Como él mismo ha reconocido en el Pleno, la marcha de Raúl Salinero ha sido una despedida «en diferido». Desde que se conociese, a principios de semana, su renuncia al cargo de concejal, el ya exedil de Podemos ha estado despidiéndose, dando explicaciones hasta llegar ... a la sesión del viernes, en la que formalmente la Corporación municipal ha conocido su marcha del Ayuntamiento de Burgos, la segunda que se produce en este recién estrenado mandato tras la salida de José Antonio Antón.
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De hecho, la partida de Salinero ha coincidido con la llegada de Carolina Álvarez, la concejal del PP que entra en sustitución del nuevo director provincial de Educación. Raúl Salinero le ha pedido a los corporativos que «cuiden y mimen el Ayuntamiento porque es el corazón de Burgos». Es más, el exconcejal ha insistido en que mentener «vigoroso» es su responsabilidad y cometido.
Salinero, quien ha pasado ocho años y medio como concejal, primero en representación de Izquierda Unida, luego de Imagina y en estas últimas elecciones de Podemos, ha calificado la etapa política como «muy intensa». También como una «carga complicada de llevar» pues, se haga lo que se haga, siempre se comente errores y uno nunca queda satisfecho, ha reconocido.
«Me voy porque no doy más de sí», ha reconocido Salinero, tras insistir en que ha intentado «tirar de corazón» pero ya no ha sido posible. En su intervención, el exedil ha aprovechado para dar las gracias a su familia y sus amigos, que le han acompañado y han sido «comprensivos» con él, y ha tenido un momento de recuerdo para dos concejales, con los que compartió trabajo, y que ahora ya no están: Bievenido Nieto y Ana Lopidana, fallecidos.
Por otra parte, Raúl Salinero ha asegurado que se va sintiéndose tranquilo porque «ahora que necesito respirar, sé que hay compañeros más capaces que yo». Y se refería directamente a Marga Arroyo e Israel Hernando, «camarada del alma», que tomará posesión en el pleno de diciembre en sustitución de Salinero. «Me voy con cierta felicidad», ha afirmado el exedil.
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Por su parte, el alcalde, Daniel de la Rosa, ha despedido a Salinero agradeciéndole el «esfuerzo y la determinación» con la que ha trabajado durante resto años para conseguir una ciudad «más justa, desde un posicionamiento valiente», ha afirmado. De la Rosa ha insistido en que «se puede ir satisfecho» porque ha tenido un «alto nivel de protagonismo» y una «significativa aportación» a los asuntos municipales.
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