Los cinco pasos para disfrutar del brunch más famoso de Burgos

Pero esta forma de entender la comida no ha estado siempre disponible en este establecimiento. Raquel Saiz, la propietaria actual, lleva diez años regentándolo pero anteriormente fueron sus padres los encargados de llevar La Bóveda. «Cuando yo cogí las riendas, lo reformé y abrí el café-bar como es ahora mismo», destaca Raquel. Han tenido que ir cambiando y evolucionando a medida que ha pasado el tiempo porque los cambios generacionales y los hábitos de la sociedad ya no son los mismos.

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Tras la pandemia observaron que Burgos no cubría el negocio de los desayunos, así que decidieron apostar por ello. En esos momentos de incertidumbre, de cierres perimetrales y de horarios regulados, esta franja de mercado estaba en auge, los brunchs y los desayunos eran en ese momento la comida más importante del día para numerosos ciudadanos. «A mí siempre me ha gustado mucho el mundo del café y lo he valorado mucho», declara la propietaria.

Esta decisión también la tomaron por la falta de terraza en el local, «el ocio cambió bastante, la gente salió mucho a la calle», confiesa la dueña. A raíz de la reapertura, su objetivo era conseguir que su bar fuese el local referente de los brunch en Burgos, «creo que al final lo hemos conseguido», recalca Saiz.

La capital burgalesa tiene entre sus calles varios locales dedicados a los desayunos, pero La Bóveda se ha convertido en uno de los más conocidos y recomendados. Su brunch es la comida más popular del cafe-bar, «el nuestro va en pasos, es diferente, no hemos visto ningún otro así», declara Raquel.

Su clave son los cinco pasos, que se van sirviendo poco a poco. En cada paso se elige una opción entre las diferentes alternativas de la carta. El brunch empieza con la elección entre un zumo natural o un cóctel. El bol es el segundo paso y las opciones son: de avena, de acai, de yogur griego o de pitahaya, la fruta del dragón. En mitad de esta comida llega el plato fuerte, la tosta de huevos benedictinos con bacon, salmón, ibérico o vegano. Pasando el ecuador entra el café o la infusión, y en el último paso, llega el postre, a elegir entre waffle, tortitas o tostadas francesas.

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Dentro de tantos aperitivos, uno de ellos tenía que ser el más recomendado por los clientes. «La tosta es lo que más llama la atención», aclara Saiz. El tercer paso es el que más popularidad está cogiendo, ya que los huevos benedictinos son un plato diferenciador de este establecimiento. Y dentro de este, los dos ingredientes más solicitados son los de bacon y los de salmón, «encanta el sabor y la estética de la tosta», destaca la propietaria.

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Pero atrás no queda el postre, el favorito del último paso es la tostada francesa, compuesta por un pan brioche empapado por un rebozado especial que hacen ellos mismos acompañado de una crema de dulce de leche, queso mascarpone, café, nata y diferentes frutas.

«Todo el producto que tenemos es casero y creemos que por eso nos hemos diferenciado», recalca la dueña. ¿A quién no le gusta una comida casera bien hecha?, ya sea la comida de nuestras madres, padres, abuelos o abuelas, lo casero siempre triunfa. No hay más que verlo en La Bóveda. Sus elaboraciones hechas por ellos mismos se ha convertido en el punto fuerte de este local. Pero el producto de Burgos también ha contribuido a esta fama.

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«Aparte del brunch, también vendemos mucha tortilla y todos sus ingredientes son burgaleses», subraya Raquel. Las patatas y los huevos son procedentes de la provincia «todo lo que podemos luchar que sea de aquí», destaca Saiz. Tanto es así que hay un desayuno que tiene mucho de Burgos, 'el desayuno burgalés' caracterizado por la morcilla del territorio. «Trabajamos con mucho turismo, entonces la gente quiere probar cosas de la capital y siempre intentamos recomendarlo», aclara la propietaria.

Uno de los detalles que pone en valor Raquel es el trato con el cliente, siempre busca que todos los que traspasen la puerta de La Bóveda se sientan como en casa. «Al estar en el recorrido del Camino de Santiago, muchos turistas vienen y agradecen el servicio que damos», declara la dueña.

Tanto es así que hace unos pocos días fue al establecimiento una mujer extranjera, que se sentó en una mesa a tomar un brunch junto a su acompañante. Para sorpresa de Raquel, esta se acercó a ella y le enseñó una foto del año pasado en la que aparecen ellas dos en el bar. La mujer había vuelto a hacer el Camino de Santiago y no podía dejar escapar la oportunidad de volver a comer un brunch en La Bóveda, «esas cosas te marcan y te hacen sentir que estás haciendo las cosas bien», concluye Saiz.