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Imagina que vas por la calle y ves un par de sillas y una mesita de noche al lado de un contenedor. Tienen ese punto 'vintage' que ahora se lleva tanto y piensas: 'Pues igual con una buena limpieza y una manita de pintura pueden quedar chulas en el salón'. Dicho y hecho. Las recoges de la basura y las cargas hasta tu casa, donde las desinfectas y restauras para darles una segunda vida. Imagina ahora que en lugar de descubrirlas casualmente por la calle, es una cuenta de Instagram la que te informa en tiempo real de la dirección exacta donde puedes encontrar esos muebles que otra persona ha tirado a un contenedor. Pues eso ya existe y se llama 'stooping'. «Lo que para unos es un trasto (trash, en inglés) del que se quieren deshacer, para otros es un verdadero tesoro (treasure) con el que decorar su casa gratis. De ahí que hablemos de 'trashure', un concepto que usamos para definir lo que consideramos tesoros en la basura», resume Ángels Florea, estudiante de Medicina y responsable junto con su amiga Marie de Stoopingbcn (Barcelona), la primera cuenta que se abrió en nuestro país dedicada a localizar y recoger muebles de la calle para reciclarlos, y a la que han seguido otros lugares como Madrid, Sevilla, Getxo, Coruña, Zaragoza, Valencia, San Sebastián...
Antes y después (Bilbao)
@kekelis_joyeria_y_alquimia restauró una cómoda y una mesita que recogió en un contenedor de Bilbao.
El 'stooping' es un movimiento colaborativo sin ánimo de lucro que pretende dar un segundo uso a los muebles que otra gente ya no quiere utilizar. Mesas, puertas, sillas, estanterías, elementos de decoración, espejos... hasta colchones y libros. Todo gratis. De hecho, las personas que llevan las redes sociales de las diferentes cuentas lo hacen de manera altruista. «No ganamos nada, más allá de fomentar un consumo más responsabley ayudar a quien lo necesite. La mayoría ni siquiera nos dedicamos a algo relacionado con el sector», explican Carla Gutiérrez y Elena Omedes, responsables de Stoopingmad (Madrid), 'community manager' y periodista, respectivamente.
Este fenómeno mediático nació hace un par de años en Nueva York, concretamente en Brooklyn, «el Disneyland del 'stooping'», coinciden los 'cazatesoros'. Y ha sido tal el 'boom', que los perfiles dedicados a este movimiento se han multiplicado en los últimos meses.
Ahora que tenemos claro de qué estamos hablando, vamos a explicar cómo funciona. Es muy sencillo. Pongamos que vas por la calle y encuentras unos muebles tirados al lado de un contenedor. La idea es que les hagas una foto y la envíes a la cuenta de 'stooping' de tu zona, con la hora y dirección exactas donde has encontrado los objetos. Las responsables del perfil se encargan de publicar la fotografía que les envían para que los seguidores se enteren en tiempo real a dónde pueden acudir para llevarse el 'trashure'. Por ejemplo: '10.30 a.m. Armario y sillas en el contenedor de la calle María Díaz de Haro, esquina Alameda Urquijo (Bilbao)'. «Tienes que estar rápido, sobre todo cuando es algo goloso, porque vuela. A mí me ha pasado varias veces. Vas corriendo a por el mueble que te interesa y al llegar ya se lo habían llevado», confiesa Lydia González, fundadora de Stoopingcoruna, que ha pasado de recibir una docena de imágenes a las pocas semanas de abrir la página a tener que gestionar cientos de fotografías.
Antes y después (Barcelona)
Marie ha decorado el salón de su casa del Eixample con una mesita tirada en la basura.
Algo parecido le ha ocurrido a la responsable de Stooping_getxo. «Ví lo que se estaba haciendo en Nueva York y Barcelona y me animé. Me gusta mucho restaurar muebles y como ahora mismo estoy opositando, me pareció una muy buena idea, porque comparto absolutamente la idea de darle una segunda vida a los muebles y apostar por la economía circular. Lo que no me esperaba es la respuesta de la gente», se sorprende. A su juicio, uno de los puntos fuertes de su cuenta es su reducido ámbito de actuación. «Me da la impresión de que cuanto más local sea el perfil, más práctico resulta a los seguidores. No le veo mucho sentido a publicar imágenes de muebles que estén a más de 20 kilómetros de distancia», razona.
En el caso de Madrid, dos de los mejores barrios para encontrar tesoros en la basura son Malasaña y Cuatro Caminos, mientras que en Barcelona «gana el Eixample por goleada», confiesa Ángels Florea, cuya cuenta siguen más de 9.000 personas.
¿Y qué objetos se suelen encontrar? «Pues un poco de todo. Desde muebles de Ikea a cómodas antiguas, pero también copias de piezas icónicas de Marcel Breuer», añade Marie.
Lydia González, interiorista y propietaria de una tienda de decoración y restauración en el centro de A Coruña, ha llegado a usar muebles encontrados en la basura en algunos de sus proyectos. «Es que hay verdaderas joyas», asegura.
El fenómeno del 'stooping' en nuestro país ha llegado a tal punto que son muchas las personas que se ponen en contacto con las responsables de los perfiles para ofrecerles los muebles antes incluso de tirarlos a la basura. «Nos preguntan antes por si conocemos a alguien a quien le pueda gustar una pieza concreta. Así se aseguran de que se lo lleva una persona que está verdaderamente interesada», explican las expertas.
Los motivos por los que se recogen muebles de la basura son diversos. «Unos lo hacen por conciencia ecológica, otros porque realmente les gusta la pieza que han encontrado, pero también hay quien lo hace por necesidad pura y dura», admiten en Stoopingmad. En algunos círculos se ha llegado a acusar a este movimiento de querer «romantizar la pobreza» bajo un concepto 'cool'. «Cuando empecé a oír todas estas críticas hice una encuesta entre mis seguidores para ver si alguno había hecho esa lectura, que hasta ese momento ni me había planteado, la verdad. La mayoría lo había entendido de la misma manera que yo, como una tendencia que fomenta el reciclaje de los muebles y la economía circular y no como un intento por justificar la pobreza», explica la responsable del perfil Stooping_getxo. En el perfil de Barcelona lo tienen claro: «Creemos que es un proyecto con un gran potencial del que se puede beneficiar nuestra sociedad».
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