Burgos se convierte en la capital de la miel

La mejor miel de España se elegirá en Burgos. Suena osado, pero ya son diez las ediciones de este certamen, Mieladictos. Para esta décima edición, el concurso ha recibido 140 miles de toda España. Un jurado profesional escogerá 12 y, entre estas, estará la mejor miel de España que se dará a conocer el sábado 9 de noviembre de la mano de Fundación Oxígeno de Burgos.

Burgos se convertirá así en la capital de la miel de España, ya que han llegado mieles de distintos puntos del país, pero, principalmente, de Castilla y León. El 48% de las mieles presentadas a concurso son de esta comunidad autónoma, seguidas de las de Castilla-La Mancha (24%) y Galicia (24%). Después, están las de Baleares, Valencia, Aragón, Asturias, Madrid y Cataluña.

Sobre los tipos de miel, el jurado de Mieladictos catará, sobre todo, las de milflores, aquellas de bosque y montaña, lavanda, brezo, castaño, miel de azahar, romero y tomillo. Aunque también hay una pequeña representación de miel de almendro, mielato de pino, miel de algarrobo o miel de retama.

En esta décima edición, el certamen continúa cumpliendo con el objetivo que nació: ensalzar la miel de apicultor, ya que el 70% de las recibidas son de apicultores profesionales. El 15% de las que han llegado son de apicultores con más de 100 colmenas y, el resto, son lo que el jurado ha considerado «proyectos interesantes en el mundo de la apicultura». Es decir, gente que comienza, pueden ser jóvenes o no, o proyectos nuevos, pero con interés en el mundo de las mieles o proyectos de vida basados en abejas y miel.

Para determinar cuál es la mejor miel de España de entre las doce que llegarán a final, un jurado de seis profesionales catará a ciegas las muestras, en la que valorarán características como los aromas, la textura o el color.

Pero ¿cómo se cata una miel? El jurado tendrá en cuenta diversas características. En las mieles de una sola flor, por ejemplo, es fundamental que el producto corresponda con el origen botánico.

En el examen visual, primero, se valora el estado físico de la miel (líquida o sólida), su limpieza y homogeneidad, el color y la presencia de impurezas o espumas.

En el examen olfativo se tiene en cuenta el nivel de intensidad de la miel según su tipología y se presta especial atención a la posible presencia de defectos.

En cuanto al gusto, se ha de indicar si el sabor es dulce, salado, amargo o ácido o sus combinaciones, así como su intensidad. Los catadores deben hacer una descripción gustativa.

También es importante la textura de la miel, donde es preciso considerar su viscosidad, consistencia y la existencia de cristales.

Con todo ello, el sábado 9 de noviembre se hará público cuál es la mejor miel de España. Un premio que es importante, que al ganador ayuda en la difusión de su producto pero que, más allá de quien sea el ganador o no, este concurso, que lleva celebrándose diez años en Burgos, impulsa y da a conocer las mejores mieles de apicultores producidas cada año en nuestro país.

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