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El carnaval 2024 de Burgos ha quedado inaugurado por el artista Cristino Díez y por su libertad de espíritu y su imaginación. Un hombre, un artista sorprendente que ha querido pregonar el carnaval disfrazado de Lev Trotski, un político y revolucionario ruso de origen judío, « ... en un Ayuntamiento gobernado por PP y Vox, pero si Alfonso Guerra ha estado en la Diputación hoy mismo...». Así es Cristino, un hombre irónico, dispuesto siempre para la broma.
Desde su disfraz de Trotski, Cristino ha defendido el carnaval como esa fiesta del pueblo y, sobre todo, de la infancia. La ha defendido como ejemplo sublime de la imaginación. Porque para Cristino llegamos a las fechas donde poder sacar las críticas, reírse de uno mismo, llegamos al momento del año de la libertad individual.
Ha recomendado a los burgaleses «dar matarile» a estos cuatro días porque después de don Carnal llega doña Cuaresma, «hoy los curas están más flojos, pero hay otros poderes más peligrosos», ha manifestado.
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Imaginación, fiesta popular, libertad y cultura. El carnaval también es cultura para Cristino, una cultura que se remonta siglas en el tiempo. Cristino estudio el carnaval como una tradición de la que sacar gotas de sabiduría.
Poco antes de las 20 horas, cuando estaba previsto que comenzara el pregón, poca gente se amontonaba en la plaza Mayor de Burgos para disfrutar del discurso de Cristino desde el balcón del Ayuntamiento. La lluvia ha llegado minutos antes también, pero también lo han ido haciendo más burgaleses. Refugiados en los soportales de la plaza o bajo los paraguas, no se querían perder las palabras de este querido artista de la ciudad.
Los disfraces no ha sido numerosos, algunos grupos sí se han animado, pero la lluvia ha echado para atrás a otros.
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