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Cada año se registran en la provincia de Burgos unas 20 mordeduras de víbora y, en lo que va de 2024, ya han acudido dos pacientes al HUBU por esta razón. Al menos esas son las heridas que llegan al hospital, donde la unidad de Toxicología clínica ... , formada por siete médicos, examina y atiende a los pacientes. Estos siguen varios patrones: en la mayoría de ocasiones son hombres y la imprudencia les ha llevado hasta esa situación.
Así lo describen los médicos de la unidad Eliander Cubillo, Alejandro López y Francisco Callado, su coordinador. Los tres están de acuerdo en que, cuando una persona ve una víbora, lo mejor que puede hacer (y «lo más barato» para el sistema sanitario) es huir de ella y no molestarla. Si este animal se siente atacado tiende a morder, y su veneno puede causar incluso la muerte a las personas o mascotas.
Estos tres facultativos, junto a su equipo de Toxicología, tratan en Burgos mordeduras de víboras, aunque también atienden a pacientes con picaduras de arañas, murciélagos, escolopendras... La unidad, ya experta, diferencia los distintos tipos de heridas sólo con mirarlas, ya que mientras que la escolopendra genera celulitis, la araña da necrosis o úlceras y las mordeduras provocan hematomas e inflamación.
En la unidad de Toxicología clínica del HUBU, estos siete médicos trabajan codo con codo con otros equipos, como Cirugía Plástica, UCI Pediátrica, UCI o Farmacología. Además, los tres facultativos destacan que «la enfermería es importante» en su labor de triaje para detectar los casos de mordedura cuando llegan, y así adjudicar a los pacientes el nivel rojo, que es el de absoluta prioridad en Urgencias.
Cuando una persona sospecha o sabe a ciencia cierta que ha sido mordido por una víbora, debe «venir directamente aquí porque tenemos experiencia en el tema y nuestro protocolo», comenta Eliander Cubillo refiriéndose al hospital de Burgos. Este mecanismo, referente en toda Castilla y León, se activa como si fuera un código y el tiempo corre en contra del paciente: «Cuanto menos tiempo tarde el paciente en llegar a urgencias o valorarle, mejor», señala Alejandro López.
Cuando una persona llega al HUBU por una mordedura de víbora la unidad de Toxicología clínica se pone en marcha. Análisis, observación, observación del edema, control del dolor «y, sobre todo, miramos la coagulación, que es donde suele afectar el veneno de serpiente». Además, los médicos valoran el grado de mordedura, como se aprecia en la siguiente infografía, y suelen dejar al paciente en observación para vigilar su estabilidad.
«Dependiendo del año, pero tenemos una media de 18 o 20 pacientes» con mordedura de víbora en el HUBU, señala López. En lo que va de 2024 ya se han registrado dos mordeduras, pero los médicos no creen que sean las últimas, aunque ponen el foco en no interactuar con las víboras para evitar daños: «Lo mejor, ante un contacto con una serpiente, es evitarla», explica Cubillo.
De hecho, el coordinador de Toxicología del HUBU, Francisco Callado, detalla que los casos que ven son «siempre porque tú vas a la víbora, la víbora no viene a ti a morderte». Por ello, los médicos aconsejan no molestar a estos animales silvestres.
Los pacientes que llegan al HUBU con mordeduras de víbora son, generalmente, hombres. Las edades varían: los jóvenes entre los 13 y los 20 años y los mayores rondan los 75. Sin embargo, las razones por las que suelen morderles las serpientes son distintas, aunque «la imprudencia, la falta de conocimiento y la falta de educación medioambiental», como explican los facultativos, están presentes en ambos casos.
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En cuanto a los jóvenes, ellos suelen envalentonarse e intentar matarlas. En el caso de los mayores, los incidentes suelen ocurrir al hacer labores en las huertas sin guantes que protejan sus manos. Por eso el 60% de las mordeduras de víbora registradas en 2023 en Burgos fueron en manos derechas, entre el segundo y el cuarto dedo. De hecho, se pusieron un total de siete antídotos, cada uno de ellos con un valor de 7.000 euros por paciente y dosis. Dos pacientes padecieron sendas mordeduras secas.
Por otra parte, el doctor Cubillo hace hincapié en los peregrinos que realizan el Camino de Santiago. «Hay cierta incidencia», comenta, recordando el caso en el que un peregrino en chanclas intentó matar una víbora y el animal le mordió en el tobillo.
Cada año, el HUBU atiende unos 20 casos por mordedura de víbora, y estos han crecido respecto a los 14 de media que se registraban en 2018 y 2019. Sin embargo, Cubillo explica que no estamos «frente a una epidemia de serpientes», sino que los factores han cambiado y por eso se registran más casos y más avistamientos también en zonas urbanas.
En cuanto a las causas que propician este aumento, Cubillo detalla que la especialización del HUBU en estos casos también ayuda a que cada vez se traten mejor y se reconozcan más. Asimismo, el médico aclara que «el cambio climático hace que las serpientes se expongan a las temperaturas en momentos más tempranos». «Ya el año pasado cerramos con una mordedura en el mes de noviembre», prosigue el facultativo.
Otra de las razones por las que Cubillo estipula que ahora se ven más víboras es porque «la tendencia humana es a vacacionar en el norte de España». Es decir, que cada vez más viajeros o turistas frecuentan zonas o hábitats donde es común ver serpientes y, por ello, pueden ocurrir más percances.
No a todos los pacientes a los que les muerde una víbora necesitan un antídoto o suero antiofídico; eso depende del grado de gravedad. Sin embargo, los médicos coinciden en acudir al hospital «cuanto antes, mejor» y no manipular las heridas. «No hay que cortarlas, no hay que quemarlas, no hay que succionar», explica Cubillo. Estas acciones pueden complicar las mordeduras, como los torniquetes.
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Aythami Pérez Miguel
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En cuanto a los antídotos, estos provienen de Francia o Finlandia, son caros buenos y se suministran a los pacientes de manera individualizada. No están pensados específicamente para las especies autóctonas de España pero, al ser similares a los otros países, funcionan correctamente con los afectados en Burgos. «Son fármacos polivalentes que se obtienen de diferentes serpientes» y que utilizan ovejas para crearlos.
Por el contrario, si a una persona mordida por una víbora no se le suministrara el antídoto, esta podría tener complicaciones, sobre todo en sangre. Además, los médicos del HUBU inciden en que cada paciente es diferente, por lo que la observación y el seguimiento a lo largo de los meses son indispensables para garantizar la salud.
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