Una carretera «abandonada» y un centro cultural sucio, entre las quejas del barrio de Cortes

Cortes siempre fue un barrio de Burgos, aunque sus vecinos explican que allí viven con espíritu de pueblo. Un espíritu de convivencia, del compartir y del ayudarse mutuamente entre todos. Un espíritu que también comparte quejas vecinales que podrían ayudar a desarrollar mejor la zona y a mejorar la vida de sus habitantes.

Desde la asociación de vecinos Cortes Siglo XXI, creada en 1996, expresan varias quejas, aunque las más llamativas son el estado de la carretera de Valdelacasa y el mantenimiento del Centro Cultural. Dos infraestructuras «abandonadas», según la organización, compuesta por 750 vecinos del barrio y personas ligadas a Cortes.

Se trata de la carretera de Valdelacasa, un tramo de apenas 300 metros que se encuentra en un estado muy deteriorado. Esta vía conecta la carretera de Cortes con la BU-11 y la A-1 y soporta un tráfico diario continuo de coches, motos y camiones. Los vecinos señalan que está «abandonada», ya que presenta baches de una profundidad notable, y la conducción en ella se ha vuelto en ocasiones peligrosa, sobre todo si nieva o llueve en Cortes.

Al respecto, los vecinos llevan desde abril de este año intentando buscar al responsable de la misma. Se pusieron en contacto con el Ayuntamiento de Burgos y la Junta de Castilla y León, pero en un primer momento echaron balones fuera ambas instituciones. En ese momento, los vecinos de Cortes acudieron a la Subdelegación del Gobierno para que mediara entre ambas organizaciones, pero les negaron la solicitud.

Más tarde, los miembros de la asociación de vecinos Cortes Siglo XXI enviaron a Junta y Ayuntamiento de Burgos las cartas del contrario para intentar forzar una respuesta. El Consistorio de la capital les demostró mediante un informe que ellos nunca habían operado en esa vía.

Además, los vecinos se percataron de que tras las señales de la carretera de Valdelacasa había pegatinas con las letras 'JCYL'. Sin embargo, hasta el momento no han recibido ninguna respuesta por parte de la Junta, a quien creen responsable de la vía que lleva a Cortes. «Esta carretera no es de nadie», se quejan.

Mientras tanto, temen por su integridad al circular por ella y por quién se hará cargo si un día se produce un accidente. La carretera de Valdelacasa lleva años sin arreglarse, y por ello los vecinos tratan de conducir por ella con la mayor cautela posible, ya que las cunetas también están sin limpiar y se pierde visibilidad.

Cada día, cientos de vecinos de Cortes cogen su coche para viajar hasta Burgos a trabajar, comprar o dar una vuelta. Además, también existen decenas de personas que hacen el camino a pie, en especial los jóvenes al volver de fiesta de madrugada.

Por ello, tanto la carretera de Valdelacasa como el resto de accesos al barrio de Cortes y su seguridad preocupan a sus vecinos. Sin embargo, el resto de accesos se arreglarán en los próximos meses, según el estudio presentado, que tendrá un presupuesto de 455.758,39 euros y un plazo de ejecución de seis meses.

Con estas obras se dejará sólo un carril de bajada desde Cortes hasta el bulevar, que luego se unirá con la carretera de Valdelacasa. Además, se añadirá una senda ciclable que compartirán bicicletas y peatones, para garantizar su seguridad. Por su parte, los vecinos esperan que las obras se terminen en plazo y que se añadan pasos de cebra en los momentos en los que la senda cambia de arcén.

Otra de las preocupaciones que tienen los vecinos de Cortes es el estado de su centro cultural, ubicado en el epicentro del barrio. Este alberga el local de la cantina municipal y también varias salas para celebrar reuniones, cumpleaños y llevar a cabo talleres, como los que están preparando los voluntarios de la asociación para el fin de semana del Camino del Cid, que se celebrará el 28 y 29 de septiembre.

Sin embargo, este centro «deja mucho que desear», señalan los miembros de Cortes Siglo XXI. Con un simple vistazo se pueden ver los cristales sucios, telarañas en las esquinas de los techos, la barandilla desconchada, las puertas pintadas a cachos... E incluso unas sillas apiladas sobre las que descansa un cartel en el que pone: «Rotas. No tocar». El estado de este centro es, para los vecinos, «una pena», ya que utilizan el espacio como centro de reuniones y para realizar actividades culturales.

El barrio de Cortes ha formado parte de la ciudad de Burgos desde siempre. Nunca ha sido un pueblo, como ocurre con otros barrios de la ciudad como Villafría, Villatoro o Gamonal. Sin embargo, tener entidad propia es algo con lo que bromean algunos, pero anhelan otros, vecinos de esta zona de Burgos.

Señalan que, al ser un barrio periférico, se sienten «maltratados» y «olvidados» por el Ayuntamiento. Tienen pocos servicios, como un autobús cada hora, y pocas infraestructuras. A cambio, se quejan de instalaciones como el Ecoparque o los depósitos de hidrocarburos, explicando que estas no se establecerían en el epicentro de Burgos.

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