El espacio de coworking del edificio Nexo acoge varias actividades ahora mismo. GIT

Una década impulsando el emprendimiento en Burgos

El programa Emprendedores de la Fundación Caja de Burgos cumple su décimo aniversario habiendo ayudado a la creación de más de un centenar de proyectos empresariales de todo tipo

Lunes, 3 de julio 2023, 07:31

Son muchas las variables a tener en cuenta a la hora de poner en marcha un proyecto empresarial. Y a menudo, la ayuda externa resulta sencillamente imprescindible. Eso bien lo saben los miles de burgaleses que en algún momento se han lanzado a la piscina, ... incluidos aquellos que han llamado en algún momento a las puertas de la Fundación Caja de Burgos para recibir asesoramiento a través del programa Emprendedores, uno de los buques insignia de la entidad, que este año cumple su décimo aniversario habiéndose convertido por méritos propios en todo un referente.

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Las cifras así lo avalan. A lo largo de esta década, el programa ha impulsado la creación de 105 proyectos empresariales de la más diversa índole, algunos de los cuales se han convertido en modelos de éxito incuestionable, generando actividad económica, puestos de trabajo, innovación y redes de colaboración.

En este sentido, el responsable del área de Dinamismo Empresarial de la Fundación, Javier Cuasante, no esconde su satisfacción por los resultados. «Es el programa en el que más cariño y recursos se han desplegado» en la última década en su área de gestión, asegura al tiempo que pone en valor tanto el espíritu emprendedor de la sociedad burgalesa como los medios desplegados por la entidad para impulsarlo en la medida de lo posible.

En realidad, la Fundación Caja de Burgos no ha inventado nada, simplemente ha intentado replicar modelos exitosos de lanzaderas empresariales dimensionados a la realidad burgalesa, incorporando algunas variables propias. Así, a diferencia de otros programas similares, Emprendedores ha incorporado desde el principio una máxima: «lo que nos interesan son proyectos que aporten innovación», sea cual sea el perfil del mismo, explica Cuasante.

Aunque en estos diez años han pasado por el programa emprendedores de todo tipo, sobresalen perfiles de personas de entre 30 y 40 años con experiencia profesional previa

Y a partir de ahí, el programa, que mantiene una convocatoria abierta de manera permanente, se despliega por fases. En la fase preliminar se preevalúan los proyectos y se analiza su viabilidad. A los proyectos que superan esa primera criba se les asigna un mentor que aportará todo su conocimiento para la elaboración de un plan de negocio que posteriormente deberá ser presentado públicamente. Y si recibe el visto bueno definitivo, sale al mercado.

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En ese viaje, arriesgado por definición, los emprendedores continúan teniendo el apoyo de la Fundación, que despliega ante ellos todos los recursos disponibles, propios y ajenos. Así, amén de la posibilidad de utilizar alguno de los espacios del vivero de empresas del edificio Nexo, los emprendedores pueden echar mano de la capacidad financiera de la Fundación o acudir de su mano en busca de inversores. Y es que, siempre es más sencillo llamar a determinadas puertas si vas acompañado de una entidad que avale tu propuesta.

Implicación de los mentores

Pero más allá de este apoyo material, logístico y financiero de Caja de Burgos, si algo caracteriza el programa Emprendedores es la calidad e implicación de sus mentores, según Cuasante. Llama la atención, a este respecto, que no se trata de trabajadores de la entidad, sino de «profesionales en activo con experiencia» y que son «referentes» en sus respectivos campos. Gente que una vez finalizada su jornada en sus respectivas empresas se dedica a echar un cable a los que están empezando.

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Evidentemente, explica Cuasante, la Fundación les paga a todos ellos por el trabajo de mentorización, pero «su implicación va mucho más allá», creando a menudo relaciones profesionales y sinergias muy interesantes. Un win-win de manual, vamos. «Se involucran muchísimo», subraya Cuasante. Para muestra, añade, un botón. Hoy es el día en el que algunos antiguos participantes en el programa actúan como mentores.

Además, resalta, la puesta en marcha del vivero del edificio Nexo -actual centro de operaciones de la Fundación- ha supuesto un punto de inflexión. Allí conviven diariamente más de dos docenas de proyectos, repartidos entre los doce espacios de coworking y los doce espacios individuales que poco a poco están tejiendo sus propias redes de colaboración. Así, en los últimos meses han sido varios los ejemplos de sinergias generadas entre proyectos de diferentes sectores, señala Cuasante.

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De todos los sectores

En este sentido, los responsables de la entidad se muestra especialmente satisfechos por el amplio perfil de proyectos. «Hay de todo. Evidentemente, las actividades vinculadas a la tecnología ocupan un espacio muy importante», pero por el programa de mentorización han pasado proyectos de la práctica totalidad de los sectores. Básicamente, defiende Cuasante, no importa el qué, ni la edad, ni el lugar -la mayoría de los proyectos radican en la capital, pero también hay ejemplos en toda la provincia- sino el potencial de la idea y de los propios emprendedores.

En todo caso, subraya, el emprendimiento no es sencillo. «La mayoría vienen enamorados de su idea» y los propios mentores les obligan a «poner los pies en el suelo». «Por muy buena que sea la idea, el producto o el servicio, nadie va a venir a buscarlo si no sales tú. Hacen falta ciertas habilidades y conocimientos», resume.

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Así, es muy habitual comprobar cómo los proyectos van mutando a medida que avanzan y su desarrollo final poco tiene que ver con la idea preconcebida. Otros, directamente, no resultan viables.

Eso sí, a juicio del responsable de la Fundación, «nunca ha habido tandas facilidades como ahora para poner en marcha un proyecto emprendedor». No en vano, ahora se cuenta con apoyo de entidades y programas, con acceso a canales de financiación, redes de colaboración y un largo etcétera. Otra cosa, insiste, es que las ideas lleguen a buen puerto. Eso depende siempre del mercado y de las habilidades y capacidades de los propios emprendedores, concluye.

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