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No quieren lanzar las campanas al vuelo y tienen sus motivos. A pesar de ello, las previsiones para Semana Santa son muy buenas para los alojamientos rurales de Burgos. Desde Turalbur su portavoz, Domingo Hernández, confirma que las previsiones «están bien». «Desde después del verano las reservas llegan con los periodos habituales, la gente te reserva dos o tres meses antes, algo que durante la pandemia, en los momentos que pudimos trabajar, las reservas llegaban con una semana o diez días de anticipación. Ahora ya hemos recuperado el ritmo habitual de solicitudes y reservas. Ahora mismo, los asociados a Turalbur, prácticamente estamos al 100% para la Semana Santa», celebra.
Pero esta celebración lleva un matiz y confiesa que están «cruzando los dedos». «El diciembre pasado también pintaba muy bien con un puente estupendo de la Constitución y de pronto un aviso de nevadas en el norte de España hizo que muchos clientes cancelaran parte de la estancia. Ese aviso llegó en las últimas horas del puente y fue tan rotundo por parte de la DGT que hizo que muchos de los clientes acortaran su estancia por el miedo a quedarse incomunicados. Luego en la provincia de Burgos las nevadas fueron mínimas», rememora.
Pero no fue lo único: «En Navidades, que teníamos también una ocupación sobre el 90%, la sexta ola de covid-19 hizo que muchas reservas quedasen anuladas, por lo cual, ahora todo parece que está diferente, que la sexta ola ya se ha olvidado, que la vacuna está haciendo su función y que algo de ese tipo no va a ocurrir, pero hasta que no pase la fecha y lleguen, disfruten de la estancia y se vayan estamos con la mosca detrás de la oreja».
Con estos precedentes aseguran que no pueden «fiarse de nada». Cuando no es la covid-19 es la meteorología y si no, como ocurre ahora, los factores externos. «Es verdad que ahora con el tema de los gastos energéticos no somos un sector tan afectado como otros, como puede ser transporte, ganadería o agricultura, pero sí que es verdad que también está repercutiendo en nuestra cuenta de resultados. El incremento del precio de la electricidad ya fue desde el pasado verano importante, lo que ha reducido en una parte nuestros beneficios», explica Domingo.
Pero no es esto lo peor de los factores externos, hay algo que sí está haciendo mella en las cuentas corrientes de estos negocios: «Lo que sí que estamos notando es el subidón del gasóleo y el gas, que son las principales fuentes de calefacción en nuestros establecimientos de turismo rural». Una subida que llega a alcanzar «un 40% e incluso más en la factura» cada vez que llenan los depósitos.
Reconocen que esto todavía no ha «repercutido en los precios», pero confiesan que de continuar así tendrán que pensárselo. «El clima de Burgos todos lo conocemos, este es probablemente el gasto fijo más importante que tenemos en las casas de turismo rural de la provincia y con estos precios la cuenta de resultados se resiente», insiste, aunque de momento están a la expectativa para ver si los precios se mantienen en el tiempo o es solo esta subida puntual «por la guerra y la especulación que llevan las empresas distribuidoras».
Saben que esta está siendo una mala época para toda la sociedad en general. Se vaticina una crisis económica próxima, «pueden llegar problemas de abastecimiento por las movilizaciones del sector del transporte por ese alza de los combustibles» y saben también que este encarecimiento les puede repercutir de otra manera: «Habrá clientes que tengan cierto colchón y cierto margen de maniobra y no les afecte, pero a otros igual llenar el depósito del coche por 30 o 40 euros más que hace unos meses les suponga tener que quedarse en su casa».
Hasta ahora el turismo rural ha «intentado torear como ha podido todas estas circunstancias», pero confiesan estar «exhaustos». «La mayoría de estos micronegocios los hemos sostenido tirando de ahorros, comprometiendo la economía familiar, y si ahora nos encontramos en otra tesitura tan complicada ya no podemos renunciar a la primavera», incide.
Lamentan, además, que en estos dos años muy malos las ayudas hayan llegado a cuentagotas. «Algunas con unos requisitos casi imposibles de cumplir, las políticas que deberían apoyarnos, como el bono turístico de la Junta de Castilla y León a nivel de casas rurales no ha tenido casi incidencia. A pesar de ser el 10% del PIB de la comunidad nos sentimos maltratados por las instituciones», manifiesta.
A pesar de todo se mantienen optimistas, casi llenos al 100% ya para la Semana Santa recuerdan a los turistas que pueden visitarlos en cualquier otro momento. «Quedan muchos fines de semana para que puedan venir a vernos, se puede disfrutar incluso con precios más asequibles en nuestros establecimientos, con menos gente en los restaurantes de la zona», recuerda Domingo, que entiende que siempre es más sencillo poder juntar días en épocas con festivos.
De momento miran al calendario y cruzan los dedos. Y suplican para que no pasen más cosas que vuelvan a arruinarles una buena previsión. «Que no vengan los marcianos», bromea Domingo.
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