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Ana era de las que se negaba a ir a la compra con carrito. Prefería cargar con las bolsas. Lo veía de señoras mayores, como de abuelas. «Puede parecer una tontería, pero me daba hasta vergüenza ir por la calle con uno. Como que no ... pegaba nada conmigo», reconoce con cierto pudor esta enfermera viguesa de 31 años. Pero llegó el confinamiento y el supermercado se convirtió en lugar de peregrinación diaria y uno de los pocos sitios donde se podía socializar. Zara lo vio muy claro e incluyó un par de modelos de carrito en su tienda online a finales del pasado mes de octubre. Su más que exitoso lanzamiento –se agotaron en unos días a un precio de 49,95 euros– dio una vuelta de tuerca al concepto de ir a la compra que se tenía hasta el momento al convertir el clásico carro de ruedas en un complemento de moda, al que ya se han sumado cadenas tan populares como Parfois, además de pequeñas firmas artesanales, que apuestan por modelos personalizados.
Una de las claves del éxito de los sacos comercializados por el buque insignia de Inditex es precisamente su diseño, mucho más moderno y sofisticado que los clásicos carritos con estampados de cuadros o combinaciones no tan apetecibles que acostumbrábamos a ver en las entradas de los supermercados. «Por fin un modelo cómodo, práctico y... bonito» se podía leer en los comentarios de las redes sociales para describir los carros plegables y de tela acolchada con los que la multinacional arrasó el pasado invierno.
«La estética es muy importante, sobre todo para un determinado tipo de público que no quiere llevar los carros de toda la vida porque considera que no van con su estilo», mantiene Sonsoles Varela, propietaria de 3dequatro, una firma artesanal de complementos textiles que no ha dudado en incluir los carritos de la compra entre sus productos personalizables. «El cliente elige la tela y nosotras confeccionamos el saco a su gusto. Desde lonas en color crema con estampado de rayas o detalles en cuadritos vichy para el verano a sacos tipo chubasquero para el invierno. Vendemos el carro completo, pero también hacemos sacos adaptados a todo tipos de chasis», explica la artesana pontevedresa.
Las empresas especializadas en la fabricación de este tipo de carritos aplauden este cambio de tendencia y se suman a las grandes cadenas con una nueva oferta adaptada a los gustos y necesidades de esta recién incorporada clientela, más preocupada por aspectos como el diseño o la sostenibilidad del producto. Solo Rolser, referente mundial en la fabricación de chasis y sacos, ha incorporado este año un total de 320 nuevas referencias a su ya amplísimo catálogo.
«En realidad, nosotros siempre hemos luchado para que el carro sea considerado como un elemento de moda. De hecho, la presentación de las colecciones en la feria de Frankfurt se hace en pasarela, pero no cabe duda de que el hecho de que las grandes cadenas incorporen los carritos de la compra a su oferta ayuda a que resulten más atractivos para un determinado perfil de público», aclara Joan Server, presidente ejecutivo y fundador de la empresa Rolser, que además de sus modelos propios fabrica para otras marcas como Carolina Herrera o los chasis que compran empresas como la de Sonsoles Varela para sus sacos artesanales.
Al margen del diseño de los sacos, el responsable de la firma alicantina también atribuye este 'boom' que vive el sector a una mayor concienciación ecológica y al incremento de las compras de cercanía a raíz del coronavirus. «La pandemia ha cambiado los hábitos de consumo de mucha gente, sobre todo de los más jóvenes, que se han dado cuenta por pura necesidad de las ventajas de llevar un carro, no solo para evitar el uso de bolsas de plástico sino porque resulta realmente práctico».
Chasis con cuatro ruedas, con dos, específicos para subir escaleras, otros con ruedas giratorias, pleglables, con bolsa para congelados, con cartera... Las posibilidades son múltiples. «Tenemos un público muy fiel que es el ama de casa de mediana edad que suele comprar el carro de la gama Termo, mientras que los clientes más jóvenes prefieren los sacos confeccionados con materiales reciclables y con un diseño más moderno», precisa Server.
Las diferencias a la hora de elegir un modelo u otro no son únicamente generacionales. También varían en función de los países. «En España funcionan muy bien los colores alegres. Sin embargo en Alemania son de tonos austeros como el negro, el gris o el marino. En Japón, por ejemplo, vendemos carros más pequeños y bajitos, mientras que en EE UU ocurre todo lo contario», precisa el fundador de Rolser.
El carro de la compra no solo se usa para ir al supermercado. Cada vez son más las personas que también lo utilizan para ir a la playa. «Tenemos bastantes encargos para el verano. Resulta muy cómodo porque entran todos los bártulos y además es muy fácil de transportar», explica Sonsoles Varela, propietaria de la firma artesanal 3dequatro. En su taller de O Porriño (Pontevedra) confeccionan tanto sacos impermeables para el invierno como de lona para el verano. «El chasis es el mismo, solo hace falta cambiar el saco». Otro de los modelos que triunfa para la playa es el Termo de Rolser, donde además de las toallas y demás enseres puedes llevar la comida y la bebida.
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