Borrar
Las diez noticias imprescindibles de Burgos este lunes 20 de enero
Producción de microchips a partir de una oblea de silicio
La crisis de los microchips continuará afectando a la industria burgalesa en 2023

La crisis de los microchips continuará afectando a la industria burgalesa en 2023

El presidente de Femebur, Andrés Hernando, ha confirmado que esta escasez «no tiene visos de mejora» y seguirá complicando los plazos y la producción en las fábricas de la provincia

Jueves, 16 de marzo 2023, 07:15

La crisis de los microchips continuará complicando la producción en las fábricas burgalesas. Así lo afirma el presidente de la Federación del Metal de Burgos (Femebur), Andrés Hernando, que asegura que la escasez de semiconductores «no tiene visos de mejora» para este 2023.

«No ... sabemos que horizonte tenemos, pero no creemos que vaya a parar», señala Hernando sobre un problema que «retrasa plazos y encarece la producción» y ha provocado numerosos paros en las líneas de producción de grandes empresas, sobretodo en las relacionadas con el sector de la automoción, una industria clave en España para la que Burgos produce todo tipo de componentes.

Las mercantiles dedicadas a la fabricación de maquinaria y bienes de equipo han capeado este problema instalado desde hace dos años en los centros de producción de todo el mundo «cambiando de componentes», hecho que «encarece todo el proceso» productivo«.

Mismo camino han tomado las empresas relacionadas con el sector de la automoción, para las que los semiconductores son una pieza clave y, en algunas ocasiones, imprescindibles para poder continuar la fabricación de diversas piezas de los automóviles.

Noticia Relacionada

Son varios los casos de grandes fábricas nacionales que, como las burgalesas, se han visto afectadas por ERTE a causa, entre otros, de este motivo, como por ejemplo Renault en Valladolid -donde también se ha visto afectada Iveco- y Palencia, Stellantis en Zaragoza o Ford en Valencia.

En su caso, los paros en las líneas de producción han sido intermitentes desde 2021, una situación que se prolongará al menos otro año más debido a un fenómeno del que «todavía hay cosas que no se entienden», apostilla Hernando.

La sobredemanda, la falta de su producción y la renovación continua de la tecnología son algunas de los argumentos que el presidente del sector del metal burgalés pone encima de la mesa para tratar de comprender el porqué de esta crisis de componentes.

La Guerra de Ucrania, que sí ha repercutido de manera notable en otros sectores como el agroalimentario, también ha afectado en la llegada de materias primas, pero «ya se ha conseguido normalizar la actividad mediante el reajuste en las cadenas de producción y la sustitución por otras más accesibles», indica Hernando.

Frenar la dependencia asiática

Para tratar de paliar este problema, el Gobierno lanzó a mediados del pasado año el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) de microelectrónica y semiconductores (Perte Chip), que contempla una inversión pública de 12.250 millones hasta 2027.

Esta iniciativa, que se enmarca dentro de la nueva Ley Europea de Chips para hacer más competitivo e independiente el mercado europeo en este ámbito, pretende ayudar a los sectores afectados e intentar atraer fábricas de estos componentes para aplacar el impacto de su escasez en las fábricas.

Este último punto no es tarea fácil, ya que la fabricación de un chip tiene un plazo estimado superior a los tres meses. Para poder crearlo, se requieren centros de enorme envergadura con salas libres de polvo -ya que apenas una mota puede echar a perder todo el proceso-, maquinaria multimillonaria, estaño fundido y láseres.

Con todo ello, se transforma obleas de silicio -que no pueden ser manipuladas ni entrar en contacto con el aire, en una red de miles de millones de pequeños conectores, los transistores, que forman circuitos que luego se convierten en la base de todo tipo de aparatos como smartphones, ordenadores, coches, electrodomésticos o incluso satélites.

Este y otros condicionantes provocan que la mayoría de la producción mundial de estos componentes se concentre en pocos países asiáticos. Corea del Sur, Taiwán, China y Japón concentran más del 70% de la fabricación de este tipo de chips, una cifra que contrasta con el escaso 10% actual de la Unión Europea, que se pone como reto duplicarla en los próximos años.

Estados Unidos, con apenas el 12% y los mismos problemas en sus fábricas, también ha tomado medidas recientemente con una nueva legislación para frenar la dependencia de los microchips asiáticos, en especial chinos, con un impulso a la producción nacional de estos semiconductores cifrado en 280.000 millones de dólares para la construcción de plantas e inversión en investigación y desarrollo.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

burgosconecta La crisis de los microchips continuará afectando a la industria burgalesa en 2023