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Algunos de los desperfectos de las instalaciones de San Isidro. YFB
Daniel Peñafiel, burgalés profesional de BMX: «No me he matado de milagro»

Daniel Peñafiel, burgalés profesional de BMX: «No me he matado de milagro»

El tricampeón nacional de BMX freestyle denuncia el peligro que supone entrenar en las instalaciones de San Isidro de Burgos por la falta de mantenimiento

Lunes, 5 de junio 2023, 07:20

El deterioro de las instalaciones de San Isidro amenaza la integridad física de los deportistas. «De hecho me he caído bastantes veces y he tenido que acudir a urgencias», revela Daniel Peñafiel, tricampeón de España de BMX freestyle. Incluso ha llegado ha golpearse la ... cara y quedar inconsciente tras resbalar.

«No me he matado de milagro porque siempre vas protegido y sabes caer», denuncia el burgalés. Entre las pintadas y los bordillos desprendidos los deportistas resbalan o tropiezan. Asimismo, las escuadras están abiertas, por lo que «te puedes enganchar y cortar». También carece de iluminación porque los focos y su interruptor están estropeados.

Los usuarios de las instalaciones se sienten abandonados debido a que «el Ayuntamiento no ha realizado labores de mantenimiento» durante los últimos cuatro años. Como consecuencia, practicar deporte allí «es un peligro».

Más allá de la práctica deportiva de los burgaleses, la importancia del mantenimiento óptimo de estas instalaciones radica en que son unas de las mejores instalaciones de skateboarding y BMX que hay en el país.

Por consiguiente, el nivel es suficiente para que Burgos postulase para acoger el Campeonato de España de Skateboarding, pero en la actualidad no es posible al incumplir las condiciones mínimas de mantenimiento.

Un factor que contribuye al abandono de San Isidro es su ubicación, prácticamente a las afueras de la ciudad. «Las rampas de Vista Alegre están en una zona de paso, por lo que no suelen aparecer pintadas», expone Peñafiel.

A esto se suma el viento que azota al situarse en una zona abierta y elevada, lo que influye en los saltos. «Con la tabla no se nota tanto, pero con la BMX puedes elevarte hasta cinco metros de altura y sufrir falsos por el viento».

El origen del problema es que personas ajenas a los usuarios utilizan las instalaciones para hacer botellones y pintadas. Los propios deportistas impidieron que esto sucediera durante los meses siguientes a su construcción en 2016, pero «no podemos estar 24 horas vigilando». Al final, «es competencia de la Policía» evitar y penalizar estos actos vandálicos.

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