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Las calles de Burgos se vacían con el cierre de la hostelería. ÁLVARO MUÑOZ / AYTHAMI PÉREZ

Las calles de Burgos se vacían con el cierre de la hostelería

Las nuevas restricciones para frenar la expansión de la covid-19 se dejan sentir en el centro de la capital burgalesa tras el cierre de la hostelería y el comienzo del toque de queda

Aythami Pérez Miguel y Álvaro Muñoz

Burgos | Valladolid

Viernes, 6 de noviembre 2020, 19:50

Antes de que entrasen en vigor las nuevas restricciones para frenar la expansión de la pandemia de la covid-19 Burgos era una ciudad con bares bastante llenos hasta el inicio del toque de queda y calles vacías poco después de las 22 horas. La ... imagen que las calles burgalesas presentaban este jueves 5 de noviembre difiere mucho de la que encontramos este viernes.

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Los bares y restaurantes cerrados suponen acabar con el pulso del centro de la ciudad una vez que los burgaleses salen de sus trabajos. Uno de los objetivos de esta medida era esa, reducir los contactos sociales, empujar a la población a permanecer en sus casas, reducir el ocio en el que aumentan los contactos. Algunos hosteleros burgaleses señalaban una evidencia en la noche en la que cerraban sus persianas durante, al menos, 14 días. Señalaban que el problema no es la hostelería, es cómo la gente se comporta.

Con la hostelería cerrada han aumentado los cafés para llevar, la comida a domicilio. En su caso queda alguna pequeña alternativa que no es viable para la mayoría de establecimientos.

Donde no hay más opciones que el cierre es en los gimnasios y centros comerciales con superficie superior a 2.500 metros cuadrados, exceptuando los productos de primera necesidad.

Con estas medidas la Junta de Castilla y León busca mejorar los indicadores del avance de la covid-19 en la comunidad. Por su parte, Burgos es la provincia con peores datos si atendemos a los indicadores marcados por el Ministerio de Sanidad. La incidencia acumulada en los últimos 14 días se encuentra en 1.135 casos por cada 100.000 habitantes, muy por encima de los 250 que ya marcan el riesgo muy alto. Igualmente, la positividad global de las pruebas diagnosticadas se sitúa en el 25 por ciento, la más alta de Castilla y León. Por último, la trazabilidad está muy por debajo del 50 por ciento, lo que supone que es difícil controlar los contagios, en Burgos se sitúa en el 33 por ciento.

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