nunca han sido vecinas», añade. A pesar de la situación, el vecino burgalés señala que nunca ha intentado hablar con ellas, dado que cree que tendría que hacerse «pasar por cliente» para acceder a las mujeres.
Los vecinos de la plaza Santa Casilda viven, desde hace siete meses, en una continua «inseguridad». Al hablar de clientes, el afectado aclara que son los fines de semana cuando «más hay». Asimismo, el burgalés incide en los posibles peligros futuros que, a su juicio, puede traer convivir con un burdel: «Un día va a pasar algo de drogas, alguien que venga violento y se ponga agresivo» o, incluso, «las mafias que los llevan nos traten de silenciar».
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