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Las diez noticias imprescindibles de Burgos este lunes 20 de enero
La ciudad de Burgos se ha expandido a todos los niveles en un siglo. GIT
Burgos, una ciudad en expansión: de 30.000 a 175.000 habitantes en un siglo

Burgos, una ciudad en expansión: de 30.000 a 175.000 habitantes en un siglo

Urbanismo ·

La ciudad de Burgos ha vivido en los últimos 100 años su mayor crecimiento, sextuplicando la población y expandiendo su huella urbana de manera exponencial con ciertos desequilibrios

Viernes, 10 de marzo 2023

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oco se parece la actual ciudad de Burgos a la que se levantaba a orillas del Arlanzón hace ahora 100 años, aunque muchos de sus factores diferenciales se mantienen hasta cierto punto inalterables. La propia configuración geográfica del valle del Arlanzón continúa marcando la estructura ... urbana de una ciudad que en el último siglo ha crecido de manera más que significativa en todos los parámetros, sextuplicando su población, pero con un desarrollo a menudo caótico y falto de planificación integral, aunque cumpliendo en términos generales los criterios de la 'ciudad en 15 minutos'.

Y es que, tal y como explica Gonzalo Andrés, profesor titular del área de Geografía Humana de la Universidad de Burgos y autor de varios de los estudios más importantes del urbanismo burgalés, el planeamiento a orillas del Arlanzón ha mantenido históricamente ciertos desequilibrios compartidos con el resto del urbanismo español. Básicamente, abunda en sus estudios, dicho planeamiento ha llegado a menudo tarde y en muchos casos de manera desproporcionada, contemplando desarrollos basados en proyecciones poblacionales que el tiempo ha demostrado irreales.

En este sentido, el modelo de desarrollo urbano de Burgos no es exclusivo, pero puede resultar hasta cierto punto paradigmático, sobre todo en las tres últimas décadas, en las que el incremento de la población se estancaba mientras la ciudad crecía considerablemente en términos de superficie manteniendo a menudo ciertos desequilibrios.

Esa, de hecho, es una de las principales conclusiones del diagnóstico de situación realizado con motivo de la redacción del primer Plan Municipal de Vivienda presentado días atrás por el equipo de Gobierno, que señala hasta 17 'entornos vulnerables' que presentan algún tipo de deficiencia heredada del pasado.

30.000 Habitantes

La ciudad de Burgos contaba hace un siglo con unos 30.000 habitantes censados. Un siglo después, su población es de alrededor de 175.000 personas.

A principios de la década de los años 20 del pasado siglo, Burgos era todavía una ciudad de poco más de 30.000 habitantes anclada en el pasado. Buena parte de sus antiguas murallas ya eran historia, y el casco urbano ya se había desarrollado parcialmente extramuros, fundamentalmente en el entorno de la calle Miranda y San Pedro de la Fuente, pero aquel era un desarrollo muy tímido, desordenado y falto de impulso. Las huertas, los conventos y los complejos militares marcaban el horizonte urbano, mientras la población se concentraba en un núcleo urbano muy reducido.

Desde entonces, Burgos ha evolucionado, expandiéndose a lo largo del eje este-oeste y sextuplicando su población en un siglo, sobre todo a raíz del impresionante desarrollo económico, social y urbano registrado durante los últimos años del Franquismo, cuando Burgos trascendió definitivamente sus límites históricos bajo un impulso industrial que aún hoy marca el carácter de la ciudad.

Y es que, antes de ese momento, el crecimiento de la ciudad se mantenía hasta cierto punto contenido. La llegada, todavía tímida, de las primeras grandes industrias a la ciudad en la década de 1930 vino de la mano del desarrollo de nuevos sectores urbanos desconectados, como el de Ciudad Jardín o las Casas Baratas, mientras el antiguo núcleo, focalizado en el centro histórico y los arrabales de la zona sur y San Pedro de la Fuente consolidaban su estructura.

Primeros planes

Aquellos primeros impulsos hicieron que se comenzara a hablar de la necesidad de establecer una planificación y ya a finales de 1928 se puso sobre la mesa la urgencia de abordar un Plan de Ensanche a imagen y semejanza de los desarrollados en otros puntos del territorio nacional.

Sin embargo, aquella planificación tardaría en llegar y Burgos no contaría hasta 1944 con su particular Plan de Ensanche y Reforma Interior, redactado por José Paz Maroto, el cual acabaría desarrollándose sólo en parte a partir de la década de los 50', tal y como explica Andrés en el artículo 'El urbanismo en Burgos. Espacios de la ciudad contemporánea'.

Expansión urbana de Burgos en el último siglo por principales impulsos. BC

Para entonces, la ciudad ya había duplicado su población, había metido mano al sistema de saneamiento y se había expandido de manera desordenada en varios puntos (Barriada Illera, Barriada Yagüe, Los Vadillos, Las Calzadas y Barriada 2 de Mayo, entre otros) al albur de la llegada de nuevas industrias como Cellophane, Campofrío o la Fábrica de La Moneda y del éxodo rural español.

Llegaría entonces uno de los grandes puntos de inflexión del desarrollo urbano de Burgos. En 1955, la ciudad se anexionaba el hasta entonces pueblo de Gamonal, que ya había comenzado a despegar. Se crearía entonces una división urbana entre ambos núcleos urbanos que los diferentes planes pretenderían coser a través del ensanche que ya había comenzado a extenderse al oeste de la ciudad vieja. En esa época nacerían barrios como Juan XXIII o la Barriada Inmaculada, integrados hoy en pleno casco urbano.

Polo de Desarrollo

Para entonces, el Plan de Ensanche y Reforma Interior había quedado ya totalmente obsoleto y poco se tardó en comprobarlo. A pesar de que Burgos ya contaba con 80.000 vecinos, alrededor de 20.000 viviendas y una incipiente industria, seguía siendo una ciudad de provincias a principios de los 60'.

Todo cambió a partir de la declaración de la ciudad como Polo de Promoción Industrial en 1964. Aquella decisión acabaría por transformar, no sólo la estructura urbana de Burgos, sino sus condiciones socioeconómicas, convirtiéndose en uno de los núcleos industriales más importantes de España, una condición que aún hoy se mantiene.

En apenas 15 años se instalaron en los polígonos de Gamonal y Villalonquéjar una miríada de empresas y se crearon cerca de 13.000 puestos de trabajo. Unas cifras cuyas magnitudes se tradujeron en un crecimiento poblacional nunca antes visto a orillas del Arlanzón. Básicamente, entre 1964 y 1980 se duplicó la población de la ciudad, alcanzando los 156.000 habitantes.

En apenas 15 años tras la declaración del Polo de Desarrollo, la población de Burgos se duplicó, pasando de 80.000 a 156.000 habitantes

Ese crecimiento desmesurado, sin embargo, vino de la mano de una expansión urbana totalmente desordenada y caótica, focalizada de manera significativa -pero no exclusiva- en Gamonal, según explica Andrés.

Allí se levantaron cerca de 8.000 viviendas en apenas una década, con aprovechamientos urbanísticos superiores a los 18-20 m3/m², cuando lo habitual hasta entonces era 5-8 m3/m², y sin apenas dotaciones públicas. Los desequilibrios de aquel desarrollo aún marcan la estructura de un barrio en el que actualmente conviven alrededor de 60.000 personas y que presenta numerosas deficiencias.

Para entonces, era evidente que la ciudad necesitaba una planificación urbana acorde. Y lo cierto es que se intentó, pero tal y como asegura Andrés en sus análisis, «llegó tarde», ya que en 1970, cuando se aprobó en Burgos el primer Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) ya se habían desarrollado muchos de los sectores nacidos a rebufo del Polo de Promoción.

Planeamientos desproporcionados

Ese plan nacía, pues, condicionado. Y lo hacía, además, con unos criterios de base totalmente desproporcionados. No en vano, en aquel momento se proyectaron 35 nuevas unidades residenciales con capacidad para más de 100.000 viviendas, calculando una ciudad de 311.000 habitantes.

El tiempo demostró que aquel plan no estaba bien dimensionado, un error que, sin embargo, han repetido hasta cierto punto sus sucesivas revisiones (1985, 1999 y 2014), salpicadas además por la polémica. De hecho, el segundo PGOU, que se aprobó en 1985, fue finalmente anulado por el Tribunal Supremo en 1991, obligando al Ayuntamiento a aprobar un refundido en 1992.

No sería esa la única ocasión en la que la Justicia pusiera en solfa la planificación urbana de Burgos. En 2016, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) anuló los cuatro grandes nuevos sectores (S-32, S-33, S-35 y S-36) contemplados en el PGOU de 2014, el último en aprobarse.

El argumento en este caso fue demoledor. Entre esos cuatro sectores se contemplaban de 1,8 millones de metros cuadrados de nuevos aprovechamientos para 14.286 viviendas, unas cifras totalmente desproporcionadas a la vista de la evolución de la población y de la bolsa de suelo ya consolidada y todavía libre, con espacio para cerca de 20.000 viviendas.

En aquel plan, además se contemplaban otros 10 sectores de menor tamaño que permanecieron en la planificación, pero con un matiz. Y es que, en virtud de la última revisión de la Ley de Urbanismo de Castilla y León, los nuevos sectores de suelo urbanizable deberán comenzar a desarrollarse en un plazo de 10 años. En la práctica, eso supone que antes de 2024, todos esos sectores deberán contar como mínimo con ordenación detallada. Si no se ha dado, al menos, ese paso administrativo, todo ese suelo pasará automáticamente a reclasificarse como suelo rústico común.

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En este sentido, el Ayuntamiento está ahora mismo intentando impulsar los trámites urbanísticos en los que considera más importantes a medio plazo, como el S-16 y el S-31, ubicados en la zona de San Isidro. Y es que, más allá de los correspondientes desarrollos inmobiliarios, por ambos sectores debería pasar en un futuro la ronda interior sur, considerada fundamental dentro del planeamiento de la ciudad.

Grandes proyectos

Sea como fuere, y a pesar de todos los vaivenes, polémicas y problemas de las últimas décadas, incluido el estallido de la crisis del ladrillo, lo cierto es que la ciudad ha seguido creciendo. Y de manera muy significativa, por cierto. Al menos atendiendo exclusivamente a criterios de superficie ocupada.

Las últimas revisiones del PGOU han apostado por un planteamiento de ciudad expansiva, con desarrollos en sectores muy amplios, fundamentalmente en el entorno de Fuentecillas y Gamonal Norte, que han más que duplicado la superficie urbana de la ciudad (6.000 hectáreas) desde 1990 hasta nuestros días. Buena parte de esos desarrollos, sin embargo, están hoy lejos de estar colmatados y aún cuentan con margen.

Así lo ha reconocido en varias ocasiones el actual equipo de Gobierno municipal y así lo apunta también el presidente del Colegio de Arquitectos de Burgos, Javier Achirica, que considera que hay suelo urbano de sobra para cubrir las necesidades de la ciudad durante los próximos años, teniendo en cuenta que la población se ha estancado en los últimos lustros.

De hecho, apunta Achirica, buena parte de la demanda de nuevas viviendas en los sectores aún en desarrollo en Fuentecillas o Gamonal Norte viene motivada por los flujos internos de población. Básicamente, se trata de familias que «se trasladan a nuevos sectores en los que la tipología de la vivienda es diferente y cuentan con otras dotaciones y zonas de esparcimiento» que los sectores urbanos ya consolidados no ofrecen.

2022

Imagen después - Desarrollo de Gamonal Norte (S-3 y S-4).

2007

Imagen antes - Desarrollo de Gamonal Norte (S-3 y S-4).
Desarrollo de Gamonal Norte (S-3 y S-4).

Así, aventura, a la vista de la evolución de la propia población de la ciudad «parece difícil que a medio plazo se llegue a colmatar todo el suelo previsto» en el último PGOU, algo que, insiste, sucede en buena parte del territorio español. Para muestra, un botón. Durante los años del boom inmobiliario «vimos cientos de ejemplos de macrourbanizaciones que terminaron estrellándose por diferentes motivos», tanto en capitales de provincia como en localidades más pequeñas. «Aquí tenemos el caso de Buniel, que es el más significativo, pero hay muchos más», recuerda.

A este respecto, cabe también destacar una característica propia de Burgos. Y es que, a diferencia de otras ciudades de similar tamaño del entorno más cercano, Burgos no cuenta con un alfoz significativo en términos urbanos.

De hecho, aunque Burgos es el segundo municipio más poblado de Castilla y León, su área metropolitana es la cuarta, por detrás de las de Valladolid, León y Salamanca. Básicamente, la mayoría de los municipios del entorno de la capital burgalesa apenas superan el millar de habitantes, mientras en otros puntos de la comunidad autónoma se han observado crecimientos muy significativos de localidades asociadas a las capitales.

A diferencia de esos ejemplos, el desarrollo urbano de Burgos se ha concentrado casi en exclusiva en el término municipal de la capital, que en los últimos 30 años ha visto cómo se materializaban varios proyectos fundamentales para su consolidación urbana que han transformado radicalmente su estructura y fisionomía.

2022

Imagen después - Desarrollo del Bulevar Ferroviario.

2007

Imagen antes - Desarrollo del Bulevar Ferroviario.
Desarrollo del Bulevar Ferroviario.

Quizá, el más significativo de todos ellos fue el desvío ferroviario y la consiguiente liberación de los terrenos ocupados por las antiguas vías, que generó de facto un nuevo planeamiento de la ciudad hace poco más de una década.

A este gran cambio de la estructura urbana se le han sumado este siglo otras actuaciones de gran envergadura, como la consolidación de las rondas interior y exterior, la construcción del aeropuerto y el nuevo hospital, la construcción del Complejo de la Evolución Humana, la ampliación de la depuradora y del polígono de Villalonquéjar, la peatonalización de buena parte del centro histórico o la más reciente llegada de la Alta Velocidad.

Fruto de todos esos proyectos, Burgos ha cambiado radicalmente su estructura, dejando muy atrás el recuerdo de aquella ciudad anclada en el pasado que se erigía a orillas del Arlanzón a principios de 1920.

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