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El Ministerio de Sanidad pide paciencia. Tiempo para valorar el impacto de medidas como el toque de queda, el confinamiento perimetral de Castilla y León o el cierre de la hostelería, grandes centros comerciales y gimnasios antes de abordar escenarios más drásticos como un confinamiento ... domiciliario de la población burgalesa. Sin embargo, la negativa evolución de la pandemia en Burgos hace temer que, para cuando se pueda permitir esta solución, a la capital llegaría tarde.
Es la sensación del alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, que estuvo ayer tarde en la reunión entre el Ministerio de Sanidad y la Junta de Castilla y León. El socialista explica que el principal punto de discrepancia entre ambas administraciones (y también por parte del propio Ayuntamiento) fue la revisión del decreto del estado de alarma para permitir al Gobierno autonómico tomar la decisión de confinar a los burgaleses en sus domicilios, como medida para frentar los contagios de la covid-19.
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«El miedo que tenemos es que, cuando se pueda confinar, sea demasiado tarde», afirma De la Rosa. Y es que la evolución no es precisamente buena. Los datos ofrecidos ayer por la consejera de Sanidad hablaban de que Burgos acumula 900 casos por 100.000 habitantes en siete días, que se podrían convertir en 1.800 en catorce días. Y con un hospital que se encuentra en situación de precolapso, con 11 plantas destinadas a la covid-19, derivaciones al Divino Valles, Fuente Bermeja y el Edificio Rondilla de Burgos. Y con apoyo de los centros privados de Recoletas y San Juan de Dios.
Sin embargo, y aunque el Ministerio de Sanidad comparte la preocupación de Burgos y Castilla y León, descarta habilitar a corto plazo la fórmula del confinamiento domiciliario. De la Rosa explica que, en la reunión, se les solicitó qeu valorasen la posibilidad de una modificación en el decreto que permitiese ese confinamiento como medida excepcional y muy puntual, a aplicar a localidades que estuviesen en una situación tan crítica como la de Burgos.
La respuesta de Sanidad fue pedir paciencia y tiempo para valorar las medidas impuestas hasta ahora. Son poco más de diez días del estado de alarma y el confinamiento perimentral de la región, y una semana desde el cierre de establecimientos, medidas que ya han dejado sentir sus efectos en otras capitales de Castilla y León pero no en Burgos, matizaba ayer la consejera Verónica Casado. Pero el Ministerio quiere ver si también aquí aplanan la curva antes de tomar otras decisiones.
Así que, de momento, los burgaleses no van a ser confinados en sus domicilios, si bien el alcalde pide a los vecinos que asuman la recomendación del confinamiento responsable como que fuera una obligación. «Cuando salgamos a la calle, nada de despistes». Ir al trabajo, a estudiar, a realizar gestiones, a comprar pero nada de entretenerse, hacer corrillos ni reunirse con personas no convivientes (y la prohibición está en un máximo de tres), para evitar que siga habiendo contagios.
Una medida que se sí podría ponerse en marcha en los próximos días sería el confinamiento perimetral de la ciudad. El alcalde reconoce que se está valorando desde la Junta pero, en su opinión, el impacto sería menor. «Solo evita la entrada o salida de contagios, pero el problema de la ciudad no se corrige». Un confinamiento perimetral ayuda a que el virus no se expanda y que no entren nuevos contagios a la ciudad, pero aquí no limita los que se puedan producir.
De ahí que una de las cuestiones que Daniel de la Rosa también haya planteado al Gobierno autonómico sea la revisión de los aforos de instalaciones municipales como las deportivas, las culturales, las sociales o recreativas, o incluso algún tipo de cierre. También la suspensión de público en los eventos deportivos al aire libre, que ha sido muy bien acogida por la Junta. De hecho, el Burgos CF ya ha anunciado que el encuentro de este fin de semana ante el Langreo se jugará a puerta cerrada.
Y sobre la mesa también se puso la opción de cerrar el pequeño comercio, aunque no se ha comuniciado que la Junta vaya a tomar esa decisión, como tampoco la de restringir aún más los horarios pues Burgos está al límite en el toque de queda. De la Rosa ha recordado que, en la ciudad, los principales movimientos se registran hacia los polígonos industriales y los centros empresariales. Mucho menos hacia el comercio y, sin embargo, no se ha planteado cerrar ninguno de los otros sectores económicos.
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