«Este año vienen más abuelos con los nietos a la biblioteca»
Los sin verano ·
Kiko de la Rosa atiende a los lectores que se acercan por el principal parque de Valladolid para llevarse a casa un poco de diversión en papelSecciones
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Los sin verano ·
Kiko de la Rosa atiende a los lectores que se acercan por el principal parque de Valladolid para llevarse a casa un poco de diversión en papelvictor m. vela
Lunes, 17 de agosto 2020, 01:06
Debe haber casi tantas hojas en los libros de esta biblioteca de verano como en los árboles que se adivinan al otro lado del cristal. A unos pasitos de aquí (no daría tiempo a terminarse una página de la novela que se tenga entre manos), ... Valladolid rinde con una estatua honores a José Zorrilla. Un poco más allá (ni siquiera habría que saltar de capítulo) está la casa que habitó Miguel de Cervantes. Y por los caminos de este histórico jardín inglés paseaba a diario Miguel Delibes. El Campo Grande vallisoletano, vergel de 115.000 metros cuadrados de zona verde -con estanque, pérgola de baile y pavos reales- ofrece desde finales de mayo al estreno de octubre un atractivo literario con solera: una biblioteca de verano que invita a leer cuando más aprieta el calor. Y Kiko de la Rosa (Valladolid, 1970) atiende a los lectores que se acercan por el principal parque de la ciudad para llevarse a casa un poco de diversión en papel.
-Bibliotecario de verano...
-Y en una biblioteca especial. Desde hace más de cien años que el Campo Grande tiene un punto de préstamo de libros. Antes, en un quiosquillo. Luego, se pasó al edificio actual. Y no abre todo el año, solo en verano. Es la única de carácter municipal que está abierta estos meses por las tardes. Y además, todos los días, de lunes a domingo, los festivos incluidos. Este año es un poco extraño, porque nos hemos tenido que adaptar a la covid, pero es un lugar estupendo para trabajar.
-¿Por qué?
-Primero, por el entorno. Es una gozada mirar por la ventana y ver los árboles, tanto verde. Además, solo con entrar al parque ya hay cinco grados menos de temperatura. Y eso, en pleno verano, se agradece. Además, se pueden organizar muchas actividades al aire libre, a la sombra.
-¿Por ejemplo?
-Los miércoles por la mañana tenemos encuentros con jóvenes. Por la tarde está 'La hora del cuento', para hacer meriendas con libros y despertarse de la siesta con literatura. Los jueves hay recitales de poesía y música. Además, hay quedadas de micro abierto para poetas, actuaciones de cantautores, los domingos tenemos actividades para público familiar... Ha habido que limitar el aforo, que poner sillas con distancia, es obligatorio el uso de mascarilla, pero las actividades no paran.
-Y los lectores que se acercan...
-Este verano hemos notado que vienen mucho abuelos con sus nietos. Seguro que tiene que ver con que se han suspendido la mayor parte de los campamentos, que no hay tantas ofertas de ocio, que los niños se han quedado con sus abuelos... y la biblioteca es una buena opción. Aquí tenemos un importante fondo de literatura infantil, pero tampoco faltan los libros para adultos... Hay una cosa curiosa.
-A ver.
-No tenemos wifi ni hay ordenadores de consulta. Así que los usuarios no pueden hacer las búsquedas por su cuenta. Esto hace que la figura del bibliotecario sea más importante a la hora de recomendar lecturas.
-Se aceptan consejos.
-Para niños, 'El lobo en calzoncillos', de Lupano-Itoiz-Cauuet, y 'Un paseo por el Museo del Prado', de Marina García, que es una buena alternativa ahora que no podemos viajar con tanta libertad. Para jóvenes están muy bien 'El misterio Velázquez', de Eliacer Cansino y 'El explorador del Amazonas', de Katherine Rundell. Y para adultos, 'Los fuegos de otoño', de Irene Némirovsky, y podríamos recordar a Juan Marsé, que falleció hace unas semanas, con 'Rabos de lagartija'.
-¿Se lee más en verano?
-Lo que hemos notado es que se ha leído mucho durante el confinamiento. Y también se han compartido lecturas. Este verano nos llama la atención que los niños se llevan mucho los tebeos de 'Mortadelo y Filemón'. Su público habitual eran los adultos, lectores de 40 años que los cogían prestados para recordar. Pero este año muchos niños han enganchado a 'Mortadelo'. A lo mejor es porque sus padres se lo descubrieron durante tantas semanas de confinamiento.
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