Con tranquilidad y resignación han empezado el año los hoteles de Burgos. Detrás de la pandemia ha venido la subida de la energía, la guerra en Ucrania y, ahora, una huelga del transporte, aunque no todo son malas noticias en uno de los sectores más ... castigados por la covid-19. El 2022 ha arrancado con buenas cifras de ocupación hotelera, gracias a algunos eventos que han llenado los establecimientos de la capital.
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Los Carnavales han sido «muy potentes», explica Luis Mata, vicepresidente de la Federación de Hostelería y representante de la Asociación Burgalesa de Hospedaje. Sin embargo, lo que más ha tirado de las reservas ha sido el encuentro del Burgos CF con el Real Oviedo en febrero, con un «lleno muy fuerte» que se tradujo, además, en mucha actividad hostelera y comercial.
Mata ya lo avisó cuando el Burgos CF subió a Segunda División. El equipo blanquinegro se iba a enfrentar a algunos clubes que cuentan con aficiones muy comprometidas, que viajan siempre, y eso iba a suponer turismo, como así se ha demostrado. La afición del Oviedo llenó Burgos, lo mismo que se espera que haga la del Sporting de Gijón, que se medirá con el Burgos CF el domingo 3 de abril.
Además, la actividad congresual se está reactivando tras el parón de la pandemia. En las últimas semanas ha habido un congreso de abogados, «pequeño pero todo suma», y el Certamen Nacional de Danza Orbe, con «un llenado potente», admite Mata. Para este fin de semana se esperan 2.000 participantes para la Dance World Cup, así que los hoteles están contentos pues son eventos que ayudan en temporada baja.
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«El comienzo del año no ha sido malo», afirma Luis Mata, con datos de prepandemia aunque «falta estabilidad». A diario, ocupación floja; fines de semana, incluso desbordados. Al menos la situación es mucho mejor que hace un año, cuando estaban prácticamente paralizados. Y las perspectivas para los próximos meses, en especial el verano, «no son malas», incluso «esperanzadoras».
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Eso sí, el sector es cauteloso. La huelga del transporte no les está afectando de manera especial, pero sí la subida de la energía pues eleva los costes. Al aumento del precio de la luz y el gas se le tendrá que sumar una subida «muy fuerte» del IPC y también de las materias primas, lo que obligará a reajustar precios. De momento no se ha hecho pues, admite Mata, sería «suicida» dada la situación actual.
Y mientras van vadeando la situación, los hoteles de Burgos también se vuelcan en apoyo a Ucrania. «Estamos desolados», asegura Luis Mata, pero dispuestos a ayudar y ofreciendo alojamiento a refugiados, tanto si vienen a través de ONG como por su cuenta. Mata reconoce que raro es el día que, en su establecimiento, no hay ucranianos alojados, e indica que el sector, a nivel nacional, quiere programas concretos de ayuda.
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Se trata de crear un banco de habitaciones o un programa de acogida al estilo del IMSERSO, que funcione en toda España y que garantice una respuesta unitaria ante la llegada de refugiados, tanto de primera acogida como en traslado.
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