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Además de proteger los ojos, las cejas juegan un papel fundamental no solo en la valoración global de la belleza del rostro sino en la propia identidad de las personas. Por este motivo, cuando vamos a hacernos una foto para un documento oficial – ... DNI, pasaporte...– tienen que estar bien a la vista y no se pueden tapar con el flequillo. «Las cejas definen el tercio superior de la cara. Su diseño y color pueden cambiar el efecto óptico del tamaño de los párpados, de la frente e incluso de la raíz nasal», explica la doctora Virginia Sánchez, jefa de Servicio de Dermatología del hospital universitario HM Sanchinarro y directora médica de las clínicas Dorsia.
La forma de las cejas va por modas. Hace años se llevaban finas, en la actualidad todo lo contrario: rotundas y muy definidas. Y de aquellas modas, estos lodos. Muchas de esas personas que en su día las depilaron en exceso, lucen ahora cejas despobladas y en los casos más graves prácticamente imperceptibles. Una de las soluciones para rellenarlas y darles forma es el maquillaje, cada vez más especializado. Lápices específicos, cepillos, sombras de todos los tonos... Basta con echar un vistazo a los miles de tutoriales que circulan por las redes sociales para hacernos una idea de la importancia que se le concede hoy en día al diseño de las cejas desde el punto de vista estético.
Otra opción muy demandada es el microblading, una técnica de maquillaje semipermanente parecida a la que emplean los tatuadores y que consiste, básicamente, en «depositar pigmentos de color en la capa superior de la piel en forma de pelo hasta conseguir la forma deseada», precisa Mónica Ceño (The Lab Room), una de las mayores expertas en cejas de nuestro país. «No es una técnica que entrañe grandes riesgos desde el punto de vista médico, puesto que se trata de pequeños 'arañazos' superficiales. Ahora bien, tiene que hacerse con la pericia adecuada para que el resultado sea el esperado», insiste la doctora Sánchez, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
El microblading es una técnica más superficial que la micropigmentación, de ahí que el aspecto final quede más natural en su conjunto. Las expertas insisten en que no existe una ceja perfecta. Pese a que son muchas las clientas que piden las de Penélope Cruz –un «clásico»–, «cada rostro necesita un diseño adecuado a sus propias facciones», aclara Mónica Ceño. De hecho, uno de los principales errores que se suelen cometer cuando se quiere retorcar las cejas con esta técnica es el de no acudir a un profesional que realice un diseño personalizado acorde con su rostro. Conviene, incluso, que sea autorizado previamente por el cliente.
«Su grosor, longitud, forma, color, separación entre ellas y relación con el tamaño de los ojos son fundamentales en la percepción de la armonía y el equilibrio de una cara», coinciden las especialistas, que resuelven algunas de las principales dudas sobre esta técnica tan de moda.
No. Está desaconsejado en personas con patolologías cutáneas como la dermatitis, diabéticos, pacientes que tomen medicamentos anticoagulantes y embarazadas. No obstante, «es una solución fantástica para cualquier persona que ha perdido las cejas debido a una enfermedad o por un tratamiento médico, siempre que presente un informe de autorización para el tratamiento o de alta de la enfermedad», precisa la doctora Virginia Sánchez. En cuanto al tipo de pieles, «las muy grasas tienden a rechazar el pigmento y necesitan más retoques».
Sí. No hay que olvidar que se trata de una herida y la costra tiene que caerse de forma natural. Es muy importante seguir los consejos del profesional para que los resultados sean los adecuados.
–La duración aproximada de este tratamiento es de 12 a 18 meses. Todo depende de cada tipo de piel y de si se siguen los cuidados oportunos como, por ejemplo, mantener la zona tratada bien hidratada y no exponerla en exceso al sol, sobre todo en los tres meses posteriores a la intervención. Normalmente se hace un retoque del dibujo al mes del 'tatuaje'.
«Además de poseer la titulación específica, conviene tener mucho sentido de la estética y del visagismo (el estudio de las formas y proporciones del rostro)», insiste Mónica Ceño. Es una técnica que requiere de gran precisión por parte del profesional al tener que simular casi a la perfección cada pelo, por lo que es recomendable echar un vistazo a sus trabajos anteriores antes de contratar el tratamiento. Otra de las claves para garantizar un buen acabado es la calidad de los pigmentos.
«Pagar más de 400 euros es absurdo. El lugar es de fiar cuando te dan una cita previa para evaluar tu caso, te dedican tiempo, rellenas el cuestionario obligatorio y cumplen las medidas sanitarias específicas. No se hace un microblading en cualquier sitio», concluye Ceño.
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