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«Lo primero que hizo mi hijo cuando le castigamos sin jugar a la consola fue destrozar el teclado de mi ordenador. Lo hizo para provocarme. Le solté un bofetón y se lió gorda. Dice que nos odia y que le hemos destrozado la vida». «Cuando juega se convierte en otra persona. Me cuesta reconocerla. Grita, insulta, no hace más que soltar tacos todo el rato...». «Durante el confinamiento engordé ocho kilos. Me pasaba horas jugando online. Comía cualquier cosa y no me levantaba de la silla ni para ir al baño». «Sufro una tendinitis crónica de tanto usar los mandos». «Es una pelea continua para que apague la consola y se meta en la cama. Nunca le parece suficiente y cuando le castigamos sin jugar reacciona de una manera que asusta. Cualquier día tiro la videoconsola por la ventana». ¿A que usted también lo ha pensado alguna vez? Pues calma. «Que van a jugar es prácticamente inevitable, así que lo importante es que lo hagan de la forma más saludable posible y siendo conscientes de sus consecuencias», señala el doctor Luis Delgado, asesor médico de la Fundación Mapfre y especialista en el tratamiento de lesiones y enfermedades vinculadas a los videojuegos.
Y volvemos a lo de siempre. El problema no es la consola sino «el mal uso y abuso» que se hace de ella. De hecho, hay estudios que señalan que jugar dos o tres horas a la semana –sí, a la semana– «mejora nuestra agilidad mental motora» y tiene muchos beneficios a nivel cognitivo. La clave, como casi siempre, está en la «moderación», un concepto tan fácil de entender como difícil de llevar a la práctica, sobre todo cuando hay un videojuego de por medio. «Un chaval de menos de 12 años no debería jugar más de una hora al día. Como padres debemos negociar un horario y hacer que se cumpla. En el caso de los mayores, lo ideal sería que no pasasen más de dos horas delante de la pantalla», alerta Delgado.
Pero ocurre y a veces se complica más de lo deseado. De hecho, la organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó hace un par de años en su catálogo de enfermedades internacionales el trastorno por videojuegos, que se produce cuando la persona afectada deja de lado todos sus hábitos de vida por jugar. «Alteran por completo los horarios de sueño, de las comidas, dejan de hacer deporte, de salir con los amigos... En los casos de adicciones más extremas pueden estar jugando hasta que el cuerpo aguante. No es nada raro que los fines de semana hagan sesiones maratonianas de más de 24 horas», señala Delgado, acostumbrado a tratar a muchos pacientes con este tipo de patologías.
Los datos
Los videojuegos producen en los jugadores un estímulo de recompensas a nivel emocional que hace que les resulte adictivo. «Hay chavales que se quedan totalmente enganchados. Lo primero que hacen en cuanto llegan a casa, antes incluso de pensar en comer, es encender la consola y ponerse a jugar hasta que sus padres se la quitan. Y si la tiene en su cuarto, se acabó. Ahí si que ya no hay ningun tipo de control. Los jugadores adultos –añade el especialista– suelen tener muchos problemas de obesidad porque normalmente se alimentan a base de comida basura y bebidas hipercalóricas». En este sentido, el asesor médico de la Fundacion Mapfre llama la atención sobre el aumento del consumo de bebidas alcóholicas entre los 'gamers' de mayor edad «Es una forma de hacer botellón y jugar a la vez», alerta.
Para evitar precisamente que la afición a los videojuegos derive en una adicción o en algún tipo de lesión, el doctor Delgado ha elaborado una serie de recomendaciones para promover hábitos saludables entre los 'gamers'.
El descanso es fundamental. Se deben mantener unos hábitos de sueño saludables y dormir entre siete y ocho horas, incluido el fin de semana. «Muchos aficionados juegan hasta altas horas de la madrugada y después tienen muchas dificultades para conciliar el sueño».
Hay que tener mucho cuidado con los ojos. El estar mirando al monitor de manera ininterrumpida hace que se fatigue mucho la vista. «Además, como los jugadores suelen estar en tensión vigilando cualquier cosa que pasa en la pantalla, parpadean menos de lo normal y eso hace que los ojos se sequen e irriten», explica el doctor Delgado. Una de las técnicas más utilizadas para tratar el síndrome visual informático es la regla 20-20-20, que consiste en que cada 20 minutos apartemos la mirada de la pantalla y miremos a un objeto situado a una distancia de 20 pies –algo más de seis metros– durante un periodo de 20 segundos. De esta manera, se logra que los ojos no estén enfocando tanto tiempo seguido a corta distancia y la vista descansa. «En el caso de los 'gamers' me conformo con que miren por la ventana cada hora. ¡Y los que necesiten gafas, que se las pongan!», recuerda el médico.
La iluminación de la habitación donde se juega es muy importante. «La pantalla no debe colocarse nunca delante de una ventana, porque la luz que entra por ella nos deslumbra. Lo más recomendable es usar una luz de fondo que ilumine toda la habitación. Prohibido jugar a oscuras».
La mayoría de 'gamers' usan cascos para jugar online a un volumen más alto del necesario. «Y además gritan mucho entre ellos –también se insultan y pelean, pero ese ya es otro tema–, lo que hace que se sobrecargue el sistema auditivo. En consulta estamos viendo una tendencia al alza de los casos de envejecimiento precoz de la audición».
«Lo de comprar una silla 'gamer' no es ninguna tontería», señala el especialista. Su diseño está pensado precisamente para que el jugador pueda estar cómodamente sentado durante horas delante de una pantalla. «Tiene soporte a nivel lumbar, cervical y de los costados, de manera que el jugador está embutido en la silla y eso le permite poder estar mucho tiempo sin que el cuerpo se resienta», señala Delgado. Otra cuestión importante es cómo hay que sentarse. Las rodillas deben formar un ángulo recto con las piernas y los pies tienen que estar apoyados en el suelo. Nunca colgando.
Es recomendable levantarse y mover el cuerpo cada hora, como mínimo. El sedentarismo es uno de los mayores problemas de los aficionados a los videojuegos. Tanto es así, que ya se han descrito casos de 'gamers' con síntomas similares al 'síndrome de la clase turista' por estar horas y horas sin levantarse de la silla. «Las personas obesas también pueden tener problemas de varices y trombos».
Al igual que ocurre con el sueño, es muy importante respetar los horarios de las comidas y no cambiar los hábitos alimenticios. «Y nada de comer delante del monitor», alertan los especialistas. «Primero, porque se suele comer comida basura –pizzas, hamburguesas, patatas fritas, bollería...– y, segundo, porque se come más cantidad de la cuenta. Asociamos el placer de la comida con el del videojuego y no paramos cuando estamos saciados sino cuando ya no podemos más», alerta Delgado. Hidratarse también es muy importante, pero con agua. Nada de bebidas azucaradas, ni estimulantes. La alimentación es uno de los aspectos más descuidados por los jugadores. De hecho, cuando el doctor Delgado hizo los chequeos a los jugadores de la liga profesional le llamó la atención el alto nivel de colesteral y de trastornos de azúcar de muchos de los participantes. «Hay que tener mucho cuidado, porque a largo plazo se traduce en problemas cardiovasculares».
Campaña El popular streamer –comentarista, para los profanos en la materia– Manute será el encargado de moderar una campaña organizada por la Liga de Videojuegos Profesional (LVP) y la Fundación Mapfre para promover hábitos saludables entre los millones de aficionados a los videojuegos de todo el mundo. La iniciativa 'Feel good, play better', contará con profesionales de diferentes campos que trasladarán a 'gamers' de todas las edades recomendaciones para mejorar no solo la salud física sino también mental.
El mundo de los 'gamers' profesionales es muy similar al de cualquier deportista de élite. «Sus hábitos de vida no tienen nada que ver con los de un chaval que juega en su casa. Viven de esto y tienen que cuidarse mucho tanto física como mentalmente para poder rendir al máximo en las competiciones internacionales. Esta gente tiene sus propios dietistas, fisioterapeutas, psicólogos... y hacen sus horas obligatorias de ejercicio físico y descanso», explica el doctor Luis Delgado, uno de los médicos que chequea la salud de las estrellas de la Liga de Videojuegos Profesional (LVP). Dentro de los equipos profesionales, hay jugadores que han experimentado verdaderos cambios físicos para poder aguantar la presión y exigencias de la competición. «Un 'gamer' puede poner su corazón al mismo nivel de frecuencia cardiaca que una persona que corre una maratón y tiene un desgaste cardiovascular similar al de un piloto de Fórmula-1. La descarga de adrenalida durante las partidas es brutal, por eso deben llevar una vida ordenada y saludable. Es muy raro que un jugador profesional se alimente a base de comida basura o no duerma lo suficiente. Saben lo que se juegan y por eso se cuidan», explica Delgado.
De lo que no se libran es de las lesiones propias de su profesión. «Las más habituales son de tipo articular –tendinitis, síndrome del túnel carpiano, codo de tenista, lumbalgia...– causadas por la cantidad de horas que pasan sentados, los movimientos repetitivos para usar los mandos y la tensión acumulada en las competiciones».
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