Poco a poco, Burgos se ha ido quedando sin oferta de suelo industrial disponible. El ritmo de venta de parcelas en la ampliación del polígono de Villalonquéjar ha superado las expectativas y el Ayuntamiento comenzó a moverse meses atrás para buscar nuevos nichos de suelo ... a la espera de que concluyan las obras del Parque Tecnológico. Sin embargo, la tramitación urbanística de los terrenos del antiguo CAE, donde se espera generar una bolsa de suelo industrial de 4 millones de metros cuadrados, va para largo, y los responsables municipales han reactivado en los últimos meses los contactos para desarrollar el otro gran área industrial del municipio.
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Se trata del sector S-22, ubicado junto al área industrial ya consolidada del Monte de la Abadesa, donde el PGOU contempla alrededor de 2,2 millones de metros cuadrados de suelo industrial y comercial.
¿El problema? El Ayuntamiento es propietario de poco más del 10% de todo ese sector, cuya titularidad recae en su inmensa mayoría en manos privadas. Y durante años ha habido poco interés por su desarrollo, debido entre otras cuestiones a sendos procesos judiciales y al escaso impulso de unos y otros.
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Sin embargo, el «contacto permanente» que se mantiene con el resto de propietarios desde hace meses permite al equipo de Gobierno mantener cierto optimismo. De hecho, el concejal de Urbanismo, Juan Manuel Manso, confirma que se está a la espera de la presentación del proyecto de urbanización, el primero de los grandes trámites que hay que cumplir para iniciar el desarrollo del sector.
Inicialmente, el compromiso de la Junta de Compensación pasaba por presentar el documento ya ajustado a los últimos requerimientos y con los diferentes informes técnicos vinculados a finales de 2023. Dicho plazo se ha superado, pero en el Ayuntamiento tienen «constancia» de que se está trabajando en la redacción del documento, por lo que confían en que pueda ser finalmente presentado en las próximas semanas o meses.
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Será ese proyecto el que marque las posteriores actuaciones. Aunque todavía no se ha tomado una decisión definitiva al respecto, se ha valorado llevar a cabo la urbanización por fases, con sus respectivos instrumentos urbanísticos. Eso sí, en el mejor de los casos, las máquinas no entrarían a trabajar en el corto plazo.
No en vano, se trata de una actuación «de decenas de millones de euros» que se debe afrontar desde la perspectiva de la iniciativa privada, lo que implica una serie de consideraciones económicas en base a la futura comercialización de las parcelas.
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En todo caso, desde el equipo de Gobierno insisten en el interés por poner en marcha la maquinaria cuanto antes. «El S-22 debe ser el próximo sector industrial» a desarrollar en Burgos, insiste Manso.
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