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Las diez noticias imprescindibles de Burgos este lunes 20 de enero
María y Carlos, estudiantes de la UBU, cuentan su historia sobre cómo ha sido la búsqueda de piso en Burgos. BC
Estudiantes en piso compartido: «300 euros por una habitación sin incluir gastos, es demasiado»

Estudiantes en piso compartido: «300 euros por una habitación sin incluir gastos, es demasiado»

María y Carlos estudian en la Universidad de Burgos y lamentan que, entre los honorarios de la inmobiliaria, la fianza y el primer mes de alquiler, se hace inviable afrontar la cuantía de golpe

Ruth Rodero

Burgos

Viernes, 9 de septiembre 2022, 07:08

Cambiar de ciudad para estudiar en la universidad es una aventura que muchos jóvenes están por comenzar en estos días. Sin embargo, la labor de encontrar piso no resulta tan sencilla como pudiera parecer para quienes llegan a una ciudad nueva de primeras y necesitan ... encontrar alojamiento.

Carlos y María son estudiantes de la UBU, del Grado de Comunicación y Audiovisual. Arandino él, soriana ella y, aunque no son novatos en la ardua tarea de alquilar una habitación sí se han encontrado con dificultades a lo largo de su búsqueda.

«Hay muchos pisos que son bastantes caros, ves las fotos y piensas que está de maravilla y, cuando los ves en persona, compruebas que no es así», lamenta Carlos. La ventaja con la que parte Carlos este curso es que sus compañero de piso ya son viejos conocidos: «Conocí al grupo con el que vivo al comenzar primero de carrera».

«Lo que siempre me ha llamado la atención cuando he tenido que buscar pisos o habitaciones es que muchos pisos son de inmobiliaria. Esos pisos para estudiantes son aún más prohibitivos porque las inmobiliarias se llevan unos honorarios. Yo entiendo que la inmobiliaria quiera sacar dinero, pero eso lo deberían hablar con el casero, no con los inquilinos», reflexiona Carlos.

María está de acuerdo con él: «Buscar piso en Burgos es un poco complicado porque la mayoría están en inmobiliarias. Ellos no buscan para estudiantes y te ponen muchos obstáculos para poder encontrar un piso cerca del centro, cerca de la universidad y que sea compatible con tu presupuesto. Al final el presupuesto sube mucho cuando hay que pagar también la inmobiliaria».

«Si un piso te cuesta 800 euros al mes vas a tener que pagar 800 euros del primer mes, más 800 euros de la fianza más otros 800 euros de la comisión de la inmobiliaria. 2400 euros de golpe que para los estudiantes es complicado poder asumir», interviene Carlos.

«Entre alquiler, fianza y comisión de la inmobiliaria, es un gasto de golpe que para los estudiantes es complicado poder asumir»

Carlos, estudiante de la UBU

Y aunque en la mayoría de los casos este importe es compartido, como lo son pisos, los caseros exigen también unas condiciones que condicionan la posibilidad de alquilar determinadas viviendas. «Te pide nóminas, para avalar que puedes pagar el piso. Claro, al ser estudiante la gran mayoría no tiene ninguna nómina y si tienes alguna nómina es de un trabajo de verano por el que has cobrado 400 euros un mes. Así que ya tiene que involucrar a tus padres y así... En mi caso no hay problema, pero igual hay gente que no quiere que sus padres formen parte de su vida», explica Carlos.

María también se ha encontrado con esta situación: «Piden mucho la nómina de los padres y, si no eres trabajador, en muchas ocasiones no te llegan ni a enseñar los pisos. Lo de que te pidan el dinero que tienen tus padres para poder vivir en un piso me parece mal, al final no saben quién va a pagar ese piso, si me lo voy a currar yo por estar trabajando durante el curso o mis padres porque se lo pueden permitir».

El precio de la habitación en Burgos oscila entre los 185 y los 250 euros. «Más por una habitación no merece mucho la pena pagar», reconoce Carlos que este curso desembolsará 200 euros por su habitación «en un piso que está nuevo». A ese dinero hay que sumarle los gastos ocasionados por el uso de los suministros.

«300 euros por una habitación sin gastos, teniendo en cuenta cómo está la luz, el gas y todo, era demasiado»

María, estudiante de la UBU

María durante este curso pagará algo más: «En años anteriores he pagado 190 euros sin gastos por la habitación, este año he buscado un poco y he encontrado uno de 260 euros con gastos que está bastante bien. Es cierto que he notado muchísima diferencia con años anteriores, pero se subían casi a 300 euros y se pasaba de mi límite, que estaba en unos 250 o 300 con gastos, pero 300 sin gastos, teniendo en cuenta cómo está la luz, el gas y todo, era demasiado».

Porque ambos reconocen que la subida de los suministros preocupa. «El año pasado ya notamos el incremento del gasto, sobre todo del gas, que fue una pasada, y este año hemos tenido mucha suerte con el casero que nos ha explicado que solo vamos a pagar lo que gastemos, que a nosotras no nos va a pasar el mantenimiento del gas. Hay caseros que sí que tienen en consideración lo mucho que ha subido y otros que se aprovechan muchísimo», reconoce María.

Una situación que ha vivido Carlos: «El primer año que estuve estudiando mi casero no me quiso renovar porque según él daba problemas. El problema que le di fue que comprobando las facturas del gas descubrí que nos estaba cobrando un seguro que nosotros no teníamos por qué pagarlo. ¿Si mañana vienes y me contratas un seguro de 8.000 euros también te lo pago yo? Entonces se lo dije y el casero me contestó que llevaba 14 años alquilando el piso, que siempre lo había hecho así. Le respondí que hacerlo así no quería decir que estuviese bien. Me parece un poco jeta por su parte y él sí era consciente de eso. No es todo el mundo, pero sí hay gente que se intenta aprovechar».

Y es que el mundo de los caseros es todo un mundo aparte. Las experiencias son tan personales como las de ellos con los inquilinos. A la hora de hacerse cargo de los desperfectos que ocurren en las viviendas depende de la disposición de estos para solucionarlo: «El primero intentaba venir él a arreglarlo y, si no podía, llamaba a alguien para que lo hiciera. En la casa que estamos ahora no hemos tenido ningún problema, siempre nos han dicho que cualquier cosa que ocurra que les avisemos, se rompió una pieza de la caldera y estuvieron siempre muy atentos, cuando fue el fontanero nos escribieron para ver qué había ocurrido, si se había arreglado».

María confiesa que el primer año que estuvo en Burgos su experiencia fue «genial». «El casero era de Burgos, así que genial, estuvo muy atento, vino a casa, nos ayudó con lo necesario, pero hay otros que no viven allí y es más complicado», reconoce. Carlos confirma esta opinión, pero también ha vivido la contraria. «La primera habitación que tuve tenía zonas que estaban negras del uso, es normal, pero no había pintado la habitación en los 14 años que llevaba alquilando el piso y un día nos dijo 'qué chicos más curiosos, habéis pintado las habitaciones', pero tío cerdo, si lo tenías que haber hecho tú», se ríe.

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