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Iratxe López
Domingo, 27 de marzo 2022, 00:02
AHoudini le habrían encantado los 'escape room'. No es que sean el estilo exacto de Harry, pero un escapista profesional jamás declinaría la invitación a un desafío como este. ¿Y tú? Quizá te planteas qué gracia tiene permanecer 60 minutos encerrado en un cuarto, superar ... enigmas para liberarte. Mucha. Lo asegura Eulàlia Pujades, fan total de este entretenimiento de moda. «Valoro el reto mental, me enganché porque quería ver si era capaz de resolver las pruebas a tiempo», explica. Experiencia no le falta a esta vecina de Rubí (Barcelona), química y project manager en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Ha jugado a 1.260 salas en vivo, 50 'online' y 120 de mesa. «Todo empezó unas navidades hace ocho años, probé el único escape que había, 'Parapark Barcelona'. Me entusiasmó vivir la aventura en primera persona».
Alberto Romero, impulsor de este tipo de actividad, comparte la idea. «Buscamos que la gente se sienta protagonista de una película o un videojuego y se divierta trabajando en equipo». Hace años abrió la sala 'Mad Manson' en Bilbao, cuando solo existían dos juegos más, en Barcelona. «Incluso aparecimos en un video-reportaje de 'The New York Times'. Creé un guiño con toque aventurero de un juego que me regaló mi hermana de niño, eso nos diferenció». Ahora gestiona, entre otras salas, 'Tú también flotarás' (Vitoria), premio al mejor 'escape room' en los Escape Room Awards 2020. Muere de éxito, y no porque la propuesta sea de miedo (que también): imposible encontrar hueco hasta 2023.
La iniciativa para ingresar en esta 'cárcel' voluntaria hecha entretenimiento nació en Japón de manera digital el año 2004, y en 2007 abrieron las primeras salas físicas. El director de anime y cine Takao Kato arrancaba con 'Real Escape Game'. Experiencia para adultos –muchas admiten niños–, llegó a Europa en 2011 por Hungría de la mano de Parapark. Saltó a España en 2012 gracias a esa franquicia, aunque no fue hasta 2015 cuando empezó a sumar adeptos. Gentes que aplican sus dotes deductivas para resolver puzles, abrir candados, hallar claves… Tan fieles que su fervor ha multiplicado por diez el número de juegos en España desde los 150 (100 empresas) de aquel año hasta los 1.500 (900 empresas) de 2019 –el bloguero Ken Ferguson cifraba 50.000 en el mundo–. Ni siquiera la pandemia ha conseguido frenar esta fiebre: 300 no aguantaron el parón obligado, pero el número se ha mantenido en niveles precovid. Por provincias, Barcelona, Madrid y Valencia dominan en cantidad.
Desde la guía 'Escape Room Lover', Marçal Serrallonga explica que el presupuesto para montar este tipo de negocio «es muy abierto, pero si se quiere uno de última generación hablamos de unos 100.000 euros; los decorados son cada vez más sorprendentes y eso conlleva inversiones altas». Diseñarlos tampoco es sencillo. «Hay que dominar el hilo conductor, crear temáticas atractivas, acertijos novedosos. Se necesitan conocimientos técnicos para desarrollar mecanismos», añade. Unai García, de la plataforma 'EscapeUp', sostiene que «es un proceso largo que incluso listo requiere testar los enigmas y si los tiempos son realistas».
Los ingresos de estos negocios dependen del número de reservas. Una sesión en la que participan entre dos y seis personas cuesta entre 60 y 100 euros. Empezaron durando una hora, pero hoy algunas se extienden a dos. «En 2017 vivían una época dorada, el mercado se saturó, los clientes se volvieron exigentes y los más simples cerraron», asegura Serrallonga. Además han surgido 'street escape', 'hall escape', 'cluedos' y centros de realidad virtual. La evolución afecta a la calidad decorativa y a la diversidad de retos. 'Adventure games' es el nombre de la nueva generación donde el jugador se siente inmerso en la aventura, enfrentado a pruebas activadas automáticamente. «Debes sumergir al público en una narración de la que no quiera salir. Ya no se trata de escapar, sino de vivir una historia», confirma Romero.
En muchos casos, dueños de salas y trabajadores coinciden. «O al menos los primeros forman parte del proceso de creación del juego y el día a día, como game master (director de juego) o coordinador. Por lo general, se trata de negocios creados por autónomos en los que intentan estar implicados», asegura García.
Un estudio sobre el sector realizado por su empresa en 2021 confirma que predomina el gusto por los de misterio y aventura de dificultad media o alta. El tramo de edad mayoritario de 'escapers' se encuadra entre 24 y 32 años, aunque el de 33 a 42 también es frecuente. Se apuntan, sobre todo, grupos de cuatro o cinco personas y el 64% de clientes son ya aficionados.
Más del 60% de las empresas consultadas en la encuesta pretenden ofertar nuevos juegos, así que eso parece. Devotos no faltan. «Cuando resuelves las pruebas te da un subidón de adrenalina brutal. Es una forma de desconectar», defiende Pujades. Incluso se ha generado un turismo de escapistas que se mueve por el mundo. «Preparan viajes en función de dónde abren las salas más sonadas o buscando novedades», comenta Serrallonga. Decía el maestro Houdini: «Mi mente es la clave que me libera». ¿Conseguiría hacerlo la tuya?
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