El Cartulario de Valpuesta, pieza clave en el origen del castellano

El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua publica un nuevo estudio sobre los Cartularios de Valpuesta y su importancia para el origen del castellano

Sus autores defienden que los documentos de Valpuesta son excepcionales

El Cartulario de Valpuesta, pieza clave en el origen del castellano Palacio de la Isla, sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. GIT

Pocos dudan ya de la importancia de los Cartularios de Valpuesta dentro del estudio de los orígenes del castellano. Los documentos compilados en el monasterio burgalés de Valpuesta, que para muchos recogen las primeras palabras escritas del idioma, son los protagonistas de un nuevo volumen publicado por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua a raíz de la celebración del congreso celebrado tiempo atrás en Miranda.

El libro, titulado ‘Los Cartularios de Valpuesta. Estudios’, aglutina el trabajo de años de investigación de José Antonio Bartol, Antonio Álvarez y José Ramón Morala, que para su elaboración han contado con la colaboración de las universidades de Burgos, Valladolid y Salamanca. Y el resultado ha sido más que satisfactorio, puesto que se ha conseguido obtener un nuevo prisma con el que estudiar unos documentos que ya son fundamentales en los estudios lingüisticos.

En este sentido, el profesor José María Ruiz ha subrayado que los Cartularios de Valpuesta son una ‘rara avis’ dentro de la zona del Alto Ebro, donde apenas se conservan “documentos originales” de la época de la Reconquista. Además, mientras otros cartularios de la época nacían con la “pretensión de defender la propiedad de los monasterios”, en el caso de Valpuesta se trata de un “archivo sobre el cementerio”, lo que le convierte en un documento “especial”. Asimismo, los autores del estudio han destacado la variedad de “manos” que trabajaron paulatinamente en la elaboración de los cartularios. En total, fueron 34 las que dejaron su impronta en los documentos, de las cuales 22 son visigóticas y otras 12 carolinas.

Pero sin duda, su mayor riqueza se encuentra en la “información filológica” que aporta, ya que los documentos muestran cómo va evolucionando “el romance castellano” en esta zona concreta de la península en los albores del segundo milenio. “Es el primer punto de referencia” para los investigadores hoy en día.