De las compras online al precio del alquiler: las trabas para el comercio tradicional de Burgos

A todo esto se suma la digitalización, una especie de «adáptate o muere» que algunos pequeños negocios aún se resisten y al que otros se unen con perfiles en redes sociales y tiendas online. La sociedad atraviesa un momento de cambio pero, atendiendo a las sociedades que han vivido estos procesos antes que España, como Estados Unidos, se puede comprobar que el comercio de cercanía ha resistido, así que no es el fin.

Lo que si es cierto es que la competencia contra las multinacionales es feroz, tanto en precio como en horarios y stock, además los clientes han cambiado su modo su modo de compra, en tanto a los pequeños comercios, una tendencia que se nota en Burgos desde hace algunos años.

«Para que los negocios se mantengan, a la gente le tiene que seguir pareciendo un placer el 'salir de compras' como siempre lo ha sido», declara la dueña de Smile, una tienda situada en pleno centro de Burgos.

Según los comerciantes del centro de la capital, las rebajas de verano están funcionando y aumentado las ventas «aunque no tan bien como deberían». Además, los resultados en los distintos comercios de Burgos están siendo muy diferentes y los ánimos en algunos establecimientos disminuyen, en esta nueva etapa de comercio online, las entiendas entienden que es indispensable mostrar tu escaparate en redes sociales y web y no todos tienen la capacidad de hacerlo.

La clientela en el centro burgalés suele ser en parte fija, aunque la media de edad es elevada y el público joven es más cambiante: «Son gente que pasa mira, a veces compra», explican desde la zapatería Tacones. Luego están los turistas, sobre todo europeos, que llegan a Burgos por el camino de santiago o buscando conocer su patrimonio y aprovechan, por qué no, para ir de compras. La mayoría de los comerciantes del centro afirma que el turista extranjero «entra a la tienda, compra y no mira los precios».

Los pequeños comercios de la ciudad siguen queriendo continuar con su oficio pero entre las trabas también se encuentra el aumento de los alquileres , que «no se adaptan a las circunstancias de los emprendedores ni a la realidad de las pymes». El metro cuadrado en el casco histórico ronda los 500 euros y puede subir hasta los 1000 euros en las mejores calles. Los negocios intentan continuar hasta el final, tal y como asegura un comerciante, «para que un establecimiento cierre, tiene que haber gastado todas sus balas», asegura un socio de la Federación de Empresarios del Comercio de Burgos que tiene varias tiendas de souvenirs.

Muchos establecimientos miran hacia el futuro con optimismo. «El comercio de cercanía no desaparecerá, para ejemplo países como Estados Unidos, que pasaron antes por estos cambios digitales y han visto como el cliente a vuelto a la tienda física», expone Alejandro, socio de la FECC.

Showromming es un termino estadounidense que significa 'sala de exposición', el cliente que práctica este modo de compra, se acerca a tiendas minoristas, para preguntar y examinar los productos, hasta probárselos para a la vez comparar desde su teléfono. finalmente este tipo de comprador, se vuelve a casa sin nada para realizar la compra del producto de forma on-line.

Este modo de compra es dañino para el sector minorista y a la vez imparable, muchas tiendas burgalesas de textil y calzado lo han detectado y saben que no pueden luchar contra ello pese a verse perjudicados.

Webrooming es su contraparte, la sala de exposición ahora es tu ordenador, teléfono o tableta. Los clientes miran vía on-line los productos de una tienda minorista, para luego acudir a ella en persona y comprarlos, esta forma de compra se compara con los nuevos escaparates, internet es el nuevo escaparete de todas las tiendas desde casa, con el puede obtener información del producto para luego ir a la tienda física y no pagar gastos de envío además de poder tener el producto en sus manos.