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Son el material de moda. De un tiempo a esta parte, no hay interiorista ni tienda de decoración que no incluya en su proyecto o catálogo alguna pieza hecha con fibras naturales. Desde pequeñas cestas de mimbre a sillas de ratán, pasando por armarios con rejilla francesa (cannage), pantallas de rafia, cabeceros de bambú o coquetos moisés de aire vintage. «Es un retorno a las casas de los años 70, pero desde el minimalismo. Aportan ese punto de calidez que a veces le falta al estilo nórdico», argumenta la interiorista Natalia Zubizarreta. Y no solo eso. «Además de ser naturales y renovables, son materiales que tienen mucha personalidad y hacen que el producto final sea único. Las fibras no sólo nos ayudan a conectar con ese lado más natural que buscamos en la decoración actual, sino que también recrean entornos mucho más neutros y cálidos», añade el interiorista de Ikea, Manuel Delgado. Ambos expertos explican cómo integrar el material de moda en la decoración de nuestras casas sin convertirlas en el piso de la serie 'Cuentáme'.
Salón
Natalia Zubizarreta pone un ejemplo muy gráfico para explicar la importancia de la proporcionalidad a la hora de decorar con fibras naturales. «Si fuésemos las invitadas a una boda, este tipo de piezas serían los pendientes, la pulsera y el bolso, o los zapatos y un cinturón... Es decir, los accesorios. En un salón no deben superar el 30% de la combinación. Si nos pasamos con el mimbre o el ratán, el resultado final puede quedar muy demodé», advierte la decorada. Una opinión con la que coincide el interiorista de Ikea. «La integración ha de estar muy basada en los colores. Aquí entran en juego los tonos grises y beige para adaptarse a la situación actual, que nos lleva a buscar espacios mucho más sencillos, tranquilos, confortables y que nos den esa sensación de calma y refugio». La idea es apostar por elementos que vistan la estancia y aporten ese extra de calidez de las fibras vegetales sin invadir ni condicionar el resto de la decoración. «Una muy buena opción sería colocar una lámpara colgante elaborada en uno de estos materiales sobre la mesa del comedor, por ejemplo. Hoy en día hay infinidad de modelos en el mercado para todos los gustos y bolsillos. Desde piezas de mimbre o rafia por menos de 20 euros a diseños exclusivos que combinan las fibras naturales con tejidos como el lino, la seda o el terciopelo», añade Zubizarreta. Además de la lámpara, otra manera de dar ese toque vintage y acogedor al salón es con las sillas del comedor o un par de butacas con el respaldo y los laterales en rejilla francesa, una especie de celosía trenzada muy de moda hace unas décadas y que ahora se ve mucho en pantallas y puertas de cómodas y armarios. Marcos de fotos, espejos, bandejas, revisteros, cestas y maceteros son elementos donde también funcionan muy bien las fibras naturales. «Y si además acompañamos todas estas piezas con motivos botánicos como plantas de gran tamaño o murales de papel pintado con palmeras ya tenemos la combinación perfecta», coinciden los interioristas.
Cocina y baño
Las piezas de fibras vegetales también son aptas para la cocina y el baño, ya que aguantan la humedad sin mayor problema. «Ahora bien, al ser tejidos entrelazados son difíciles de limpiar», advierte Natalia Zubizarreta. En este sentido, la interiorista desaconseja la instalación de estores de yute o similares en la cocina «porque la grasa se cuela por todas partes». No así en aseos o en baños, donde aportan mucha calidez al tratarse, por lo general, de tonalidades amarillentas o rubias. «En estos espacios quedan muy bien los muebles auxiliares y complementos en bambú o madera poco tratada porque contrastan con materiales fríos como los azulejos o la cerámica. Además, su desgaste natural les proporciona un encanto especial que se va desvelando con el paso del tiempo», precisa Manuel Delgado.
Dormitorio
Si hay una estancia de la casa donde el mobiliario elaborado con fibras naturales está arrasando es en las habitaciones infantiles. «Hay de todo. Lámparas, camitas, cunas, moisés, cómodas... Ahora mismo triunfan los cuartos de bebé e incluso de adolescente con paredes muy blancas y fibras naturales tanto para el mobiliario principal como en los detalles decorativos. Una de las piezas que más nos piden para este tipo de espacios es el típico moisés antiguo de mimbre. Gusta muchísimo, yo creo que también es por una cuestión sentimental de los padres», apunta la interiorista vizcaína. En el caso de los dormitorios de adultos, ambos interioristas apuestan por el cabecero como elemento estrella. «Luce muchísimo y, además, suelen ser muy económicos. También queda muy bonito un toque en las mesitas o en la butaca descalzadora», añaden.
Alfombras y textiles
Las alfombras elaboradas con fibras naturalres son una apuesta ganadora desde el punto de vista decorativo. «Las típicas de yute o sisal natural quedan siempre bien. Llevamos años y años poniéndolas y nunca pasan de moda. Al ser una base lisa, neutra, cualquier cosa que le pongas encima siempre va a quedar perfecta. El único problema que tienen es que si se mojan se les queda la mancha, por eso no se recomiendan para espacios como la zona del comedor. Es una opcion fantástica cuando no quieres gastar mucho dinero, pero quieres tener la casa vestida», aconseja la experta. «Si además complementamos la composición de estas estancias con textiles en fibras naturales como por ejemplo el lino, no solo aportamos color y textura, sino que también conectamos sentidos como el tacto a esa sensación de confort que buscamos transmitir», aconseja el interiorista de la multinacional sueca.
Iluminación
La iluminación es uno de los elementos decorativos donde «más y mejor» se usan las fibras naturales, con piezas y estructuras casi escultóricas. Además de las clásicas pantallas de mimbre o rafia, existen empresas especializadas donde cada diseño se piensa y elabora como una obra de arte en sí misma. Es el caso de la firma valenciana Peralta Vidavi, a la que recurren interioristas de medio mundo por su dilatada experiencia en la fabricación y diseño de lámparas y pantallas artesanales a medida. «Ayer mismo salieron 25 palets para Montenegro», explica su director de operaciones, David Escudero.
La empresa afincada en Paterna elabora desde apliques a pantallas de fibras naturales de 24 metros de diámetro. «Una de las combinaciones que más gustan ahora mismo son las pantallas de cannage con tejidos como el terciopelo, pero hacemos lo que nos pida el cliente. Cada pieza es exclusiva y se trabaja como una escultura. De hecho, se personaliza hasta el cable, que se hace a conjunto de la lámpara», precisa el directivo de Peralta Vidavi, que acaba de firmar un acuerdo con la cadena mexicana de tiendas de lujo, El Palacio de Hierro.
Mimbre Esta fibra natural se obtiene de un arbusto de la familia de los sauces. Al ser un material ligero pero robusto, resulta ideal para la elaboración de todo tipo de mobiliario y accesorios.
Ratán Procede de una palmera trepadora y también es muy resistente y duradera. A diferencia del mimbre, que generalmente se entrelaza, el ratán suele moldearse y anudarse.
Sisal La textura fina de esta fibra procedente del agave «admite de manera fácil los tintes, por lo que ofrece la mayor gama de colores de todas las fibras naturales». Se usa mucho en la confección de alfombras.
Yute Es una fibra larga, suave y brillante que se utiliza para hacer hilados, cuerdas, telas de arpillera, alfombras... El yute natural es famoso por su brillo sedoso y dorado.
Bambú Es una planta nativa de la India que se puede usar tanto como madera como para hacer tejidos a partir de sus fibras.
Cannage La rejilla francesa no es ninguna fibra, sino una técnica de trenzado a modo de celosía.
La artesana vizcaína Gabriela Sagarminaga es la responsable de todo el trabajo artístico que ambienta el nuevo hotel de la cadena Hilton en Madrid
Empezó en el mundo de la artesanía con fibras vegetales y cordelería natural «de casualidad». «Estudié diseño de moda, pero por diversas circunstacias conocí el mundo esparto y me atrapó», explica la artesana bilbaína, responsable del diseño y producción de todo el trabajo artístico que ambienta el nuevo hotel Atocha Madrid Tapestry Collection by Hilton.
–¿Todas las piezas están hechas con esparto.
– Absolutamente todas. Desde los murales a los objetos decorativos. Y todo tiene un por qué. El hotel está un ubicado en la calle Atocha, cuyo nombre hace referencia al atochal o espartizal que hasta hace unos siglos ocupó el lugar. La principal premisa para el desarrollo de nuestro trabajo fue precisamente que los interiores reflejasen la historia del lugar donde se emplaza el hotel a través de la sencillez de las fibras naturales, en particular del esparto, sin perder elegancia. En una de las salas, por ejemplo, recreamos a través de herramientas, texturas, materiales, imágenes y piezas decorativas el universo artesanal del taller de un espartero.
– Las fibras vegetales están más de moda que nunca.
– Es una tendencia muy fuerte en el mundo del interiorismo. De hecho, trabajamos mano a mano con varios estudios para los que elaboramos piezas artesanales a medida. Desde cuadros con esparto a esculturas con cordelería o lámparas con láminas de madera de castaño.
– Hace apenas un mes, Zara Home reinauguró su tienda de A Coruña, decorada con un impresionante panel de cestería trenzada de más de nueve metros de longitud. ¿Ayuda a los artesanos que las grandes cadenas apuesten por este tipo de instalaciones?
– Claro, porque eso significa que la aceptación del producto ya ha llegado al gran público. Unos los comprarán en grandes superficies, pero otros preferirán piezas artesanales.
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