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Nunca antes un pleno ordinario del Ayuntamiento de Burgos había generado tanta expectación. No ha llegado a los niveles del pleno de investidura de 2019, cuando la nueva corporación se estrenó en sus bancadas sin tener muy claro quién saldría elegido alcalde de la ciudad, ... pero sí ha concitado la atención de ediles y medios de comunicación.
No eran ni las ocho y media de la mañana cuando corrían las apuestas y los chascarrillos entre los concejales. ¿Qué va a hacer Carolina Blasco? ¿Va a renunciar a la renuncia del acta de concejal? ¿Qué te apuestas? le preguntaba un concejal del Partido Popular a otro de Cs, y enseguida comenzaban los cuchicheos.
En el orden del día del pleno se mantenía el punto de su renuncia. Y, aunque el secretario del Pleno se afanaba por recolocar a los grupos municipales para dejar un hueco para Carolina Blasco junto al otro edil no adscrito, Julio Rodríguez Vigil (y alguno quería repartir no adscritos entre las dos bancadas para 'equilibrarlas'), la incógnita seguía sin despejarse.
Carolina Blasco llegaba sin hacer ruido, pero enseguida se vio envuelta en un mar de fotógrafos, cámaras y periodistas, al más puro estilo Sálvame, como apuntaba alguna concejala del gobierno municipal. Se dejó fotografíar, hizo bromas, habló con los ediles de Vox, a cuya vera estará hasta el final del mandato. Y se mostró tranquila.
Ella ya sabía que su renuncia no iba a ser tal, que había presentado el escrito de revocación en el último momento, pero el resto del pleno hubo de esperar hasta que el alcalde lo anunció. No hubo palabras de Blasco, ni un suspiro en el Grupo Municipal Popular, que se quedaba así con seis ediles, con su antigua portavoz engrosando el grupo de los no adscritos.
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El descalabro del PP ha sido incluso mayor ante la ausencia de Jorge Berzosa, que ha alegado enfermedad para no acudir al pleno municipal, lo que ha evitado verle sentado junto a la nueva portavoz. Andrea Ballesteros se ha estrenado con soltura en su nueva responsabilidad, amparada por César Rico, Maribel Bringas, César Barriada y Carolina Álvarez.
Y mientras Blasco acaparaba toda la atención, Marga Arroyo repartía bombones por su cumpleaños. Ha llegado cargada con un gran caja, 'roja' ha remarcado, para la celebración, aunque tal vez debería haber llevado unos rabitos de pasas para los más olvidadizos, pues se las ha vuelto a recomendar a algunos corporativos, entre ellos, el alcalde.
Como es habitual, el debate político ha estado aderezado con pullas, chanzas y chascarrillos, que son muchas horas sentados juntos pese a hacer un largo descanso de casi cuarenta y cinco minutos. Y se han colado las elecciones, la polémica de la furgoneta del Equipo A de Ayala y, por supuesto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
David Jurado ha criticado que para el PP el mundo se divida en 'sanchismo y no sanchismo'; o PP o sanchismo. Y eso que Miguel Balbás les ha recordado a los populares que él no es sanchista, lo mismo que Vox, aunque Jurado ha apuntado que la formación de Santiago Abascal «viene de otra galaxia».
Todo ello aderezado por la protesta silenciosa de trabajadores municipales, que exigían a Daniel de la Rosa que cumpla con su promesa y habilite la carrera profesional horizontal. Y la de los voluntarios de Protección Civil, que han presentado su baja temporal al sentirse «ninguneado» y «decepcionados» con el equipo de Gobierno.
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