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Calzoncillos debajo del bañador: la antihigiénica moda de la generación Z

Moda de los calzoncillos bajo el bañador

Calzoncillos debajo del bañador: la antihigiénica moda de la generación Z

Este verano seguro que han visto en la playa esta costumbre, no exenta de inconvenientes

Daniel de Lucas

Miércoles, 21 de agosto 2024

Si han pisado las playas este verano ya se habrán dado cuenta de que ha vuelto una vieja moda que triunfó allá por los años 90, pero que ahora lucen los más jóvenes. ¿Se han fijado en que hay algo que les sobresale por encima de la cintura del bañador? Sí, es la goma del calzoncillo. Y ojo, porque no es algo residual, sino que ha calado hondo entre la juventud masculina.

El origen de esta tendencia lo encontramos en la cultura del surf. El bañador que se utiliza para competir en este deporte, a pesar de estar hecho de un tejido de secado rápido y antiirritaciones, no dispone de redecilla interior. Así que muchos surfistas se ponen los calzoncillos debajo para mejorar la sujeción. Luego, fue el diseñador Calvin Klein el que invitó a exhibir la ropa interior por encima de la exterior en los 90 para que se viera el poderío y el (buen) gusto. Y a partir de ahí se extendió:ya daba igual si tus gayumbos eran Calvin Klein, Gucci o Confecciones Mari.

«En las piscinas es especialmente problemático, tanto como entrar al agua con los calcetines usados»

Jaime González del Tánago

Dermatólogo de IMQ

Las razones por las que ahora se ha sumado la generación Z a esta tendencia son variopintas. Además de por moda, algunos sostienen que la redecilla de los bañadores les provoca irritación, como a los 'surfers'. Otros persiguen una mejor retención ante el riesgo de que se les vea lo que no quieren. Y también quien confiesa que se siente más seguro si tiene que disimular una erección involuntaria, su mayor temor.

Doble capa, mayor humedad

¿Qué dice la medicina? Es un tema de debate recurrente, aunque los dermatólogos y urólogos lo tienen muy claro desde hace años: no debemos llevar ropa interior bajo las prendas de baño. «Lo desaconsejamos por varias razones, tanto de salud como higiénicas», defiende Jaime González del Tánago, dermatólogo de IMQ. El calzoncillo, bajo el bañador, permanece húmedo durante más tiempo y esto es perjudicial para la piel, ya que facilita la irritación cutánea y las infecciones. «La combinación de humedad y calor es el caldo de cultivo perfecto para bacterias y hongos», precisa. Y si esto pasa, las consecuencias son de todo menos agradables: «Se pueden manifestar con síntomas de picor persistente, mal olor, rojez y descamación», describe el especialista.

Otro aspecto a tener en cuenta es que la composición del calzoncillo no está diseñada para sumergirse en el agua y se nota. Javier del Águila, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública en el Centro Nacional de Epidemiología (CNE), explica que esta circunstancia origina varios problemas.

Compuestos de materiales como el algodón, los calzoncillos tardan mucho tiempo en secarse y eso aumenta el tiempo en que la piel está en contacto con la humedad. En contraposición, los bañadores están hechos con tejidos sintéticos y finos que permiten un secado relativamente rápido. Y la combinación de ambos riza el rizo: «El calzoncillo bajo el bañador forma una doble capa que hace que persista esa humedad todavía más tiempo», añade el dermatólogo de IMQ.

Entre las afecciones que podemos sufrir si nos bañamos con ambos puestos están los incómodos eccemas, las molestas erupciones, además de las ya mencionadas infecciones por hongos. Todas ellas son bastante fastidiosas y se pueden agravar si, además de agua, estas prendas atrapan en su interior otro elemento muy presente en la playa: la arena.

Una cuestión práctica

Otra cosa que suele pasar es que al tener dos prendas en vez de una y hacer calor, se suda más. Esto hace que proliferen los olores, señalan los expertos. Y no por culpa del bañador, cuya redecilla está diseñada precisamente para evitar esto, sino por el calzoncillo.

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Pero no todas las razones para olvidarse de esta tendencia son de salud. También las hay de funcionalidad: la ropa interior aumenta considerablemente su peso al mojarse, provocando una mayor incomodidad a su portador. E incluso podría restringir la circulación sanguínea si la prenda es muy ajustada.

Exponer los calzoncillos de forma frecuente a la sal, el cloro o la arena también puede dañar las fibras más rápido de lo que se desgastarían de forma normal. Y, a su vez, un tejido dañado puede favorecer los roces. Además, si nos hemos dejado un pico en prendas interiores de marca, su vida útil se reducirá, con la consiguiente pérdida de dinero que eso conlleva.

Cuando esta práctica se lleva a cabo en la piscina, hay que añadir un último factor negativo:la suciedad acumulada en un calzoncillo va a permanecer en el agua donde se bañan otras personas y ese líquido, posiblemente contaminado por bacterias, les provocará infecciones a esos otros bañistas. En estos casos, «su uso es especialmente antihigiénico», destaca González del Tánago. «¿Acaso veríamos normal que alguien entrara al agua con calcetines usados?», se pregunta.

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