Callejeando por Burgos
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Calle de las Brujas, un misterio que engloba tres culturasLa calle de Embajadores, más conocida como de Las Brujas, fue una vía importante en el medievo y mucho más larga de lo que es ahora. Es un lugar mágico, más allá de por su nombre popular. En la actualidad se ubica detrás de la ... iglesia de Santa Águeda (la célebre Santa Gadea del Cid). En esta calle se ubicaban en el siglo XVI casonas palaciegas de las que aún queda algún resto.
Esta arquitectura que se ubicaba en ambos lados de la calle será el dibujo urbano de una calle que guarda ese sabor medieval que durante muchos años ha quedado arrumbado por los sucesivos gobiernos locales que no han entendido el valor de este trozo de ciudad. De algunos edificios queda la base y algo de las paredes de sillares. Con la imaginación podemos pensar que eran rematadas por otros lienzos de pared de ladrillo.
En esta zona de la ciudad se ubicaban los judíos viejos. Era lugar propicio para ello. Sobre todo, hay que ubicar esa judería en la parte última de esta calle haciendo linde con lo que hoy es el barrio de San Pedro de la Fuente. Precisamente, en las cercanías del Arco de San Martín, en plena muralla de la ciudad, se ubicaba el Hospital de Santa Lucía, cuya cofradía estaba establecida en la parroquia de Santa Águeda.
Fue obra de un rico comerciante burgalés, Pedro Pérez, que así lo estableció en el siglo XIV. Esta calle, que forma parte de ese Burgos añejo y por el que no debiera pasar el tiempo, se vino abajo al mismo tiempo que los edificios de principios del XX que estaban por la zona. Durante los años 80, el Cafeto Madrid mantuvo la vida de la calle entre los algodones de la cultura.
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Como el luthier Andreas, que entre la calle de Las Brujas y Fernán González, hacía transitar a las musas para crear los más finos instrumentos de cuerda. Y es que la cultura, la de ahora, la que trata de recuperar este trozo de los 80 y de los 90, con un mural bello y simbólico, hace abrazar el Burgos de las tres culturas, la cristiana, la judía y la musulmana, que se dan la mano en este viejo Burgos.
Un incendio en 2001 hizo desaparecer lo poco quedaba de los edificios más antiguos y con ello la calle cayó en la desgracia y en el silencio. A partir de ese momento, y más que nunca, la calle de las Brujas se volvió oscura, tétrica y uno de los lugares de Burgos en los que pasar miedo. Pero no porque se manifestara espíritu alguno, sino por su inseguridad.
Es difícil determinar por qué es callejón de Las Brujas. La realidad es que se llama oficialmente calle Embajadores, pero el colectivo ciudadano no olvida su viejo nombre. Quizá la oscuridad de la calle cuando cae el sol la convierte en un lugar lúgubre donde, en cualquier casona, se reunían las brujas. O no… ¿quién sabe?
La calle de las Brujas tiene su entrada por la calle de Fernán González por la Cuesta de la Ballena, por la calle Santa Águeda y termina en ambas calles por las que se entra, pero unos cientos de metros más abajo hacia el oeste.
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