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Las víboras o viperinos son serpientes salvajes y venenosas. En la provincia de Burgos son comunes tres tipos de estos animales: áspid, hocicuda y la de Seoane o cantábrica. Sus mordeduras pueden suponer graves peligros para quien las padece, por eso los médicos recomiendan acudir ... a un centro sanitario lo antes posible si esto ocurre.
Por su peligrosidad, los expertos y médicos recomiendan que, si se ve una víbora, se huya de ella sin molestarla. Lo mejor es dejarla tranquila, ya que si se la molesta o intenta atacar es más posible que ataque de nuevo y muerda. Al morder, puede provocar una herida seca o puede inocular veneno.
En cualquiera de los dos escenarios es recomendable acudir al hospital más cercano; en el caso de la provincia de Burgos, si es posible, al HUBU. Allí los médicos especializados decidirán mantener al paciente en observación y si precisa o no de antídoto o suero antiofídico. Una sola dosis de esta medicina alcanza los 7.000 euros, según los médicos de la unidad de Toxicología Clínica de Burgos.
«Son fármacos polivalentes porque se obtienen de diferentes serpientes», explican desde el HUBU. Estos provienen de varias especies que, aunque no sean idénticas a las de la provincia de Burgos, sí que se asemejan y, por lo tanto, funcionan igual de bien.
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«Nosotros no contamos aquí con un antídoto específico para las especies autóctonas, se están utilizando productos para especies similares que dan una buena respuesta», explica el doctor Eliander Cubillo. De hecho, los antídotos o sueros antiofídicos, que son inyectables, no se fabrican ni siquiera en España; si no en Francia y Finlandia.
El suero antiofídico proviene del veneno de las serpientes. Primero se extrae de estos animales: las víboras áspid, hocicuda y de Seoane. Después se va inoculando, de mililitro en mililitro, en una oveja sana. «La sangre empieza a producir inmunoglobulina», explica un médico de la unidad de Toxicología Clínica del HUBU, Alejandro López.
En ese momento, la concentración de inmunoglobulina en las ovejas aumenta y se extrae parte de su sangre. Acto seguido se extrae el plasma y de esa sustancia se extrae la inmunoglobulina G, que luego se rompe para escoger sólo una porción. Esa porción tab es capaz de reconocer el antígeno, que es el veneno de la víbora.
Este componente será el que conforme el antídoto para curar mordeduras de víbora, ya que es capaz de reconocer y neutralizar su veneno. Su forma de aplicación es mediante inyección en el paciente y sólo sirve para una mordedura, no es como una vacuna. El precio de una dosis ronda los 7.000 euros.
Por el contrario, si una persona no se trata una mordedura de víbora puede conllevar consecuencias fatales para su salud. Por ejemplo, López, especifica que se pueden causar dolores neuropáticos crónicos si los pacientes llegan tarde o no se les trata de forma adecuada.
También se puede desarrollar una coagulación intravascular o un síndrome compartimental, que aumento de la presión en un espacio osteofibroso cerrado que puede causar la pérdida de una extremidad.
Otra de las complicaciones que puede sufrir una persona a la que le ha mordido una víbora es una alteración de la sangre. «Puede liberar trombos distales, pero por otro lado hace que el paciente se desangre», especifica López. «Vale más tratarlas o darles un seguimiento desde la unidad», añade el facultativo Cubillo.
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