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«El único lugar en el que el éxito viene antes que el trabajo es el diccionario». La frase es del peluquero británico Vidal Sassoon y es una forma original de destacar que ningún objetivo se consigue sin esfuerzo. Conviene recordarlo, sobre todo, al enfrentarse a una oposición, cuyo estudio se puede alargar mucho en el tiempo y desarrollarse con picos de motivación y desesperación.
Todos los años aumenta el número de opositores en España. Más incluso en años de incertidumbre económica y laboral, como este 2020, pues el empleo público da la oportunidad de conseguir un trabajo para toda la vida. Sin embargo, opositar no es una tarea sencilla y no todos consiguen su objetivo.
«Para evitar llegar a la situación de abandono es importante una buena planificación y seguimiento del estudio», declaran desde la academia de oposiciones MasterD. Por eso, antes de nada es esencial que cada opositor tome conciencia de su situación personal (laboral, familiar, económica...) y se organice el estudio en torno a ella. «No es lo mismo poder estudiar ocho horas al día que solo tres porque se tienen hijos o se trabaja», subrayan. «No tener estos aspectos en cuenta a la hora de planificar el estudio y compararse con otros son los dos errores más comunes de los opositores», agrega Jonathan García, cofundador y director ejecutivo de OpositaTest.com, una plataforma online de preparación de las pruebas tipo test de las oposiciones.
MasterD
Conocer previamente la prueba a la que uno se enfrenta también es imprescindible. ¿Cuántos temas tengo que estudiar? ¿Son materias que conozco o parto de cero? ¿Qué formato tienen los exámenes? ¿Cuánto duran y qué tendré a mi disposición ese día? ¿Cuándo me presento? «Hay que poner todo esto en perspectiva para que la planificación sea lo más realista posible», dicen en la academia, «y también debe ser flexible, pues siempre pueden ocurrir circunstancias que nos hagan desviarnos un poco del plan inicial (como una migraña o una visita al médico)».
Si contamos con la publicación de la convocatoria a la que nos presentaremos podremos organizarnos mejor todavía. «Ahí se especificarán los requisitos que debemos cumplir, cómo, dónde y hasta cuándo podemos presentar la instancia y demás documentación requerida y nos darán las instrucciones esenciales: tipo de proceso selectivo, temas a estudiar, tipo de ejercicios...», comentan en MasterD. «Todo este 'planning' hay que plasmarlo de alguna manera (en papel, en una 'app' del móvil, en el calendario del correo electrónico...) y situarlo en un lugar visible en nuestra zona de estudio, para no perder de vista el objetivo y la evolución que se está consiguiendo».
18.323 plazas para la Administración General del Estado han sido aprobadas por el Gobierno para 2020, cifra muy inferior a la del del año pasado (33.000).
¡Y no olvidemos incluir los descansos y el tiempo de ocio! Muy necesarios para lograr un mejor rendimiento. «Cada opositor sabe cuáles son sus tiempos de máxima concentración. En el momento en el que comience a dispersarse deberá realizar descansos breves. Por ejemplo, si se concentra durante 50 minutos puede realizar otros cinco de descanso. Tras este tiempo, es recomendable cambiar de actividad con el fin de activar de nuevo la atención», dicen en la academia.
Otro aspecto a cuidar es el material de estudio. «En nuestra experiencia hemos visto que hay gente que estudia con materiales no adaptados a lo que se demanda o desactualizados. Esto implica una gran pérdida de tiempo, por eso es crucial tener la garantía de que los materiales con los que se trabaja están actualizados», expresa el director ejecutivo de Opositatest.
García también hace hincapié en buscar y desarrollar unas técnicas de estudio eficaces como: hacer resúmenes y esquemas, subrayar, leer los temas en voz alta o utilizar reglas mnemotécnicas para memorizar mejor los contenidos, entre muchas otras. «A cada persona le son útiles unas. Si aún no has dado con las que mejor te funcionan puedes probar varias hasta encontrar las que se adaptan a ti», sugiere García.
Por su parte, en MasterD proponen la siguiente estructura al enfrentarse a un tema por primera vez: una lectura rápida del mismo para obtener una idea general, una lectura comprensiva para entender los contenidos y resolver las posibles dudas, subrayar las ideas principales del texto, realizar un esquema gráfico-visual relacionando las ideas principales y las secundarias, hacer un breve resumen (que no es lo mismo que copiar el tema) y, finalmente, memorizar. Posteriormente, habrá que repasar periódicamente lo memorizado para que no se olvide.
Las oposiciones que tienen habilidades propias (pruebas físicas, psicotécnicos o pruebas de ofimática...) deberán trabajarse más específicamente. Por ejemplo, las pulsaciones de un teclado de sobremesa son distintas a las de un ordenador portátil, y en ello radica una mayor o menor velocidad en la escritura digital. Por eso, quienes se enfrentan a un examen de ofimática deben saber cómo entrenarse correctamente.
En cuanto al lugar de estudio, es aconsejable que sea tranquilo y aislado de posibles distracciones (móvil, ruidos...). Asegúrese de tener a su alcance todo lo necesario para estudiar: apuntes, bolígrafos, cuadernos, subrayadores, pósits, botella de agua… con el fin de evitar levantarse continuamente. Si estudia durante el día aproveche la luz natural. Mientras que si estudia de noche le interesará proveerse de una luz cálida o neutra.
Más allá de todo esto la pregunta de la que ningún opositor se libra es: ¿estudio solo o acompañado? Ambas opciones son válidas y ambas tienen pros y contras que es conveniente valorar antes de decantarse por una.
«Estudiar solo presenta la ventaja de que es uno mismo quien determina la planificación y el ritmo de estudio. Además, es más económico que una academia, que puede rondar los 100 euros mensuales, o un preparador», expresa García, «pero, para tener éxito debes ser muy constante, tener capacidad de sacrificio y ser muy autoexigente, pues cuando tienes menos presión es más fácil relajarse».
Eso no ocurre con el preparador o la academia, que te marcan un ritmo. Algo especialmente interesante para los opositores nobeles, que suelen estar más perdidos. La principal ventaja del preparador es que proporciona una atención individualizada, mientras que en la academia tienes la posibilidad de relacionarte con otros opositores. «Además, el profesor puede resolver tus dudas rápidamente y ser un gran apoyo emocional, pues la oposición es una carrera de fondo que comienza con una gran motivación, pero según va pasando el tiempo, el cansancio y la ansiedad hacen que la tentación de abandono aparezca en escena», advierten en MasterD.
Cuatro personas que lo están viviendo en primera persona nos cuentan su experiencia.
«Siempre he tenido mucha vocación de servicio público y me ha fascinado la política, la economía y el ámbito internacional. Por eso decidí opositar a Técnico Comercial y Economista del Estado», declara este madrileño. Dicha oposición consta de cinco exámenes y obliga a tener un mínimo de tres idiomas. «La primera vez que me presenté llegué al cuarto examen», cuenta. El opositor confiesa que una de las dificultades de esta oposición es que los temas son abiertos. «En el BOE solo se publican los títulos de los temas y cada uno tiene que buscar la información por su cuenta. Por ejemplo, un titular puede ser: 'La coyuntura económica española'. El problema es que la coyuntura económica española cambia contantemente, y ahora más con la pandemia, así que hay que estar muy actualizado. Esto da riqueza a la oposición, pero también le añade un elemento enorme de arbitrariedad, al no estar claro lo que el tribunal va a valora».
Villa ha compaginado los estudios con un trabajo a media jornada hasta el pasado mes de julio. Desde entonces estudia 10 u 11 horas cada día. «Estudio en casa por mi cuenta, pero tengo un preparador que me orienta y también practico el cante del temario con un amigo que oposita a lo mismo».
Hace más de dos años este joven decidió prepararse las oposiciones de la escala básica de la Policía Nacional. «Siempre me ha atraído el trabajo que realiza la policía y, viendo como estaba el mercado laboral, decidí que era el momento antes de que se me pasara el tiempo, por edad o por motivación», destaca.
Estudió Derecho y, como gran parte del temario aborda cuestiones legislativas, al menos no le suena a chino.
Su rutina de opositor comienza a las siete de la mañana con varias horas de ejercicio, pues parte de los exámenes de esta oposición incluyen pruebas físicas bastante duras (una de dominadas, otra de resistencia y un circuito de habilidad).
Sobre las 11 de la mañana comienza con la teoría –tres horas antes de comer y cinco más después. «Siempre estudio en casa. De hecho, tengo la pared de mi cuarto empapelada de resúmenes y esquemas en formato A3. Uno del organigrama de la DGT con todas las comisarías generales, otro de la organización del Ministerio del Interior... Todo con mil colores para que me entre por los ojos y tenerlo siempre a la vista para repasar, que es fundamental», sostiene. «También tengo una 'app' en el móvil y voy haciendo test en el autobús o allá donde vaya».
Dejé el trabajo que hacía en un banco en febrero, justo antes del confinamiento, para empezar a opositar a Técnico Comercial y Economista del Estado. Me constó decidirme porque nadie de mi círculo cercano lo había hecho nunca y no tenía referentes, pero ahora estoy muy contenta con la decisión».
Solana reconoce que ponerse a estudiar no le costó nada. «El hecho de no poder salir de casa durante el confinamiento y no tener planes me ayudó a adelantar mucho, aunque durante el verano he flojeado un poco», declara. Para remediarlo, desde septiembre va a estudiar a la biblioteca con el fin de concentrarse más. «Ahora hay que pedir cita previa, pero he tenido la suerte de conseguir una plaza hasta diciembre». Va allí todas las mañanas hasta la hora de comer y por las tardes se queda en casa repasando, revisando la actualidad económica o practicando los dos idiomas extras que exige esta oposición. «El inglés lo llevo mejor y lo practico con lectura, podcasts y películas. Para el italiano voy a una academia», cuenta. También tiene una preparadora que le ayuda y que le advirtió desde el principio que no se dejase condicionar por ritmos de nadie. «Actualmente hay mucho postureo opositor, pero soy muy ajena a ello», destaca.
«Después de dar algunas vueltas en el mercado laboral decidí opositar con el fin de tener un trabajo fijo, porque en la empresa privada nunca sabes si será tu último día», expresa Vicky García. «Yo estudié Ciencias Biológicas pero, más recientemente, he trabajado con temas relacionados con banca y lo que he aprendido me gusta y me animó a opositar a Agente de Hacienda».
Esta oposición consta de dos exámenes, uno de 100 preguntas tipo test que dura una hora y otro de supuestos prácticos. «El primero es el que hace la criba porque hay que tener los conceptos muy claros y mucha práctica para completarlo en el poco tiempo que dan», destaca. «Por eso paso la mayor parte del tiempo haciendo simulaciones de test cuando estudio».
García lleva dos años preparándose, pero confiesa que hasta hace unas semanas no ha hincado codos en serio. «Antes solo estudiaba los fines de semana y me he dado cuenta de que si no lo haces todos los días es imposible sacar el temario adelante».
También se ha apuntado a una academia, pues la opción de prepararse por su cuenta no le ha dado los frutos esperados. Su objetivo es estudiar mínimo tres horas diarias mientras mantiene su empleo a media jornada y se mantiene económicamente.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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