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«Todo fue por un cliente que le llaman 'El Moléculo'», apunta Adrián Santamaría, el burgalés al mando del restaurante Molino Rojo. Su negocio firma uno de los tres bocadillos burgaleses que participan este año en Best Sandwich Spain, el certamen que busca el mejor bocata de España.
Es la segunda vez que se celebra el campeonato y Adrián forma parte del equipo de veteranos. En esta nueva edición se presenta con su bocadillo 'Moléculo', una llamativa receta en la que entremezcla sabores opuestos como el dulce y el picante gracias a la inclusión de un atípico ingrediente especial.
«Un cliente me enseñó a hacer mermelada de guindillas y me flipó la idea de incluirlo en el bocadillo», narra el propietario del Molino Rojo. A raíz de ello, Adrián bautizó su receta con el apodo de este usuario habitual en de su bar.
Su negocio participa junto a otros 129 restaurantes de toda España y a su vez lucha por el título al mejor bocadillo de Castilla y León junto a otros siete concursantes de la comunidad. Para convertir su receta en la primera a nivel nacional, cuenta con el apoyo del público, que puede votar por redes sociales de forma previa a la final, la cual tendrá lugar el próximo 4 de mayo.
Carne picada de ternera, queso de cabra fundido, bacon y pimientos verdes asados: así es la lista de ingredientes que se suman al pan y la mermelada casera de guindillas en la preparación del bocata.
Lo primero es cocinar la carne a baja temperatura durante cuatro horas, esto hará que «mejore la calidad» de la misma antes de freirla. Una vez completado este paso, Adrián dispone la picada en la plancha dándole forma alargada.
Mientras la carne se fríe, se colocan encima de esta varias rodajas finas de medallón de queso de cabra para que se fundan con el calor. A su vez, pasa también los pimientos previamente asados y el bacon por la plancha.
Seguido, unta la mermelada de guindillas casera en una de las mitades del pan tostado para después colocarla encima de la carne y el queso y mantener el calor. Lo último es disponer todos los ingredientes entre pan y pan. «La elaboración es simple, pero el sabor tiene un toque diferente», sostiene el de Burgos.
Adrián tomó las riendas del negocio junto a su socio Mario Lezcano hace dos años, fecha en la que su antiguo propietario decidió ceder las llaves del establecimiento. Un restaurante «de siempre» con «un lavado de cara», pero que sigue manteniendo la esencia de «bar familiar».
Está situado en el barrio de Gamonal, en la misma ubicación en la que su fundador lo levantó en 1969. De su antiguo dueño mantiene la carta del restaurante, especializada en la elaboración de bocadillos, aunque ha añadido creaciones nuevas.
Santamaría empezó su trayectoria profesional sentado en la silla de una oficina, pero pronto descubrió que lo que a él le gusta es la hostelería. Por ello se sumergió en la aventura de regentar su propio negocio, para el que cuenta con la ayuda económica de un socio y amigo. Ahora es el cariño de sus clientes habituales y no tan habituales lo que le motiva a seguir al pie del cañón día tras día.
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